A partir del proyecto doctoral de la investigadora Nadine Vera Bérenger, de la Universidad Paris-Saclay, quien se acercó a EL UNIVERSAL para analizar su colección de telefotos —imágenes de contenido noticioso que se enviaban por radio o cable en la era antes del Internet—, ahora es el laboratorio especializado en patrimonio cultural del Instituto de Física de la UNAM quien los estudia para su conservación.
Diversas piezas que retrataron a personajes tan distintos como el Papa Juan Pablo II y el Ku Klux Klan y que son parte del Archivo Fotográfico de esta casa editorial, fueron estudiados en febrero pasado en el Instituto de Física en Ciudad Universitaria, Coyoacán, que es una de las sedes del Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (LANCIC), el cual ha trabajado en la conservación de importantes piezas históricas, como el estandarte de Hernán Cortés, el Acta de Independencia mexicana y murales de Diego Rivera.
En el LANCIC, donde un equipo de académicos resuelve interrogantes esenciales para conservar toda clase de piezas históricas, se realizaron pruebas a una gran selección de telefotos como seguimiento al estudio de Nadine Vera Bérenger que busca el rescate de documentos visuales de valor histórico y periodístico.
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El trabajo de los especialistas consiste en descubrir qué técnicas o tecnología se emplearon en la manufactura de esos objetos y el estado de alteración en que se encuentran, así como la procedencia de sus componentes, para después formular estrategias de prevención o de intervención, todo en colaboración con restauradores.
José Luis Ruvalcaba Sil, doctor en Ciencias por la Universidad de Namur y quien está a cargo de este análisis, explicó en entrevista las actividades del laboratorio y el proceso al que fueron sometidos las diversas telefotos del Archivo Fotográfico de EL UNIVERSAL.
El especialista detalló que él y su equipo siguieron una estrategia que combinó dos métodos basados en formas de energía electromagnética para establecer qué técnicas se usaron en la fabricación de las telefotos, una para conocer los compuestos y otra para identificar los elementos químicos presentes en ellas.
Ruvalcaba Sil aclaró que cada tipo de luz provoca una respuesta: “Es lo que aprovechamos desde la física, el cómo reaccionan los materiales ante la luz para saber de qué están hechos”.
Para la primera técnica, la fluorescencia de rayos X, pone el ejemplo de las radiografías, imágenes que se generan gracias a que los rayos X son luz de mucha energía que atraviesa el cuerpo humano.

Del mismo modo, a las telefotos les proyectaron rayos X, pero a una escala mínima. A este fenómeno en que la luz de rayos X excita los átomos se le conoce como ionización, explicó el especialista.
Lo más relevante es la reacción, ya que para volver a su estado normal tras la ionización, los átomos emiten luz a su vez, fenómeno del que viene el nombre de la técnica.
Esa fluorescencia final, continuó el experto, aporta información valiosa, ya que cada elemento químico tiene una energía específica que permite diferenciarlo del resto, como si fueran sus huellas digitales. Así, este primer método logró indicar los elementos que contienen las telefotos y en qué concentración.
La segunda técnica la que fueron sometidas las piezas del Archivo Fotográfico de esta casa editorial fue la espectrometría de luz infrarroja. En comparación con los hornos de microondas, en que las ondas de luz calientan la comida porque hacen girar sus moléculas, la luz infrarroja hace vibrar las moléculas.
En este caso, la infrarroja hace vibrar las moléculas de las telefotos y el equipo del Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural midió la luz característica que tuvo que “absorberse” para ello.
La información obtenida corresponde a los compuestos químicos, por ejemplo compuestos orgánicos, como la celulosa del papel (si el soporte fuera de ese material) o sus aditivos blanqueadores y abrillantadores.
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El doctor José Luis Ruvalcaba Sil explicó que este proceso es crucial pues, aunque a simple vista todas las telefotos parezcan papel y tinta convencionales, su conservación será muy diferente si el soporte es plástico en lugar de papel, o si se trata de papel termosensible que, igual que los tickets de compra, no usan tinta para formar imágenes.
Diversos retos le aguardan a esta investigación, dijo el especialista, quien resaltó que las bases de datos que requieren para contrastar sus datos son más abundantes en campos como la pintura.
Actividades como la investigación histórica sobre máquinas y procesos, la comparación con los datos de estudios similares en Francia y coadyuvar en la identificación de técnicas son tareas que realiza la investigadora Vera Bérenger.
Las respuestas que obtengan a lo largo de los siguientes meses servirán para estimar qué tan durables son las telefotos, qué tan estables son los soportes y las imágenes que contienen y qué medidas se pueden tomar para su conservación.
Tras estos estudios preliminares, el doctor Ruvalcaba comentó que quizá realicen pruebas complementarias a mediano plazo para conocer la degradación de la imagen cuando le den seguimiento al caso, cuyas conclusiones se tendrán en un par de meses más.