En medio de la pandemia, Graciela Iturbide sólo extraña hacer fotografía y le preocupa cómo viven la enfermedad muchos, en hacinamiento o en la calle, pero reconoce que ésta ha sido una oportunidad para ella.

Viajera durante años, por el país y por el mundo, cuenta que el encierro le ha permitido dormir como en mucho tiempo no pudo por tantos viajes, y también leer historia de México y literatura latinoamericana, compartir con su familia desde una película de Akira Kurosawa hasta un documental de hip hop que le recomienda uno de sus nietos. “He disfrutado mucho a mi familia, a mis objetos, a mis libros y mis plantas”, cuenta en entrevista telefónica.

A lo largo de estos meses, la fotógrafa Graciela Iturbide (México, 1942) se ha sumergido en sus archivos: decide hacer impresiones, descarta fotos, planea libros y futuras series. Trabaja en exposiciones que fueron pospuestas para 2021: una será la primera serie a color que hace en más de cinco décadas como fotógrafa, otra será de sus vintages.

¿Cómo ha pasado este tiempo?

Evidentemente que estoy muy preocupada por el mundo y por la pandemia que no acabo de entender cómo nos sucedió, y por la totalidad de la gente. Pero yo, en especial, la he pasado muy bien porque he estado en mi casa por primera vez en mi vida y he dormido muchísimo. He aprovechado para seguir mesas de literatura, conferencias magistrales de hace años, que están en YouTube, sobre Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, que aunque los conozco por la literatura, es diferente verlos por la pantalla. Borges contaba por qué estaba ciego, que sólo veía el color amarillo, son cosas que en los libros no están. Me encantó que son latinoamericanos, reforzar los conocimientos sobre cada personalidad.

He visto muchas conferencias sobre la colonia y el periodo prehispánico también; con Alfredo López Austin, con Eduardo Matos. Me encanta la historia; siempre me ha gustado, en mi cuarto tengo muchos libros tanto de prehispánicos como de la Colonia. En ese sentido mi tiempo lo he aprovechado para estudiar un poquito. He aprendido muchísimo.

¿Y de la fotografía?

Obviamente, arreglar mi archivo; sigo haciendo algunas fotografías (impresiones) y preparo algunas exposiciones. Ha sido una bendición poder estar en mi casa, cuidar mis plantas, acomodar mis libros, leer más. Vienen mis hijos y mis nietos, así que los veo muy seguido. Tenemos en mi estudio, que está aquí en frentito de mi casa, una televisión grande donde vemos películas, pero películas buenas; siempre trato de que mis nietos conozcan la Edad de Oro, el cine italiano en su mejor época, a (Ingmar) Bergman, a (Federico) Fellini, a todos ellos, para que no se queden nada más con lo que se presenta ahora, que me parece que a veces es un poco frívolo. Entre todos hemos descubierto a Kurosawa —algunos lo habíamos visto—; ha sido como un repaso cultural en familia. Estamos muy preocupados, evidentemente, por la pandemia, y muy preocupados por toda la gente en México que no tiene recursos o que no tiene las posibilidades médicas. Pero esperando que un día esto se resuelva, y que sepamos qué fue lo que pasó porque yo no creo que venga de un murciélago, te lo digo sinceramente. Ojalá que algún día realmente nos enteremos de qué pasó. Desafortunadamente las noticias no son las óptimas.

¿Qué cree que nos ha dejado como humanidad esta pandemia de coronavirus?

Lo que me ha encantado es que en este tiempo han surgido los peces en Venecia, los delfines, los pájaros regresaron a mi jardín, los animales regresan a los lugares que el hombre les quitó. Esa es una lección para todos. Ojalá que aprendamos a cuidar la naturaleza; que el planeta esté más limpio, que haya más mariposas y pájaros, que no usemos tanto plástico. Creo que, al fin y al cabo, con lo doloroso que ha sido, va a ser una lección para todos.

¿Cómo ha sido ese encuentro con los hijos y los nietos?

Yo tengo dos hijos (Manuel y Mauricio Rocha) y tres nietos; vienen a comer con todas las debidas precauciones. Si nos da tiempo, vemos películas interesantes y muchas veces ellos me lo proponen a mí. En este tiempo se ha unido más la familia. Acabamos de ver a Kurosawa, Los siete Samurais, me encanta ese cineasta porque siempre te deja algo en qué reflexionar y en qué pensar. Vemos mucho a Bergman, todo un ciclo de Fellini. Lo mejor es la conversación que viene después. Ha sido muy bonito la unión que hemos tenido por la cultura.

¿Hay algo que extrañe de allá afuera?

Nada. Como los italianos decían: “Niente”. No he salido para nada. Me la pasaba en aviones y ahora duermo mucho, creo que estoy todavía reponiéndome del cansancio de ir a muchos lugares. Me he dedicado a arreglar mis negativos; Matías, mi nieto, me ayuda.

Les pongo a mis nietos películas buenas, pero el otro día, Diego, mi otro nieto, quiso que viéramos algo de hip hop o algo así, unos documentales muy politizados. Para mí fue muy interesante lo que ven estos chavitos; he aprendido de ellos porque yo soy como del siglo XV, y ellos también me han enseñado.

¿Qué fotos ha estado haciendo en este tiempo?

No. Estoy arreglando mi archivo. Eso sí me urge, tengo un proyecto de fotografía de piedras y quiero que pase esto para empezar a hacerlo. Voy a tener una exposición en la Fundación Cartier, en Francia, y el curador quiere algo de color, por primera vez voy a hacer algo especial de color; estoy pensando en ir a Tecali (Puebla), donde hacen estos objetos con piedra, hay paisajes muy bonitos. Como el color no me gusta, voy a hacer piedras, colores pálidos.

¿Por qué no le gustó nunca el color?

Porque es tan real… Hay fotógrafos que lo hacen muy bien, como Río Branco en Brasil, como algunos japoneses. Tengo fotos en color, pero prefiero el blanco y negro.

¿Qué la pone a pensar esta pandemia?, ¿ha sentido miedo?

No. Nada más he estado pensando en mis proyectos; a lo mejor estoy bloqueada. No lo sé. Pero no tengo miedo. Sé que me cuido bien, y si a todos nos tiene que dar, ya nos llegará el tiempo. Ojalá que no. Ojalá que encuentren una vacuna, pero sobre todo por la gente que está hacinada en sus casas o vendiendo en la calle su mercancía.

¿Ha cambiado esta pandemia su manera de ver la vida, de ver el tiempo?

Sí. Nunca me imaginé que pudiéramos tener una pandemia, una enfermedad mundial, y que muriera tanta gente. Sí te da qué pensar: ¿por qué?, ¿cómo?

¿Cómo ha sido ese sumergirse en su archivo?

He descubierto cosas que mando a hacer. Tengo una asistente buenísima, se llama Araceli Cortés, que me hace fotografías que no había hecho porque me faltaba tiempo, por ejemplo con las fotos de Japón. Tengo dos archivos, uno en mi casa, que son mis negativos, y uno de copias de todo el trabajo que he hecho.

Ahora estoy descubriendo cosas: separo, desecho, me imagino un proyecto; tengo fotografías de Madagascar, a donde fui hace años; poco a poco veo que hay un hilo conductor, estoy en objetos, más que en paisajes; además sigo encontrando cosas que me gustan de algunos personajes.

¿Qué proyectos tiene?

Tengo muchos. Tengo ganas de hacer el proyecto de las piedras para la fundación Cartier, tengo otras exposiciones en España y Washington, donde será de puros vintages.

¿Qué está leyendo?

Estoy leyendo sobre los tiempos prehispánicos y sobre la vida de Hernán Cortés. Me interesa mucho porque hay diferentes versiones; Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, es como mi libro de cabecera; dice Christian Duverger que no lo escribió Díaz del Castillo sino Hernán Cortés, pero yo no lo creo. Sigo leyendo y comparando las cartas de Cortés con los escritos de Bernal Díaz del Castillo. Por ahora estoy con la literatura latinoamericana y también con la historia de México.

¿Le gustó la historia siempre?

Fíjate que no. Hace unos años sí, pero de niña no. Yo quería ser escritora, siempre me gustó la literatura, la novela, San Juan de la Cruz, Teresa de Ávila. Soy atea aunque me eduqué súper católica, sin embargo me gusta leer mucho lo que es místico; creo en la tierra, en el Big Bang; si hay un ser superior o no, está bien. No practico ninguna religión.

¿Qué le ha quitado esta pandemia mundial?

Pues no salir, pero como me encanta estar en mi casa... Necesito ir a una librería, pero con la computadora, puedes encargar libros.

¿Se ha hecho autorretrato?

Quisiera, pero no. Una de las cosas que me ha costado esto es no ir al peluquero.

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