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Sobre la infancia y la memoria, que habitan su más reciente libro “ Canción de infancia ”, pero también de la imaginación, su encuentro con México, con las culturas mesoamericanas y la pasión que le despertaron las culturas prehispánicas , como la azteca y la maya, el Premio Nobel de Literatura , Jean-Marie Gustave Le Clézio , conversó con el escritor mexicano Julián Herbert, en el marco del Hay Festival Querétaro .
El narrador y ensayista francés relató que la bomba que cayó en el patio de la casa donde vivía con su hermano, su madre y sus abuelos, en un pueblo de Niza, durante la Segunda Guerra Mundial , siendo él muy pequeño; y la alarma que todas las noches sonaba en Niza durante los peores días del confinamiento por el Covid-19 , se conjugaron en una mezcla de pasado y presente y fue el origen de su nuevo libro.
“El libro ‘Canción de infancia’ es un libro que yo no había previsto, surgió cuando comenzó la amenaza del Covid, no se había declarado y era desconocida, entonces empecé por ahí la descripción de mi vida en Bretaña, durante la segunda parte de mi infancia; al terminar el primer capítulo empezó el encierro”, señaló el narrador, quien dijo que estuvo preso en su cuarto sin posibilidad de salir y eso lo llevó a pensar en su infancia.
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“La primera memoria es algo muy importante para cualquiera de nosotros, qué es tu primera memoria en la vida. Para mí la primera la primera memoria es muy violenta, la primera cosa que me acuerdo es la bomba que se cayó en el patio donde vivamos mi madre, mi hermano, mis abuelos y yo, como a 20 metros de nosotros; yo me caí en el piso y recuerdo la ondulación del piso, eso es algo que permanece toda mi vida. Y hablando de mi infancia pensé que debería ser el punto de inicio, lo demás es lo que me contaron, lo que imagino”, señaló Le Clézio.
El autor que ha estado muy cerca de México y ha escrito sobre nuestro país, dijo que vivimos una época en la que en varias regiones del mundo, los niños viven la misma experiencia que él vivió, “lo viven en Siria, en Líbano, en América Latina, son países donde la violencia ocurre y esa violencia se va a quedar en la memoria de los niños toda la vida”, señaló.
Imagen: Especial
Así construyó “Canción de infancia” en la que está su primera memoria cuando él tenía entre 3 y 6 años y vivían en un pequeño pueblo, “estuvimos presos en un pueblo chiquito de la serranía, porque estábamos escondiéndonos de los nazis, no era una amenaza de enfermedad sino de guerra, mi papa era británico y era parte del ejército británico en África, y nosotros vivimos en ese pueblo”.
Y luego, pasados los años, aunque tuvo mejores años, las privaciones todavía eran muchas porque su papá estaba en África y no tenían muchos recursos para distracciones, “mi primer encuentro con la cultura mundial fue a través de los diccionarios, yo digo que tenía como destino encontrar a México, había leído mucho sobre la cultura prehispánica de México, en espacial de los Aztecas y mayas”.
Le Clézio contó que en los diccionarios y en las enciclopedias descubrió México y sus culturas, “las enciclopedias me hacían soñar, la enciclopedia de mi abuelo era de puro texto y para mí México era de color rojo, de color ocre, del color de la tierra, así lo imaginaba a través los mitos y las leyendas, de ir leyendo a Sahagún, ese cronista asombroso que hizo la traducción de la memoria de los aztecas, es un libro esencial enorme que una cantidad de información considerable”.
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También señaló que en las culturas de México existía un exceso de cultura, que en México existía una gran cultura, y que por su parte la cultura con la que acarreaban los conquistadores que llegaron a estas tierras era muy pobre, “venían sin cultura, la cultura era del lado de los indígenas; y después sentí que yo tenía que escribir de eso, por eso escribí la historia de los cuentos y las leyendas de México que es mi libro sobre ‘El sueño mexicano’, que es lo que plasmó Sahagún pero a través de mis sentimientos”.
El autor de “El africano” dijo que Luis González y González reamente fue su verdadero maestro, “si tengo un maestro en mi vida sería él, era a la vez un historiador de primer nivel con conocimiento de toda la historia mexicana, pero también del mundo, era un humanista en toda la verdad de la palabra, el escribió obras como “Pueblo en vilo” que yo digo que no es un libro de historia, sino de cuentos, de historias, él me enseñó la modestia”, dijo e Clézio, quien con González trabajó en El Colegio de Michoacán.
fjb