A paso firme e impulsada por el amor presidencial, nos cuentan, Victoria Guillén Álvarez, quien desde finales de junio —aunque no se ha hecho oficial— dirige la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), ha tenido a su cargo la elaboración de los nuevos libros de educación básica. Sí, se trata de los mismos libros que Marx Arriaga, director general de Materiales Educativos de la SEP, tuvo la ocurrencia de rediseñar al vapor sin ofrecer a los maestros participantes más pago que una constancia que ni valor curricular tiene. Pero más allá de estar al frente de la elaboración de los libros que según el Presidente están a punto de terminar y ya se están distribuyendo, Victoria Guillén, quien en los 90 dirigió la imprenta del PRD y hasta hace un mes dirigía Impresora y Encuadernadora Progreso (IEPSA), se convertirá en la zarina de la impresión oficial en México, pues desde Conaliteg, como ya se veía venir y como confirmó ayer el Presidente, controlará todas las imprentas del gobierno, las de Hacienda, Gobernación y Educación Pública; ahora nomás habrá que ver si ya también tomó control los Talleres Gráficos de la Nación, con lo que se convertirá en Doña Imprentas. A Guillén Álvarez la acompaña, nos cuentan, una acusación penal, de 2006 —que no prosperó— por ocultar información pública sobre el costo de propaganda impresa en Corporación Mexicana de Impresión SA de CV (Comisa), que ella dirigía, y que, dicen, tenía que ver con el origen y monto total de recursos con los que se financiaron los comics Historias de la Ciudad, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, así como acusaciones laborales por despidos sin liquidación en Comisa.