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El artista Carlos Mérida nos adentra a su vida y obra por medio de su autobiografía inédita casi novelada en la exposición temporal que el Museo Nacional de Arte (Munal) montó como homenaje por los 100 años de la llegada del guatemalteco a México, en donde plasmó murales como los del Museo Nacional de Antropología.

La muestra titulada Carlos Mérida. Retrato escrito (1891-1984), que abrió hace unos días al público y estará disponible hasta el 17 de marzo, reúne 290 piezas que dan cuenta de la incursión del artista en la gráfica y en las artes visuales y escénicas, entre pinturas al óleo, serigrafías, bocetos a lápiz, litografías, acrílicos, relieves en madera, postales, publicaciones, fotografías y recortes de periódicos, entre otros.

De acuerdo con María Estela Duarte, la investigadora encargada de la curaduría, el artista plástico quería ser músico, pero un daño en uno de sus oídos durante su juventud se lo impidió. Sin embargo, esa pasión por la música se ve reflejada en su obra.

“Hay, sin duda, en mí, latente un músico en potencia que no se manifiesta sino por los colores, de ahí ese afán de pintar en series, a la manera de un tema con variaciones”, comenta Mérida en su autobiografía, cuyos fragmentos acompañan la exposición y en la cual narra su vida personal, viajes, influencias artísticas y obra plástica.

La exposición temporal se divide en dos núcleos narrativos: El discurso plástico, que muestra el trabajo de Mérida influenciado por las vanguardias europeas y americanas luego de dos de sus viajes (1910-1914 y 1927-1928); y Diseño, su obra enfocada en las artes escénicas.

En México, el guatemalteco dejó huella de su obra abstracta en algunos de los murales del Museo Nacional de Antropología, por los que recibió una medalla en 1964 otorgada por el propio recinto; el Conjunto Juárez, inmueble que colapsó en el sismo de 1985 y del que se conservan fotografías y bocetos; el telón del Cine Manacar y el Auditorio del Hotel Aristos de Reforma.

También fue el primer director de la Escuela de danza en México, en donde diseñó escenografía y vestuarios. Elaboró 11 carpetas de artes gráficas enfocadas en la vestimenta tradicional de México y Guatemala.

En la exposición se integra un grupo de serigrafías del artista, acompañadas de atuendos originales, de su país y el nuestro.

La muestra temporal incluye la faceta muralista del artista guatemalteco, con bocetos y fotografías de proyectos concretados y no concretados, y los 25 paneles originales que creó para el Auditorio del Hotel Aristos de Reforma, conformados por figuras geométricas en anaranjado, dorado, blanco y negro; acompañados por el boceto en acrílico sobre cartón. En la actualidad pertenecen a una colección privada que los prestó al Munal.

Las obras de la exposición Carlos Mérida. Retrato escrito (1891-1984) provienen de colecciones institucionales y particulares, nacionales e internacionales, como la Galería Amelia Weymann de Guatemala, El Colegio de México, el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, el Palacio de Bellas Artes, el acervo personal de Carlos Mérida —donado al Munal en 2000 por su hija Alma Mérida—, la Galería Arvil, la Galería de Arte Mexicano y del acervo de su nieta Cristina Navas Mérida.

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