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Ocultas por 80 años, las imágenes de santas y santos mártires que, desde las alturas, custodian el presbiterio del Templo de Nuestra Señora de la Asunción, en la localidad michoacana de Santa María Huiramangaro, han visto de nuevo la luz gracias a un equipo de profesionales en restauración y conservación del patrimonio cultural, quienes develaron una ornamentación con cuatro siglos de historia.
La culminación del rescate pictórico de la cubierta de la parroquia deriva de la colaboración entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Fondo de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por conducto del Centro INAH Michoacán, con el Ayuntamiento de Pátzcuaro, el Comité Adopte una Obra de Arte AC, en dicha entidad, y la comunidad.
La perito-restaurador del Centro INAH Michoacán y supervisora de los trabajos, Laura Elena Lelo de Larrea López, explicó que “este proyecto permitió recuperar una obra extraordinaria en la cubierta horizontal del altar mayor, y descubrir la rica evolución artística, técnica e iconográfica que ha marcado a este recinto religioso”.
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La intervención reveló una rica y colorida iconografía con tres capas pictóricas superpuestas. La más antigua, del siglo XVI, corresponde a la creación del conjunto de imágenes que, entre otros, representan las figuras de los santos Pedro y Pablo, las santas Catalina de Alejandría y Águeda de Catania, y la Sagrada Familia, con Jesús niño portando el hábito franciscano.
La temática exalta a los mártires, es decir, pone de ejemplo la vida de aquellos primeros hombres y mujeres que se convirtieron al cristianismo y que, al momento de su muerte, alcanzaron la salvación divina.
La especialista abunda que estos personajes, que coronan el presbiterio del Templo de Nuestra Señora de la Asunción, conforman una hagiografía (historia de la vida de los santos) pocas veces vista en Michoacán, pues cayó en desuso en el siglo XVII, cuando se privilegiaron temas relacionados con la Virgen María, Cristo o un santo en particular.
Su restauración, dice, forma parte de una iniciativa mayor para proteger y rehabilitar los bienes patrimoniales resguardados en esta iglesia, como lo fue un par de retablos de estilo plateresco, intervenidos en 2022 y 2023.
Lelo de Larrea comenta que similar a lo ocurrido en estos retablos, durante la intervención de la cubierta horizontal, se observó que esta fue objeto de una remodelación durante los años 40 del siglo XX, cuando se le aplicó un repinte general de pintura blanca, con diseños en azul, “una redecoración que provocó la alteración de la fisonomía del lugar”.
Al avanzar en estas labores, supervisadas por el Centro INAH Michoacán, las restauradoras a cargo de la intervención, Joselia Cedeño Paredes y Gabriela Fernanda Contreras González, constataron la existencia de tres capas pictóricas distintas, en el entablado del presbiterio.
La mencionada capa del siglo XVI es una pintura al temple con la que se trazó a los personajes, que fueron pintados con delgadas veladuras, visibles en las aureolas y paisajes de fondo. En la siguiente centuria, sobre las vestimentas de los personajes, se colocó óleo en tonalidades vibrantes, como verdes y naranjas, para resaltar los volúmenes.
Ya en el siglo XX, se utilizaron pinturas acrílicas para retocar las encarnaciones y los rostros de las figuras, que habían sido parcialmente borrados en años anteriores. Al respetar en gran medida el boceto inicial del siglo XVI, estos repintes tuvieron como intención primordial embellecer la ornamentación del presbiterio.
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Joselia Cedeño y Gabriela Contreras refieren que la atención de los tablones y molduras de la cubierta implicó diversas acciones: limpieza de polvo y deyecciones de aves, fumigación contra insectos xilófagos, consolidación de galerías con cola de conejo, colocación de injertos de madera, reforzamiento de las tablas con ensambles, eliminación de los repintes modernos, así como reintegración cromática con pinturas al barniz en faltantes de la capa pictórica.
Con los procesos técnicos antes descritos, también se restauraron canes, tabicas y cordones franciscanos, elementos que conforman el arranque de la techumbre exterior del templo.
Estos resultados representan un avance significativo en la recuperación del ajuar religioso del Templo de Nuestra Señora de la Asunción; no obstante, el siguiente desafío será la intervención del retablo colateral faltante, ubicado en el presbiterio, al cual seguiría la correspondiente a la cubierta horizontal de la nave del templo, donde la policromía virreinal permanece oculta.
melc