"Yo, Domenge", el libro de arte que congrega el universo escultórico, artístico y vital de la escultora mexicana Yvonne Domenge —creadora de piezas tan emblemáticas como "Dimensión V", escultura metálica creada para el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares; "Virus AH1N1", para el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, o "Listones de la emperatriz", pieza en acero al carbón para el Palacio Nacional— aparece a cinco años de su muerte, ocurrida el 27 de septiembre de 2019, como un homenaje a su legado artístico.
El volumen cuya investigación documental y curaduría es de Fernanda Muñoz Castillo, se fue construyendo durante más de cinco años, al tiempo que se realizaba la catalogación y registro del archivo personal y artístico de la creadora nacida en 1946, y del catálogo razonado que actualmente elaboran. Obras que en conjunto permitirán dar cuenta del universo creativo de esta artista mexicana que fue la primera escultora en exponer en Millennium Park de Chicago.
“La de Yvonne fue una carrera artística corta, como a muchas mujeres nos sucede, en un inicio, pues primero somos madres y después somos profesionales. Yvonne empezó su carrera tarde no porque no tuviera la capacidad, sino porque así se daban los tiempos”, señala Muñoz Castillo, quien asegura que en sus inicios Yvonne Domenge firmaba sus esculturas con su nombre completo, pero posteriormente, cuando empieza a trabajar de manera más profesional y “al tú por tú con ciertos artistas escultores, sobre todo de escultura monumental, decidió quitarse el Yvonne, por eso el título del libro es "Yo, Domenge. Ella decía": ‘Yo no quiero que la gente juzgue mi obra porque si soy hombre o soy mujer, soy lo que sea, yo simplemente soy Domenge’. De ahí que el título es muy profundo. Nunca le gustó a ella la cosa feminista, pero al mismo tiempo era muy feminista a su modo”, afirma Muñoz Castillo.
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Chantal Couttolenc, hija de la artista y directora del Estudio Yvonne Domenge asegura que su madre no era feminista, pero era muy defensora de lo que las mujeres pueden lograr, “de que ‘a pesar de ser mujer’ podía perseguir su sueño de ser escultora y además de ser escultora monumental”.
Desde Estudio Yvonne Domenge mantienen vivos proyectos para enaltecer más la obra de la escultora. Están en proceso de catalogación de la obra escultórica de la artista —siguen teniendo hallazgos—, hasta ahora tienen registrados más de 2 mil dibujos y más de 2 mil obras, sin contar moldes y maquetas.
“Realmente el catálogo llevamos muchos años realizándolo y hasta la fecha todavía nos falta información, pero se ha hecho a la par con este libro y ahora lo que estamos haciendo es no solamente registrar la pieza, sino el documento que acompaña a la pieza: el dibujo, el proyecto, los planos, las fotografías del proceso y la ubicación actual, es un proyecto muy ambicioso, pero muy enriquecedor y muy necesario”, afirma Fernanda Muñoz, quien asegura que Yvonne Domenge fue una artista que no se reconoció tanto en su tiempo.
“Creo que es nuestra responsabilidad que México conozca a una artista mexicana que realmente puede dar mucho para las futuras generaciones”, asegura.
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Su misión es dar a conocer a las nuevas generaciones y a quien aún no la conoce, la obra de la escultora que antes que en México primero tuvo un reconocimiento internacional. Fue seleccionada para representar a México en 2010, en el Bicentenario de la Independencia de México, en Millennium Park de Chicago, un maravilloso lugar en el que conviven todas estas diferentes culturas y que tiene más de 10 millones de visitantes al año. “La seleccionaron a ella y en México nos enteramos un poquito de refilón. Además, su nombre, por el Domenge parece francesa, pero no, era muy mexicana y muy orgullosa de México, país por el que tenía un amor increíble”, apunta Muñoz Castillo.
Chantal Couttolenc dice que su madre era muy mexicana y muy internacional. “Ella misma decía ‘yo hago barrio’, estaba rodeada de todo un equipo que era, en su forma personal, su barrio, que le ayudaban en todo. Se relacionaba desde con los clientes hasta con el ebanista, el pintor. Era una persona de un gran corazón, un gran carácter, terca, intensa, decidida. Incluso para mí, ya trabajando aquí con ella, era muy difícil decirle no”.
En esa labor es fundamental el trabajo que hace Chantal desde el Estudio Yvonne Domenge. Asegura que el taller de su madre sigue vivo y activo y que además están a punto de terminar la estructura de la Fundación Yvonne Domenge que seguirá trabajando en el impulso a jóvenes artistas, a investigadores y a trabajar en la restauración de obra monumental de la artista tanto en México como en el extranjero, para lo cual se apoyarán en el catálogo razonado que incluirá la hoja de registro con todos los datos de dónde está cada obra y en qué situación se encuentra.
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Y ahí la vinculación con este libro Yo, Domenge que busca enaltecer la obra de la artista al mostrar el proceso creativo de sus obras, su vida, y el estudio de su obra escultórica a través de críticos de arte como Luis Martín Lozano, Luis Rius Caso y Carmen Saucedo, quienes analizan la monumentalidad de sus creaciones y el impacto emocional que estas generan. También se incluye la perspectiva del diseñador Nino Bauti, entre otras figuras del arte. El trabajo artístico para el libro incluye fotografías de Guylaine Couttolenc Domenge, José Ignacio González Manterola y Michel Zabé, quien fotografió bastante la obra de la escultora.
Fernanda Muñoz Castillo reconoce que el catálogo razonado, en el que trabajan y aun no saben cuándo podrían concluir, contiene todo un registro minucioso de cada obra.
Cuenta además que la propia Yvonne estipuló qué piezas y cuántas podrían reproducir tras su muerte. “Quiso que fueran seis piezas, nada más, más dos pruebas de taller, pero las seis piezas puede ser de distinto tamaño, de distinto material, de distinto color; entonces en cierta manera son piezas únicas”.
Chantal indica que justo con esas especificaciones y el catálogo razonado es la manera de asegurar a los coleccionistas y al mundo que hay un orden y un compromiso.
“El catálogo razonado es para contener el registro de toda la obra de mi madre, pero también para dar esta seguridad, qué pieza, en dónde está, cuánto mide, de qué color, número de serie, condiciones en la que está. Es verdad que mi madre tuvo una carrera muy corta por número de años, pero en producción y creación fue muy prolífica”.
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Es Chantal quien rememora cómo fue el proceso de las últimas obras creadas por Yvonne Domenge. “Las últimas piezas, una de las cuales es la que está en la portada del libro, Esfera torbellino, es una de las 15 piezas que produjo ella en sus últimas dos semanas de vida, en cama, bolitas de unicel, en su cama las talló”.
Siempre me voy a quedar con la duda de qué nos quería decir con esta despedida de esta serie de 15 piezas”, señala.
El libro "Yo, Domenge", editado por GM Espejo imagen, se presentará el próximo martes 12 de noviembre, a las 19 horas, en el Museo Tamayo, al que los cuatro hijos de la escultora han donado una escultura de la artista, una pieza única tallada en madera motivados por su deseo de que la obra de su madre sea vista.