Monterrey. —“Lo que tenía que decir, ya lo dije”, indica Teresa Margolles a la prensa. No es la primera vez que la artista —quien acostumbra cubrir su rostro con una gorra— niega una entrevista, pareciera que la creadora —nacida en Culiacán, en 1963– es inaccesible. Sin embargo, minutos antes, en el recorrido que ofreció ayer a periodistas en su nueva exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (), a Margolles se le quebró la voz. La creadora fue vulnerable, mostró las que ha creado a partir del dolor propio, el de las madres a las que les han matado a sus hijos, el de los jóvenes con miedo y el de los inmigrantes que cruzan naciones sólo con sudor, fuerza e ilusión.

¿Cómo salimos? es el título de la muestra que es presentada por el MARCO como “la primera gran exposición en el continente americano dedicada a revisar la producción” de la artista. El recorrido abarca 20 años de trabajo de Margolles, médica forense y licenciada en Comunicación por la UNAM, cuyo arte que aborda la violencia la ha llevado a presentarse en tres ocasiones en la Bienal de Venecia y a exhibir en el MoMA, Tate de Londres, Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), entre otros grandes recintos. El título —planteado en pregunta, como acostumbra— podría entenderse de dos maneras: cómo salimos de la violencia que asedia al país y cómo sale México en este retrato hecho de vestigios que deja el abandono, principalmente propiciado por el crimen e inacción de los gobiernos.

La exposición inicia con un fuerte contraste. Primero, un maniquí con un vestido de noche confeccionado en Culiacán recibe al público, pero los detalles son el preludio de lo que será el crudo y potente recorrido: está hecho con pedazos de vidrios de sitios abandonados por la violencia. Este pequeño detalle será magnificado una vez que se crucen unas cortinas de plástico transparente, propias de una morgue, para encontrarse con una instalación con 32 ventanales y puertas de vidrio provenientes de locales que fueron abandonados debido a la violencia en estados como Tijuana, Ciudad Juárez, Culiacán, Monterrey y que representan a los 32 estados de la República. Uno de los vidrios llama la atención, tiene pegado el cartel de búsqueda de una persona desaparecida. Esta instalación, acompañada del sonido del pasar de La Bestia —tren que usan los migrantes para trasladarse—, se presenta como “Sin título”, sin embargo, Taiyana Pimentel, curadora de la muestra y directora del MARCO, revela que el subtítulo de la instalación es “Elegía a la patria”, como el poema de Jorge Luis Borges.

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Karla es el retrato de una amiga
asesinada de la creadora. Foto: Emilio Vásquez / EL UNIVERSAL
Karla es el retrato de una amiga asesinada de la creadora. Foto: Emilio Vásquez / EL UNIVERSAL

“Ese terror y esa fragilidad que sentimos con el temor de que se nos rompa un vidrio, es el mismo que sienten las familias a las que les avisan que le han asesinado a un hijo”, dijo Margolles sobre la instalación.

Ésta es una de las tres piezas comisionadas a Margolles para la muestra, que en total presenta 23. “Esta exposición pretende enfocar los tiempos que vivimos. Teresa Margolles no soluciona, simplemente anota”, comentó Pimentel.

En la selección hay obras icónicas, como Banca, una de las bancas en las que Margolles mezcló cemento con el agua residual de los cuerpos lavados en una morgue, en este caso en Puebla, de la que se presentó una versión por primera vez en la Bienal de Venecia en 2007. La Promesa, un imponente terrón de escombros de un hogar abandonado en Ciudad Juárez que realizó para el MUAC en 2012. Esta pieza estará acompañada por un performance que consistirá en el lento desmoronamiento de los escombros.

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La Fronchi es la camioneta que ha acompañado a la artista y en la que presenta videos en el marco de la exposición. Fotos: Emilio Vásquez / EL UNIVERSAL
La Fronchi es la camioneta que ha acompañado a la artista y en la que presenta videos en el marco de la exposición. Fotos: Emilio Vásquez / EL UNIVERSAL

“El éxodo fue dejar sus estados, dejando las casas solas por la violencia, el miedo, el cierre de trabajos. ¿Por qué dejamos nuestro hogar?, ¿qué es lo que te motivaría a ti a dejar tu casa, la que prometiste a tus hijos que esa iba a ser tu legado? (…) ¿qué nos han prometido que no se ha cumplido?, ¿cuáles son las promesas de protección, de vida, de estudios, de una vejez digna?”, cuestionó la artista.

Entre las salas se pueden observar piezas sobre migración, como La huella, impronta en yeso de 17 rostros de migrantes haitianos, y Trayectos, una serie de fotos y escultura de venezolanos que cruzan a Colombia, retratados con el rostro cubierto y representados en cubos de cemento que almacenan sus playeras sudadas. Las piezas internacionales continúan con Tenemos un hilo en común, donde telas de la ropa de víctimas de homicidio, algunas manchadas con sangre, fueron intervenidas por mujeres bordadoras, pieza con la que Margolles busca mostrar lo que hay detrás de la belleza de una artesanía: “Necesitaba cuestionar qué es lo que hay debajo: hay infaticidio, niñas madres, violaciones, asesinatos”, dijo.

Las consecuencias de los homicidios también han tocado a Margolles, quien muestra una obra personal que hace que quiera llorar cuando la presenta al público. Todo inició con la serie fotográfica Pistas de baile, donde se retratan las ruinas de centros nocturnos que brillaron en el auge de Ciudad Juárez —cuna de Juan Gabriel y lugar que alguna vez albergó a Frank Sinatra y Marilyn Monroe— y que, además, eran fuentes de ingreso de la comunidad transgénero. Derribaron los muros, pero resistieron las pistas de baile. Cuando Margolles hizo esa obra conoció a Karla, mujer trans, familiar de Juan Gabriel y con quien inicialmente colaboró para luego entablar una amistad. Karla fue asesinada en 2015 y, en una solemne sala, se exhibe un retrato, que le hizo Margolles, junto a su acta de defunción y un audio en el que testigos buscan una explicación a su asesinato.

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Trayectos plasma fotos y esculturas de venezolanos que cruzan a Colombia, retratados. Foto: Emilio Vásquez / EL UNIVERSAL
Trayectos plasma fotos y esculturas de venezolanos que cruzan a Colombia, retratados. Foto: Emilio Vásquez / EL UNIVERSAL

“Karla era cantante, trabajadora sexual, trans y su muerte quedó impune. Yo no estaba cuando sucedió. Me dijeron ‘es ella, es ella’ y yo dije ‘no puede ser’. Yo venía en la camioneta (La Fronchi). La última vez que la vi, fue en una esquina que le daba una luz preciosa”, recordó Margolles, quien la retrató en ese instante. La noticia de la muerte de Karla pasó casi desapercibida en las páginas de un periódico, no fue un homenaje digno a la memoria de la artista. “Su asesinato quedó impune, se cerró el caso. Lo único que puedo hacer por ti… ¿cómo me quedo con esto? La forma en que quede su memoria, por lo menos en el arte, la vamos a recordar”, declaró Margolles con la voz entrecortada.

También en la línea personal presenta La Fronchi (Frontera Norte Chihuahua), segunda pieza comisionada. Se trata de la camioneta que ha acompañado a la creadora en las buenas y en las malas y en la que, estacionada afuera del museo, el público podrá ver en su interior videos que ha hecho la artista. “No tengo estudio, el estudio es la calle… a La Fronchi le ha pasado de todo”.

El recorrido termina con un toque de esperanza: La Ilusión, un letrero de lo que era un cine estilo art déco de Monterrey que representaba la modernidad, y la tercera obra comisionada. La marquesina, símbolo también de un espacio abandonado, fue desmontada y recuperada con nuevas luces neón que para Margolles representa luz:

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Para crear Banca, la artista mezcló cemento con el agua residual de los cuerpos lavados en una morgue de
Puebla. Foto: Emilio Vásquez / EL UNIVERSAL
Para crear Banca, la artista mezcló cemento con el agua residual de los cuerpos lavados en una morgue de Puebla. Foto: Emilio Vásquez / EL UNIVERSAL

“Lo que me importaba a mí era volver a iluminar. Es posible iluminar lo que está cayéndose en pedazos. ¿Podemos volver a iluminar?, ¿podemos volver a confiar? Esa es la pregunta”, planteó la artista.

Al final del recorrido, en un breve encuentro con la prensa, Margolles se niega a hablar sobre si alguna vez se ha sentido en peligro por el arte que realiza: “Esas son cosas personales”, dijo tajante. Cuando otro reportero le preguntó qué salida ofrece el arte ante el panorama desolador, ella recordó que, a final de cuentas, “el arte no tiene magias y no creo que sea el único camino”.

¿Cómo salimos?” estará abierta al público hasta el 22 de marzo de 2026 y se trata de la primera de las tres revisiones que se harán sobre el trabajo de Margolles, las otras dos se realizarán en museos en el extranjero, adelantó Pimentel.

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