1994 fue el año en el que me enteré de que sería parte de la UNAM. Entre júbilo y alegría, me dispuse a conocer el glorioso CCH Sur. Al acceder a las instalaciones, después de un recorrido entre subir y bajar por sus pasillos, conocí las diferentes secciones del plantel. En el recorrido me di cuenta de que estudiar en esa escuela sería algo que cambiaría mi destino. Fue ahí donde conocí a mis mejores amigos, con los que compartí y comparto, actualmente, muchas alegrías y en ese entonces, un sin fin de aventuras entre los trabajos académicos y el día a día. Esta parte de mi vida me ayudó a enfocarme hacia lo que quería ser. Siempre pensé que debía estudiar algo relacionado con la ciencia, pues en ese entonces se me hacía fácil comprender esta parte del conocimiento, por lo cual seleccioné la carrera de Ingeniería Química en Ciudad Universitaria. Visitar las instalaciones de la Universidad por primera vez fue otra grata experiencia; sus edificios, las áreas verdes, el Estadio y la Torre de Rectoría fueron los que más llamaron mi atención. El empezar la universidad fue un giro de 180 grados, lo complejo de las clases y los temas vistos en cada una de ellas transformaron mi ser, fui adquiriendo un pensamiento crítico y descubrí que el conocimiento es una herramienta poderosa para alcanzar mis objetivos. En esta etapa de mi vida, conocí a personas con las cuales crecí profesionalmente y con las que generé lazos de amistad —y se podría decir que de hermandad—.

Después realicé mis estudios de maestría y doctorado en la UNAM, lo que fortaleció las bases de la licenciatura y los cuales me enfocaron a temas específicos. Esto me ha permitido establecer líneas de investigación sobre temas de Ingeniería Ambiental y Diseño de Procesos, de la mano de alguien que, más que mi tutor, considero mi amigo: el doctor Alfonso Durán. También empecé a dar clases a nivel licenciatura en la Facultad de Química, convirtiéndose en una parte importante de mi vida, ya que me permite compartir los conocimientos adquiridos con estudiantes de la carrera de Ingeniería Química.

La Universidad brinda oportunidades a sus estudiantes y los prepara de una forma integral para llevar a cabo una vida profesional exitosa, pero cada persona es responsable de buscar el camino para lograr ese desarrollo y, sin duda, el esfuerzo, el compromiso y la dedicación siempre son recompensados.

Por ejemplo, el año pasado gané el tercer lugar del Premio Rotoplas-FUNAM 2021, 1ª edición (iniciativa promovida por Fundación UNAM y la empresa Rotoplas) con mi tesis de doctorado que está enfocada al desarrollo tecnológico en el campo del tratamiento de aguas residuales; esta distinción está soportada con muchos años de trabajo, mucha dedicación y esfuerzo. Fundación UNAM promueve iniciativas como esta dentro de la Universidad, además de realizar un arduo trabajo en pro de los universitarios.

Como pueden ver, a la UNAM le debo mucho y sólo tengo cosas buenas que decir de ella. Aquí conocí a mi esposa y aquí quiero que mi hija estudie en un futuro, no sólo porque creo que es una de las mejores universidades, sino porque el pertenecer a ella te cambia la vida. Yo seguiré creciendo y buscando esas oportunidades, por lo que te invito a ti, universitario, a que juntos formemos una mejor Universidad para los que vienen atrás de nosotros.

“Por mi raza hablará el espíritu”

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