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Ciudad del Vaticano. —Los versos del “Infierno” que el poeta Dante Alighieri imaginó en su Divina Comedia tronaron ayer por primera vez en el Vaticano, con un recital que desató en su plaza a las almas en pena, seres malditos y horribles diablos que habitan sus páginas desde hace más de siete siglos.
El actor Franco Ricordi, reconocido intérprete de esta obra magna de la literatura italiana, puso voz a tres cantos del “Infierno” en la plaza Pio XII, frente a la basílica de San Pedro, al caer la noche, cuando el calor da una tregua en estos días del año.
Ricordi comenzó con uno de los moradores más ilustres del averno, el Conde Ugolino, a quien Dante situó penando en uno de sus lugares más oscuros, el foso reservado a los traidores de la patria.
Este desdichado conde volvió esta noche a la vida sumergido en las heladas aguas del Cocito, un río infernal, devorando la cabeza de uno de sus rivales, el arzobispo Ruggieri degli Ubaldini. El Vaticano fue así el escenario de esta obra escrita a comienzos del siglo XIV en la que el propio Divino Poeta recorre imaginariamente el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, de la mano a veces de su mayor referente, el poeta romano Virgilio.
En resumidas cuentas, la Comedia es una monumental alegoría repleta de alusiones filosóficas y religiosas escrita por Dante durante su exilio de Florencia debido a las guerras entre guelfos y gibelinos, un pesar muy presente en sus versos.
Pero sobre todo es un canto a la esperanza por ser un periplo desde el Infierno, consecuencia del libre arbitrio que Dios concedió a los hombres, al Paraíso, a la salvación.
El recital, enmarcado en los preparativos del Jubileo del 2025, atrajo a la plaza vaticana a un centenar de personas de todas las edades, también algún que otro niño, uno visiblemente absorto ante las terribles escenas evocadas.
El escenario elegido no deja de ser paradójico dado que Dante no fue clemente con varios papas de su tiempo. De hecho, el propio autor destacó antes de comenzar que esta era la primera vez que esos versos se escuchaban en el centro de la Cristiandad.