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“La Jefatura de Policía tenía listo todo el equipo antimotines. Además, estaba bien ubicado para intervenir. Pero jamás lo hizo”, reportó un periodista de EL UNIVERSAL que estuvo presente en el suceso.
El 10 de junio de 1971 tuvo lugar una contienda en la Calzada México-Tacuba entre estudiantes y un grupo paramilitar llamado “ Halcones ”. Después de aproximadamente seis horas, el enfrentamiento cobró la vida de 120 estudiantes, aunque en un inicio la policía sólo reportó la muerte de cuatro personas.
Con lujo de detalle, en esta crónica publicada por el “Gran Diario de México” se lee cómo fueron las agresiones; también además de disparos, los motines que realizaban los “Halcones”, donde los relojes eran de mayor interés. La reacción de las personas que vivían alrededor, quienes salieron a ver qué sucedía -por su “imprudencia”, varios resultaron heridos- y las consecuencias que enfrentó un conductor despistado al ingresar a la zona de conflicto.
"Los estudiantes comenzaron a cantar el Himno Nacional Mexicano, mientras los granaderos comenzaron a retirarse hacia las calles cercanas. Una vez libre el camino, prosiguió la marcha", se lee en la crónica; poco después se escuchó un grito: "Halcones, halcones".
Foto: Hemeroteca El Universal
Así fue como EL UNIVERSAL cubrió la Matanza del Jueves de Corpus , también conocido como “ Halconazo ”.
Batalla campal en amplia zona urbana al disolver la manifestación estudiantil
Se dice que hay cuatro muertos y veinticuatro hospitalizados
Por Jorge Áviles Randolph y Elías Chávez García, redactores de EL UNIVERSAL
Un vasto sector de la Ciudad de México se convirtió ayer en campo de batalla, cuando más de 10,000 estudiantes de distintos planteles superiores desobedecieron órdenes para disolver una manifestación que iban a realizar sin permiso oficial y, a balazos, garrotazos y pedradas fueron disueltos por nutridos grupos de mozalbetes y adultos armados, que forman la organización “Halcones”.
En la Calzada México-Tacuba, entre los cines “Tlacopac” y “Cosmos” y frente a la Escuela Nacional de Maestros, se centralizó el foco de actividad, convirtiéndose la zona en “tierra de nadie” durante más de cinco horas.
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Los “Halcones”, armados con rifles M-1, M-2, pistolas, garrotes y piedras, estuvieron disparando contra todo el que se movía en esa zona. Francotiradores respondían el fuego.
El saldo de la terrible balacera, que provocó pánico entre los miles de familias que viven en esa parte de la ciudad, densamente poblada, fue -según los puestos de emergencia- de más de doscientos heridos; de los anteriores 50 son graves y 35 presentan heridas de bala.
Foto: El Universal
Los hechos, desde su inicio, se desarrollaron en la forma siguiente:
En Santo Tomás
A las 16:30 horas cerca de 10,000 estudiantes -según cálculo de las autoridades-, iniciaron su marcha hacia el Monumento a la Revolución.
Desde una hora antes habían comenzado a concentrarse los grupos de universitarios, politécnicos y de otras instituciones docentes de la Ciudad de México.
Entre los que encabezaron la manifestación se encontraba uno de los líderes aprehendidos durante los hechos de 1968 y que posteriormente salió libre. Su nombre Eduardo del Valle Espinosa, “El Búho”, que es uno de los dirigentes que acaban de regresar de Santiago de Chile.
Al frente de la manifestación, sus dirigentes llevaban una pancarta de varios metros de largo en la que exigían la democratización de la enseñanza y manifestaron su rechazo a la “reforma educativa burguesa”.
Atrás de este primer grupo iba un contingente que enarbolaba banderas rojas con la hoz y el martillo.
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Inicialmente salieron por la avenida de los Maestros. Lanzando porras, vivas a sus respectivos planteles y frases de repudio hacia el ex presidente Díaz Ordaz y a las actuales autoridades del país.
Advertencia
Al llegar a la avenida Salvador Díaz Mirón, un pelotón de granaderos les salió al paso. Iba al mando de los uniformados el coronel Emanuel Guevara, quien con un magnavoz portátil les hizo la siguiente advertencia:
“Recordamos a ustedes que no hay autorización para que continúen su marcha por lo que, a la vez, les advertimos que la policía tomará todas las medidas que sean necesarias para reprimirla. Los invitamos a que regresen a sus planteles y se disuelvan a la mayor brevedad”.
La advertencia fue opacada por un coro de silbidos y gritos y los muchachos, sin hacer caso de ella, continuaron su marcha por la misma calle.
Llegaron hasta la esquina con la calle Amado Nervo, donde un contingente de granaderos, mayor que el anterior, les cerró el camino nuevamente.
Hombro con hombro los uniformados, en dos hileras, trataron de impedir que continuara la manifestación. El comandante de este grupo ordenó a sus hombres que cargaran el rifle especial que lanza granadas de gas lacrimógeno y fue obvio que más que todo tenía la intención de intimidar a los estudiantes.
Los muchachos empezaron a gritar: “México-Liberta” varias veces y cuando amainaron la tempestad de gritos, nuevamente fueron advertidos de la ilegalidad de la manifestación y que de continuarla serían reprimidos y disueltos “a como diera lugar”.
Los estudiantes comenzaron a cantar el Himno Nacional Mexicano, mientras los granaderos comenzaron a retirarse hacia las calles cercanas. Una vez libre el camino, prosiguió la marcha .
Comienza la balacera
El contingente desembocó en la avenida México-Tacuba a un costado de la Normal de Maestros y cuando la avanzada de los estudiantes caminaba por la mencionada avenida, se escuchó un grito: “Halcones, halcones”.
En ese momento eran las 17.15 horas.
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Los “Halcones” -varios miles de individuos armados con rifles, pistolas, machetes, garrotes y piedras- se lanzaron corriendo hacia la vanguardia estudiantil. Al mismo tiempo, por la retaguardia, otros grupos de “halcones” realizaban una maniobra envolvente para copar al núcleo de manifestantes. Los estudiantes se atrincheraron en la Normal y sucedieron varias cosas:
Grupos de “halcones” golpearon a hombres y mujeres por igual. Comenzaron a escucharse disparos de armas de distintos calibres; desde la Normal se hicieron señales -por personas desconocidas- utilizando linternas de color y evidentemente en una especie de código.
Se inició la desbandada hacia todas las calles aledañas.
Los “Halcones” -sujetos de pésima catadura, vestidos de civil, la mayoría de ellos menores de edad- comenzaron a disparar en forma desordenada.
Los reporteros de EL UNIVERSAL se percataron de que, precisamente por la desorganización de esos grupos que estaban disolviendo la manifestación, hubo ocasiones en que se produjo un fuego cruzado que, es evidente, causó bajas en uno y otro bando.
Foto: Hemeroteca El Universal
Tiroteo
Las armas sonaban en forma intermitente.
La gente que pasaba por la calle buscaba abrigo en cualquier puerta abierta. El cine “Cosmos”, donde se había iniciado la función (por cierto pasaban la película “24 horas de fuego”), se vació en un momento.
Los distintos grupos la emprendieron contra reporteros y fotógrafos, indistintamente.
Así fue como cayeron lesionados media docena de reporteros gráficos y varios redactores. Entre ellos, de los más más heridos, se anotó al fotógrafo Miguel Rodríguez, del diario “Novedades”, que fue golpeado bestialmente. Es más, uno de ellos, con la bota derecha y cuando nuestro compañero ya estaba caído e inconsciente, le dio varias patadas en la cara.
Posteriormente ayudaríamos a llevarlo hasta una ambulancia de la Cruz Roja.
Pecho a tierra
Todos, sin excepción, estaban “pecho a tierra” tratando de evitar las balas que surcaban el espacio en número cada vez mayor.
Los tiradores disparaban hacia las azoteas y las casas habitadas por pacíficas familias que nada tenían que ver en el encuentro. Las ambulancias surcaban las avenidas con la sirena abierta y el desconcierto era cada vez mayor.
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Los “halcones”, que evidentemente eran dirigidos por comandantes del Servicio Secreto y otras corporaciones, golpeaban a todo aquel que para ellos era desconocido. Fue así que gente que nada tenía que ver resultó lesionada.
En la normal
A las 17.40 horas había focos de “batalla”, en varios sectores de la Avenida México-Tacuba.
Se concentró la balacera en la Normal de Maestro, donde se afirmaba se habían parapetado cierto número de estudiantes. Los redactores de “El Gran Diario de México” estuvieron a media cuadra de distancia observando a tiradores pecho a tierra, hincados y de pie, que hacían un nutrido fuego.
También la casa de departamentos ubicada en el número 32 de la Avenida México-Tacuba fue centro donde se ubicó el fuego graneado.
Había momentos en que los “Halcones” corrían de un lado para otro y, en ocasiones, entre ellos mismos se enfrentaban hasta que había una mutua identificación y cesaban las hostilidades que, en este caso, eran del mismo bando.
Foto: Archivo El Universal
Coches destrozados
Fueron innumerables los vehículos que quedaron destrozados.
Por el solo hecho de que un automovilista despistado se metiera en el sector, los tundían a golpes, lo arrestaban y hacían pedazos su vehículo utilizando los garrotes que siempre tuvieron a mano.
Fue evidente para los periodistas presentes que no había un plan definido por parte de esa gente. Más bien se trataba de aterrorizar a cuanta persona se atravesara en su camino. Además de golpearla, la desvalijaban de cuanto traían.
Hubo un momento en que resguardados detrás de una patrulla, para evitar los tiros, vimos a uno de los “halcones” enseñar el botín a sus compañeros: varios relojes de distintos tipos.
Los vehículos antimotines
La Jefatura de Policía tenía listo todo el equipo antimotines. Además, estaba bien ubicado para intervenir. Pero jamás lo hizo.
Los tanques que lanzan gas vomitivo o lacrimógeno fueron estacionados sobre la avenida Instituto Técnico, a unos metros del foco de hostilidades. Estaban también policías expertos en sofocar manifestaciones de este tipo y motines.
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Todo ese personal está entrenado para actuar incapacitando a las personas, pero sin causarles daño físico. Sin embargo nunca llegó la orden de que entraran en acción. Y mientras, seguía la balacera.
Los granaderos pasaron varias veces por la zona a bordo de sus vehículos y, nunca bajaron para tratar de evitar que cesaran las hostilidades.
Totalmente dispersos
Todo lo antes relatado, tomó menos de una hora.
Para las 18 horas los estudiantes estaban totalmente dispersos. Había corrido hacia la Tlaxpana, la colonia Santa Julia, el Casco de Santo Tomás, Santa María y la colonia San Rafael.
Debido a lo anterior fue que se entablaron refriegas por distintos rumbos. Seguían los tiros esporádicos en diversas partes y mientras muchas familias se encerraban a piedra y lodo dentro de sus hogares; había otras, imprudentes, que salina a la calle a comentar los sucesos, exponiéndose a recibir un tiro lo que por cierto llegó a ocurrir en varias ocasiones.
Foto: El Universal
El panteón británico
Era tal el pánico que mucha gente se brincó las tapias del Panteón Británico , en la esquina de Melchor Ocampo , para guarecerse de los tiros.
Posteriormente, atrás de ellos, se meterían varios empistolados, que la emprendieron a tiros contra los que se escudaban con las lápidas.
Lesionados
En los servicios médicos de emergencia del Distrito Federal y en la Cruz Roja se reportó, a las 21 horas, que había más de 200 heridos.
Varios de los lesionados estaban agonizando.
Había 35 personas con heridas de bala y el resto con golpes y fracturas en distintas partes del cuerpo.
No había reporte de muertos.
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La balacera continuó hasta las 21 horas, en que intervino el Ejército.
Francotirador
En un azotea del edificio marcado con el número 139 de Melchor Ocapo, miembros de la policía del distrito Federal aprehendieron, cerca de las 20 horas, a un francotirador apellidado Hernández Lover, quien presentó una credencial de la escuela Vocacional 2 del IPN .
Al mismo tiempo, desde las patrullas estacionadas a dos calles de distancia de la Normal de Maestros, se indicó que Marcué Pardiñas había sido visto entre los contingentes estudiantiles.
Llega el ejército
Exactamente a las 20.30 horas aparecieron en la zona de los principales disturbios, miembros del primer batallón de fusileros paracaidistas.
Los militares llegaron en uniforme de campaña, en diez transportes, que se estacionaron a un costado de la Avenida Instituto Técnico.
Su presencia logró que se suspendiera, en forma definitiva, el disparo de armas de fuero. Divididos en pelotones iniciaron un patrullaje continuo, que durará toda la noche, y llevaron tranquilidad a ese sector de la ciudad de México.
Durante su recorrido por la Normal de maestros no encontraron estudiantes.
Foto: Armando Lenin Salgado. Especial, archivo
Periodistas agredidos
Fueron muchos los periodistas que resultaron agredidos y lesionados. Sin embargo, entre los que oficialmente reportaron los servicios de emergencia, se encontraban, con lesiones de diversas categorías, los compañeros Sotero García Reyes, de “El Heraldo”, quien fue pateado por un individuo armado con un rifle M-2; Ricardo Poery Fernándes, de “El Día”, quien además de golpiza, sufrió el robo de su reloj; Tony Halick, camarógrafo de la NBC, quien recibió varias patadas; Miguel Rodríguez, fotógrafo de “Novedades”, a quien anotamos en párrafos anteriores; el reportero Víctor Payán, de “Excélsior”, quien resultó descalabrado; Manuel Reyes y Juan Sevilla Medina, fotógrafos de EL UNIVERSAL, a quienes además de golpearlos, les robaron sus cámaras.
En la Cruz Roja
La Cruz Roja informó anoche que de las 17 a las 22.45 horas, aproximadamente, estuvo recogiendo de diversos lugares cercanos al Casco de Santo Tomás y a la Escuela Normal de Maestros, a varias personas lesionadas.
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Boletín de la dirección de Policía
A las dos treinta de hoy (viernes) fue expedido el siguiente boletín:
“La Dirección de policía y Tránsito informa que, a consecuencia de los hechos sangrientos ocurridos en esta Capital, se encuentran en diversos centros hospitalarios de la ciudad, 24 lesionados.
Varios heridos más se retiraron después de recibir las atenciones médicas que les fueron necesarias.
Las personas fallecidas que han sido reportadas hasta el momento, son cuatro, que se encuentran en el Hospital Rubén Leñero.
fjb