Más Información
Sheinbaum supervisa avances de la Línea 4 del Tren Ligero en Guadalajara; “siempre será bienvenida a Jalisco”: Lemus
ONG obsequia implantes anticonceptivos a mujeres migrantes; buscan dar acceso a servicios de salud sexual
Sheinbaum se reúne con Lemus; “trabajar al estilo jalisco es en coordinación con la federación”, expresa gobernador
El escritor y educador mexicano Pablo Boullosa se convirtió en un blanco de críticas en redes sociales luego de que diera su postura sobre un artículo publicado en “The New York Times” que, en términos generales, detalla cómo el lenguaje inclusivo, en lugar de favorecer la diversidad es aprovechado por los grupos blancos del poder.
La controversia explotó después de que el autor de: “El corazón es un resorte”, escribiera en su perfil de Twitter
"La expansión del “lenguaje inclusivo” ayuda a explicar el ascenso de Trump y otros populistas de derecha, según este artículo del Nyt".
Posteriormente añadió: “Entiendo que un propósito del “lenguaje inclusivo” es no ofender, pero sepan que algunos nos sentimos ofendidos cuando se deforma a la lengua española. Así que lo de “no ofender” está llamado al fracaso”.
Lee también: Suspenden informe del esclarecimiento de la muerte de Pablo Neruda
Su opinión provocó que algunos usuarios en redes sociales también dieran su punto de vista.
Un internauta opinó que en realidad una lengua que no se transformaba no era una lengua: “Me temo: nuestro español de hoy no es ni por asomo (menos aún en México) el español originario. ¡Cómo te va a ofender algo así de vivo y, para nuestra fortuna, cambiante!”.
A lo que el escritor respondió que se sentía ofendido porque amaba el castellano, ya que ha leído buenos libros.
“El islandés está "congelado en el tiempo", y no obstante es un país con envidiables niveles de vida y de justicia. Excluir de la categoría "lengua" a un idioma porque no se deforma no es apropiado”, se leyó.
Un usuario más explicó que la Lengua española se ha deformado y puso que “No es la misma la lengua de Cervantes que la de Rulfo o Parra. La lengua cambia junto a sus contextos, necesidades y hablantes. Es un hecho”.
Por otra parte alguien más agregó: El lenguaje inclusivo es lo más excluyente que hay, trata de incluir a algunos excluyendo a otros. La verdadera inclusión es el respeto. Las reglas gramaticales ya consideran la forma inclusiva en el idioma. La batalla no esta ahí, la batalla está en la igualdad de todos, comentario con el que el escritor estuvo de acuerdo.
Si bien se trató de una discusión en redes, lo cierto es que no es la primera vez que Pablo expone su postura ante el controversial tema.
Lee también: Exhiben el Tratado Guadalupe-Hidalgo en Denver
El "polémico" artículo de “The New York Times
¿Nuestra forma cotidiana de hablar es discriminatoria?. Aunque algunos especialistas señalan que el uso del lenguaje inclusivo comenzó en los años 70 durante la oleada del feminismo: en una época en la que se cuestionó la relevancia del género en la lengua y de ahí derivó a modificaciones más actuales como la “e” que aparentemente marca el género inclusivo o no sexista...hasta el evitar sustantivos genéricos como “Es un gran logro para el hombre” por “es un gran logro para la humanidad”, lo cierto es que los cambios, o modificaciones en ella siguen generando controversia.
En el escrito titulado “¿Inclusivo o Alienante? Las guerras de idiomas continúan” de Nicolás Kristof, quien es un periodista y comentarista político estadounidense, explica cómo es que el lenguaje incluyente, que en términos generales tiene el propósito de ser un agente positivo para la diversidad, en realidad sirve como un instrumento de las clases altas blancas para dividir o prácticamente segmentar a la población.
Kristof expone algunos ejemplos como el término BIPOC que se utiliza para negros, indígenas y personas de color, que aparentemente son empleados por liberales blancos, en su mayoría.
El autor señala que en una encuesta nacional realizada por el portal se encontró que los demócratas blancos tenían el doble de probablidades se sentirse “favorables” hacia el término al contrario de las personas de color.
Además, Cynthia Frisby, profesora de comunicación estratégica en la Escuela de Periodismo de Missouri explicaría al medio que la abreviación “POC” significaba “persona de color” pero le agregaron las otras dos letras para incluir negro e indígena y dar cuenta de la “supresión de las personas negras con piel más oscura y de las personas nativas americanas”.
En el artículo también se leen algunos otros ejemplos relacionados, no solo con el gobierno, sino con las instituciones como en el caso de los hombres transgénero que tienen útero y se evita la palabra “mujer”.
“En un esfuerzo por ser inclusivo la Sociedad Estadounidense del Cáncer recomienda exámenes de detección de cáncer para "personas con cuello uterino", los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ofrecen orientación " para personas que amamantan " y la Clínica Cleveland ofrece consejos para "personas que menstrúan", se lee.
Asimismo, Kristof detalla que pese a que está de acuerdo con ser inclusivo en el lenguaje, trata de evitar caer en los estigmatismos, por lo que “en terminos generales” el cambio realmente estaría en actuar para que las condiciones de las personas mejoren y no en la discusión del lenguaje.
“Qué tal preocuparse menos por la jerga y más por la zonificación y otras políticas basadas en evidencia que realmente llevan a las personas a la vivienda?”, dice.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, Qatar 2022 y muchas opciones más.