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Con la fiesta de la Guelaguetza, la entrega de las Presea Cervantina y la Presea Eugenio Trueba Olivares, y las palabras inaugurales de varias funcionarias, entre ellas Mariana Aymerich, directora de Promoción y Festivales Culturales, y Claudia Curiel de Icaza, secretaria federal de Cultura, arrancó la edición número 52 del Festival Internacional Cervantino que este año tiene como invitados estelares a Oaxaca y Brasil.
Uno de los momentos más relevantes de la ceremonia fue la entrega de las preseas: la Cervantina para Hilda Corona de Gómez Leal y Guillermo Gómez Leal, quienes han estado en casi todas las ediciones del festival (provenientes del Estado de México, desde hace 49 años asisten ininterrumpidamente). Mientras que la presea Eugenio Trueba Olivares, que se entrega a periodistas destacados fue para Hilda Josefina Anchondo Villalobos y Roberto Morales.
En su participación, Aymerich habló de la voluntad de hacer un festival extraordinario: “El arte, la cultura, la sensibilidad, la belleza y la creatividad nos reúnen para compartir un espacio y un tiempo que nos permitan desarrollarnos”, dijo, en uno de los varios momentos de su discurso en los que se le entrecortaba la voz.
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Mientras que Curiel de Icaza celebró la presencia de los invitados de honor de este año, Brasil y Oaxaca, a quienes calificó como hermanos culturales, y mencionó algo que desde el principio enmarca esta edición del Cervantino: los 190 años de relaciones bilaterales de México y Brasil. "Vamos a ver una mezcla interesante de contenidos de culturas semejantes que pueden aportar desde muchos lugares y a la vez esas sinergias nos pueden arrojar nuevos caminos de repensar la cultura y el mismo arte”.
En el evento también ofreció unas palabras Libia Dennise García, gobernadora de Guanajuato y primera mujer en inaugurar el Festival que, este año y en sus palabras, tiene "rostro de mujer".
Media hora después se llevó a cabo el espectáculo inaugural: la fiesta de la Guelaguetza en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas (la ceremonia fue en uno de sus salones).
"Oaxaca está presente", dijo Juana Hernández López, embajadora de la fiesta de la Guelaguetza, en los primeros minutos de la presentación, a la que se dieron cita 16 pueblos originarios y representantes mixtecas, zapotecas y afromexicanos.
Con la música de vientos, interpretada desde el fondo del escenario, sobre la tarima, la presencia de Oaxaca cobró fuerza. Antes, en la primera sección del auditorio, se colocaron tres muñecos gigantes de cartón entre el público.
Decenas de jóvenes vestidos de blanco y con un pañuelo rojo al cuello esperaron su turno de subir al escenario, mientras que los bailarines, en concentración, aglutinados, bailaron, giraron y movieron figuras sobre sus cabezas: cruces, estrellas, un globo blanco gigante con la leyenda "Genoveva Medina Chinas Oaxaqueñas".
La voz del narrador, a lo lejos, fue una especie de batuta de los movimientos colectivos de la primera delegación que bailó. "¡Viva la Guelaguetza! ¡Viva Oaxaca! ¡Viva Guanajuato! ¡Viva el Cervantino!", dijo el narrador.
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Los jóvenes vestidos de blanco se levantaron,con sus instrumentos para tomar el escenario, y hombres y mujeres desfilaron, agitando sus sombreros en el aire. El baile de ellos, quizá 20 o 30 personas en la mira del público, fue el rito del amor. Con una mano las mujeres sostuvieron una punta de la falda y la ondearon.
En el micrófono de la cantante se escuchó: "Para llegar a Pochutla tuve que besar el cielo", uno de muchos versos. Después de apagar las luces y darle paso no sólo a la música de la Región Costa, siguieron canciones y ritmos característicos de la región Mixteca, Juchitán y el Istmo.
La aglomeración de gente afuera de la Alhóndiga era atípica: cientos y cientos de personas que cubrieron largos tramos de los alrededores. Una muralla infranqueable de espectadores curiosos. De camino al Centro, entre familias, estudiantinas, extranjeros, jóvenes y parejas tomadas de la mano, hubo vida en los callejones y pendientes que desembocaron en la noche de Guanajuato capital, una noche que recién empezaba.
melc