Más allá del programa multidisciplinario, que empieza hoy y termina el 21 de mayo, para celebrar los 80 años de El Colegio Nacional —no es casual que se haya creado el 15 de mayo de 1943, Día del Maestro, como forma de resaltar su vocación de enseñanza—, sus miembros buscan trabajar en la corrección de los errores del pasado para enfrentar los retos que conllevan las primeras décadas del siglo XXI.
En el camino a este ejercicio de autoanálisis hubo un periodo crucial —febrero de 2018 a mayo de 2019— en el que El Colegio Nacional fue señalado de ser una institución misógina que no le daba voz a las mujeres, y enfrentó una reducción presupuestal del 60% —el recurso al que tenía acceso antes era de 160 millones de pesos—. Los retos son hacerle cara a su trabajo habitual con menos dinero; determinar que la atención a los públicos más jóvenes es fundamental; continuar con la paridad en ingresos, que inició en 2017; la inclusión de nuevas disciplinas, así como el impulso de planes ambiciosos en sintonía con la era digital.
Tomando en cuenta los daños brutales de la pandemia, para el historiador Javier Garciadiego es difícil reconocer su impacto positivo: “Las instituciones nos obligamos a cambiar nuestra forma de trabajo”. El antropólogo y presidente en turno de El Colegio Nacional, Claudio Lomnitz, asegura que el centralismo geográfico siempre fue una limitante para la función pública. Sin embargo, la forma tan directa en que los cambios tecnológicos tocaron a la institución fue notoria.
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“Seguimos siendo un país con un centralismo tremendo. El Colegio tiene que recuperar el carácter nacional con que fue concebido”, afirma el biólogo Antonio Lazcano. Dificultad subsanada, en buena parte, gracias a las facilidades de la era digital.
Los números hablan. De 2014 al presente, cuatro videos tienen más de un millón de vistas; el más alto es “De los experimentos imaginarios a la información cuántica”, de Luis A. Orozco, invitado especial del departamento de Física del Joint Quantum Institute en la Universidad de Maryland.
Después de México, la mayor cantidad de reproducciones en YouTube provienen de España, Argentina, Estados Unidos, Chile y Colombia. “Eso merecería una campaña más deliberada de nuestra parte”, subraya Lomnitz y precisa que, la austeridad que enfrentan El Colegio y todo el sistema educativo del país, no ha permitido invertir en la página web para subir todos los recursos que genera la institución.
Un acervo que se conforma por casi diez mil piezas de video, audio y fotografías, entre los que destacan imágenes poco conocidas de José Vasconcelos; el archivo de Carlos Chávez, donado por su hija y conformado por grabaciones radiales y con orquestas; conferencias de Diego Rivera; el máster del documental sobre el Templo Mayor que hicieron Miguel León-Portilla y Eduardo Matos Moctezuma. El acervo —de libre acceso— quedó inscrito hace dos meses en el Programa Memoria del Mundo de la Unesco.
Otro acervo está en la biblioteca, contiene la obra completa de sus miembros y material de valor incalculable: 800 tomos de Octavio Paz, libros de artista de Juan Soriano y Vicente Rojo, un volúmen de Garcilaso de la Vega que data de 1543, la Oración a la Virgen de la Merced, de puño y letra de Miguel Hidalgo, y una edición de 1700 de las obras de Sor Juana. “El Colegio también está por recibir los papeles de Octavio Paz, quien lo dispuso así en su testamento”, afirma Lomnitz.
Los convenios con universidades del país son otra forma de autoafirmar la vocación nacional: con las universidades autónomas de Nuevo León, Baja California y Querétaro; la de Juárez del Estado de Durango y la Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Sin embargo, la reducción presupuestal —”un corte brutal”, en palabras de Lazcano— ha hecho que disminuya el número de publicaciones (en el presente se lanzan 15 libros al año en promedio), así como ciertos proyectos de obras completas: “Me imagino el lujo que serían las obras reunidas del arqueólogo Matos, y espero que eso se haga”, dice Lomnitz y Garciadiego complementa: “”Hemos cancelado colecciones, pero también hemos tenido dos aliados que, a pesar de todo, cada año le dan el presupuesto al Colegio Nacional y otras instituciones de educación superior: el subsecretario Concheiro y la doctora Rodríguez Armenta”.
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La paridad y la creación de nuevos públicos se han sostenido más allá de las dificultades presupuestarias. “¿Por qué tardamos tanto en que ingresara la primera mujer, Beatriz Ramírez de la Fuente?”, se pregunta Garciadiego. “No fue por misoginia, sino por causas estructurales”, responde. A diferencia del pasado, dice, hay más mujeres que realizan estudios universitarios y de posgrado, lo que, por consecuencia, hace que se alcance la paridad en los centros de investigación. “En muy poco tiempo, el medio universitario será mayoritariamente femenino a nivel mundial, y los varones se dedicarán a empleos de mercado”.
Los nuevos públicos se han atendido de un tiempo para acá, continúa Garcia Diego. Miembros como Julia Carabias y Alejandro Frank han desarrollado ambiciosos programas de acercamiento científico para niños y adolescentes. “Las visitas de investigadores como Julia Carabias o Mario Molina ante públicos jóvenes pueden determinar vocaciones”. También adelanta que se tiene contemplada la visita de grandes conferencistas internacionales y uno de los proyectos que hay en puerta es que esto empiece en Monterrey con la escritora Irene Vallejo; proyecto aún no confirmado. Por último, queda la apertura a las disciplinas que serán necesarias en el siglo XXI, prueba de ello es el ingreso del computólogo Carlos A. Coello, a lo que Lazcano añade la importancia del trabajo interdisciplinario que ha “abierto perspectivas en las ciencias naturales y exactas”.