“El fascismo no murió, el fascismo está de moda y eso es lo que yo quiero retratar”, afirma el dramaturgo, actor y director de escena, Richard Viqueira (Ciudad de México, 1975), quien el 15 de enero inició su residencia en la Casa Estudio Cien Años de Soledad para escribir, durante los siguientes cuatro meses, una obra en el lugar donde Gabriel García Márquez le dedicó 18 meses de trabajo exhaustivo a Cien años de soledad.
“Quiero hablar sobre el fascismo a través del género fantástico, digamos, a través de un monstruo. Me parece que hoy el fascismo está en boga más que nunca. Recién vimos que a las cinco horas de haber tomado el cargo, Donald Trump hizo ciertas acciones dictatoriales que son sorprendentes; hay situaciones en América Latina, con Maduro, por ejemplo, que me hacen pensar que el fascismo está más vigente que nunca, más vigente que en los tiempos del nazismo. Mi intención es hacer una alegoría sobre eso desde la óptica del género fantástico”.
En México, uno como dramaturgo, abunda, siempre está pensando en escribir obras que sean factibles en cuanto a términos de producción; se tiende a pensar en pequeño y descartar puestas en escena con 25 personajes o escenografías monumentales, quizá, porque se vuelven incosteables.
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“Cada vez los presupuestos son más raquíticos. En esta residencia, yo me propuse escribir sin límites económicos en la cabeza”, explica Viqueira sobre este trabajo en el que busca beber de clásicos del género como Mary Shelley, Bram Stoker y J. R. R. Tolkien, “todo un imaginario fantástico y no tener límites ni en cuanto a personajes ni en cuanto a escala porque el dramaturgo mexicano está habituado a pensar en escalas pequeñas, sobre todo en las épocas que corren y los pocos caminos viables para producir. Lo pienso como una obra dramática, casi novelística, precisamente porque hace tiempo que no escribo con la libertad de que se monte algo tal como lo estoy escribiendo. A veces es una de las determinantes que tenemos como dramaturgos”.
Sobre la residencia, Viqueira dice que es altamente intimidante entrar a la que fue la oficina de García Márquez “y que no mide más de un metro por un metro”. A diferencia de las becas que otorga la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM), de donde se emana el proyecto Casa Estudio Cien Años de Soledad —la casa fue donada a la Fundación en 2020—, estas residencias no son formativas, sino que se dan a autores con cierta trayectoria y cuya edad ronda la que García Márquez tenía cuando escribió Cien años de soledad (entre 38 y 40 años; Viqueira tiene 48 y “el rango es de 38 a 52 años para gente con una trayectoria literaria comprobada”).
El dramaturgo menciona al presidente de la FLM, Miguel Limón Rojas; a Juan Villoro, director de proyectos; al coordinador ejecutivo, Geney Beltrán Félix; a Eduardo Langagne, director de la Fundación: “Ellos son los que han orquestado estas residencias, seis al año; se dan por invitación y no por convocatoria. Ellos hacen un comité donde seleccionan lo que les parece óptimo para la residencia literaria”. El 14 de mayo termina la estancia de Viqueira.