Dos pinturas inéditas de Francisco Toledo se exhiben en Francisco Toledo. Grabador de enigmas, una nueva muestra que se presenta en el Museo del Estanquillo.
Se trata de dos retratos que hizo Toledo en 1966 a su amigo y galerista Armando Colina; un cuadro plasma el aspecto físico de Colina y está hecho con acuarela y el otro es la apariencia del nahual del galerista, según Toledo, pintado con óleos cafés.
“Es una anécdota muy interesante. Estas dos pinturas Toledo se las intercambia a Colina por libros de arte. En aquel entonces, Colina tenía una librería de arte, que después se convirtió en galería. Sin conocer a Armando, Toledo fue y le gustaron algunos libros. En días posteriores le propuso, a través de un amigo, que hicieran un cambalache, dos retratos por los libros, yo imagino que Toledo no tenía para los libros. Armando, muy curioso, le dijo que sí y quedó maravillado porque cuenta que Toledo se puso a hacer los retratos en el piso de la librería, así nada más, volteando la cabeza de vez en cuando. En realidad hizo tres, pero uno no le gustó a Toledo y lo rompió frente a Armando. Con eso se ganó el respeto para siempre y de ahí inició una amistad entrañable”, cuenta Alejandro Brito, director del museo.
Lee también: Aumentan intentos de fraude laboral a nombre del INBAL
Francisco Toledo. Grabador de enigmas es una muestra que resalta la faceta de grabador del oaxaqueño, así como un homenaje a la amistad y colaboración que tuvo con Armando Colina y Víctor Acuña, cofundadores de la galería Arvil, y Carlos Monsiváis. Se exhiben 60 piezas, entre grabados y litografías de entre los 70 y 80.
“Fue una etapa muy prolífica. Algunas de éstas las hizo a petición de Armando Colina”, dice Brito. Se muestran las carpetas de grabados Toledo-Sahagún (1974), Toledo-Chilam Balam (1975), Toledo-Guchachi (1976) y Trece maneras de mirar un mirlo (1981).
A partir de una idea de Colina, Monsiváis y Toledo trabajaron juntos en el libro Nuevo catecismo para Indios Remisos (1982). En este caso, el artista se dedicó a la ilustración del libro, que hizo a partir de placas religiosas del siglo XVIII, encontradas por Colina, y que intervino con dibujos.
Lee también: “México sigue con la condena de sólo verse el ombligo”: Carlos Martínez
“Vamos a ver cómo introduce elefantes, burros, iguanas, conejos, culebras dentro de estos grabados religiosos. Lo que hace es irrumpir este mundo de las culturas originarias, de los pueblos originarios en una religión que se impuso. Aquí en la exposición van a poder comparar la placa original, intervenir ahí a Toledo con el trabajo, el resultado, la impresión en papel”.
También se exhibe la placa original, la impresión original y un video del proceso detrás de Libertad a Víctor Yodo (1978), un grabado especial en la exposición porque es un ejemplo de la faceta de activista político de Toledo, afirma Brito:
“Víctor Pineda Henestrosa, mejor conocido como Víctor Yodo, fue un profesor de primaria, de rural, allá en Juchitán, que fue desaparecido presuntamente por el Ejército en 1978. Él fue el fundador de la Coalición Obrero-Campesino Estudiantil. Lo desaparecieron por su trabajo de apoyo a las comunidades y de defensa de derechos de los pueblos indígenas. Toledo se unió a la exigencia de que apareciera con vida y a protestar por esta desaparición forzada”.
Lee también: Feria Material apuesta por el arte de AL en su edición 11
La exposición también presenta un video que muestra el proceso de grabado de Toledo, así como dos autorretratos del artista.
“Estas carpetas fueron de ediciones muy limitadas, reunirlas todas de nuevo va a ser muy difícil. Es una oportunidad única de apreciarlas”, afirma Brito. La exposición estará abierta hasta el 21 de abril. Entrada libre.