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“No niego que se ha producido machismo histórico en las sociedades, pero el idioma no tiene ninguna culpa de eso”, asegura el periodista y escritor Álex Grijelmo , quien al hablar de su libro más reciente: “Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo. Una argumentación documentada para acercar posturas muy distantes” (Taurus, 2019), señala que solemos dar demasiada responsabilidad al español; “a menudo nos fijamos más en la morfología del idioma que en el contenido de lo que estamos diciendo”.
En entrevista, el autor de otros libros como “El estilo del periodista”, “Defensa apasionada del idioma español” y “Palabras de doble filo”, afirma que él tiene mayor confianza en modificar los contenidos que transmitimos y en las ideas que manejamos que en las modificaciones que se pretenden hacer sobre el sistema de la lengua, que considera un asunto muy difícil.
“Yo creo más en la fuerza del lenguaje como capacidad de comunicar, como instrumento para comunicar ideas que sean transformadoras, y en el periodismo que también es transformador; tenemos que hacer sociedades más igualitarias, desterrar el machismo la violencia contra la mujer, la desigualdad , los micromachismos , las desigualdades de las que apenas nos damos cuenta a menudo, y las palabras tiene una gran fuerza transformadora por su contenido”, dice Grijelmo.
El periodista que ha tenido a su cargo la preparación y actualización permanente del “Libro de Estilo” del diario “El País” aporta un “Borrador de propuestas de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo” que contiene 36 razonamientos con argumentos puntuales para trabajar y sumar a la discusión sobre la inclusión.
“Lo llamé borrador y propuesta porque es un libro que hecho con humildad, yo pienso que nos podemos entender y digo que en algunas cosas hemos exagerado la nota, yo digo que la lengua no tiene la culpa de nada, si acaso la tenemos los hablantes pero culpar al idioma, a la estructura de la gramática, eso no tiene sentido. Yo hago muchas propuestas si usted tiene otras las debatimos pero con argumentos; no pretendo tener la razón tengo más interés en tener debate que en tener razón”, afirma.
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El periodista señala que forzar el lenguaje para conseguir ese cambio de la realidad es mucho menos eficaz. “Me parecen bien las duplicaciones que se hacen normalmente en los discursos: ‘mexicanos y mexicanas’, ‘compañeros y compañeras’, me parece bien porque alertando sobre un problema que tenemos que es la desigualdad en nuestras sociedades que perjudica a las mujeres, entonces las duplicaciones son un llamado de atención y me parecen eficaces pero no creo que por sí mismas cambien la realidad”, afirma el periodista que fue presidente de la agencia de noticias EFE.
El creador de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) en 2005, asegura que por lo que hay que luchar es por cambiar la realidad y eso cambiará el idioma. “Lo que me importa más es cambiar la realidad porque si cambia la realidad cambiará el lenguaje y me parece que es más fácil cambiar la realidad que cambiar las estructuras gramaticales. El lenguaje evoluciona pero evoluciona muy despacio, en cambio creo que ahora mismo nuestras sociedades evolucionan más deprisa que su lenguaje”.
Y es que dice Álex Grijelmo, hablamos del español, una lengua con más de 500 millones de hablantes, y ante esa realidad, cualquier modificación que se intente para ponernos de acuerdo va a ser muy difícil porque, agrega, las gramáticas no nos dicen cómo debemos hablar, “lo que hacen las gramáticas es decir cómo se habla pero por mucho que las gramáticas de la lengua española decidieran ahora algo, no íbamos a aceptarlo tan fácilmente a corto plazo”.
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El libro del escritor y periodista, publicado por Taurus (2019).
¿Podrían quedarse en nuestro lenguaje el morfema e, la @ o la X que usa el feminismo?, se le pregunta al autor de “La seducción de las palabras” y “La gramática descomplicada” y él responde que eso se vera con el paso del tiempo.
“Yo creo que vamos camino de sociedades igualitarias, que la lucha abierta por el feminismo es imparable; entonces yo creo que es imposible que haya un retroceso en esto, va a ir a más y cuando consigamos sociedades realmente igualitarias la lengua nos va a importar muy poco. Cuando ya se haya conseguido la plena igualdad, la gramática no va a tener ninguna importancia, ni los genéricos, ni los morfemas, ni nada, ¿para qué luchar por un morfema si ya somos iguales?, eso es lo que yo creo que sucederá y ojalá ocurra”.
¿La historia nos muestra que los cambios en la sociedad son lentos, su impacto en el lenguaje puede ser más lento?
No está clara la relación entre los géneros en la lengua y las sociedades en las que vivimos, hay algunas lenguas que no tienen diferencia de géneros por ejemplo el magiar de Hungría no tiene géneros ¿es más igualitaria por eso la sociedad húngara que la española o la mexicana?; el turco que no tiene géneros ¿las turcas viven en una sociedad más igualitaria porque hablan un idioma que no tiene géneros?
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En cambio el fines en Finlandia tampoco tiene géneros y no podemos comparar la situación de las mujeres en Finlandia con las mujeres en Turquía y en ambos casos hablan lenguas sin géneros. En América, el quechua que se habla en Perú y en Ecuador tampoco tiene géneros, sin embargo la sociedad quechua primitiva, la que alumbró esa lengua, era tan patriarcal o más que las actuales. Allí estamos hablando de lenguas que no tienen género pero hay lenguas que tienen el genérico femenino como es el guajiro que se habla en el Caribe y algunas partes de Venezuela o el koyra que se habla en Malí, o el afaro y el zayse que se hablan en Etiopía, son lenguas que tienen el genérico femenino y sin embargo se habla de sociedades tremendamente patriarcales.
¿Para trabajar hacia un lenguaje inclusivo hay que dar argumentos por qué sí y por qué no caben, no sólo es opinar?
Una opinión no sirve de nada sino va seguida de un argumento, podemos opinar todos pero hay que argumentar y aportar documentación siempre que se pueda. Uno de los problemas de este debate es que se ponen muchos ejemplos de laboratorio, ejemplos como que las maestras dan la indicación: “los niños salgan al patio” y sólo salieron los niños; pero es que en realidad nadie se dirige hacia los alumnos así, se dice “salgan al patio”, entonces la formulación no es natural y como ese a veces se ponen ejemplos de laboratorio para demostrar lo que en realidad no sucede.
¿El “Diccionario de la Lengua Española”, el “Diccionario Panhispánico” ya muestra cambios que han hecho los académicos, dice usted que se han cambiado muchas acepciones y ejemplos que eran sexistas o machistas?
Las academias, todas, la mexicana que tiene unos miembros muy inteligentes y preparados como Gonzalo Celorio, Concepción Company, que tuvo a José Moreno de Alba, están colaborando entre sí, todos por hacer un Diccionario Panhispánico que ha cambiado mucho en los últimos años; participan muchas mujeres académicas y se han cambiado muchísimas definiciones y muchísimos ejemplos para abandonar el machismo tradicional que había en el diccionario porque evidentemente ha habido en otras épocas definiciones machistas, ejemplos machistas pero todo eso se ha corregido, no se ha corregido al 100% y lo que yo echo de menos es un trabajo más sistemático; pero sí que los académicos de todo el mundo hispano han ido observando detalles de machismos y los han ido corrigiendo uno tras otro, quedan algunos pero la actitud ya es muy distinta.
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¿Usted sigue fascinado por la lengua?
Es que tenemos una maravilla de lengua, tan “mestiza” como dijo Carlos Fuentes, es una lengua que hablamos todas las razas, todas las razas hablan el español, y lo que nos une por encima de las diferencias de piel, de nivel social, lo que nos une a todos es esta lengua maravillosa que podemos compartir y que hemos construido entre todos. Creo que Antonio Alatorre decía que “el español es la suma de todas las maneras de hablar”, con eso me quedo, no hay un español neutro, no hay un español auténtico, cualquier variedad de español es legítima y nos permite entendernos.