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Tlaxcala.— Inicia el nuevo gobierno y ante la llegada de la Secretaría de Cultura Federal a esta ciudad, creadores como la escritora Tania Villegas se preguntan: “¿Los que estamos aquí en Tlaxcala vamos a ser partícipes de esa Secretaría? Es decir: ¿me van a contratar para colaborar en los proyectos de esa Secretaría?, ¿o va a venir alguien de afuera a decirme cómo administrar la cultura en mi estado?”

No son los únicos que hacen preguntas: en vista de que en el Palacio de la Cultura se instalarán las oficinas de la Secretaría, usuarios de la Casa de la Música —que tiene su sede en el Palacio y que recibe cerca de 350 alumnos— cuestionan:

“Mi preocupación más grande es que nos quiten estas instalaciones para nuestros niños porque algo hemos estado escuchando ya; que se viene la Secretaría de Cultura. Lo que es muy benéfico porque para el Estado sí es más incursión en ese ámbito, pero a algunos papás que traemos a nuestros hijos nos preocupa que nuestros niños se queden sin estas instalaciones para tomar sus cursos”, dice Mariana Hernández García, tras dejar a su hijo en las clases de música.

José Cesáreo es un adulto mayor que los martes y jueves asiste en las mañanas a bailar danzón; él y los integrantes del grupo Ensueño no bailan en un salón —son muy pequeños—, sino en el vestíbulo de la entrada: “Tenemos tres años de estar en este grupo, algunos son jubilados; otras, amas de casa. Para Tlaxcala es muy bueno que venga la Secretaría”. Sin embargo, Césareo cuenta: “Nos habían dicho que nos iban a mandar a otro espacio, pero nosotros no nos queremos mover de aquí, porque somos de aquí y nos queda céntrico”.

Osvaldo Berruecos, quien toma clases, considera que si la Secretaría llega a este edificio, los talleres de la Casa de la Música probablemente se tendrán que mover al Centro de las Artes, en Apizaquito (comunidad de Apizaco, a 25.5 kilómetros de distancia) y que esto le aumentará los costos.

“El municipio de Apizaco nos queda lejos; el transporte es bastante caro; aquí, al centro del estado, todos pueden llegar”. Berruecos aclara que el traslado es de 45 minutos y que el costo es de alrededor de 70 pesos, de ida y vuelta. “Hay rumores; no hay nada oficial. Como suponemos que es muy grande todo lo que traen, van a ocupar totalmente el edificio. No nos han dicho como tal que no se va a impartir lo que se imparte acá, pero creo que ya no va a haber lugar.”

Sin información. No hay en Tlaxcala nada que adelante la llegada de la Secretaría Federal, tampoco en el inmueble; son los testimonios y preguntas de los usuarios y de artistas los únicos que auguran un cambio.

En septiembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que será la de Cultura la primera Secretaría en el proceso de descentralización. La nueva secretaria, Alejandra Frausto, precisó en noviembre, durante la mesa Cultura Alimentaria, que estarán en el Palacio de Cultura. Hasta ahora se ha informado que serán alrededor de 20 personas las que se trasladen. Autoridades del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura indicaron en noviembre pasado que sí existen espacios suficientes para albergar al personal que llegará.

El Palacio de Cultura —inmueble de 1946 y sede del Instituto desde 1991— es un edificio de tres plantas (la baja es una especie de sótano), con 50 salones, un patio y un jardín donde hay estacionamiento para alrededor de 12 carros; no cuenta con auditorio. Dos terceras partes del recinto son ocupadas por la Casa de Música; las demás son del centro cultural que ofrece talleres de pintura, ballet, danza en diversas modalidades y cerámica, y bodegas. Sólo tiene dos oficinas a la entrada, que ocupan la coordinadora de la casa, y la coordinadora del programa del centro cultural. Está ubicado en la calle Benito Juárez, a cinco cuadras del Centro Histórico.

Desde los jardines y corredores de la Casa de la Música se escucha en las mañanas el danzón; en las tardes, los coros y ensayos de estudiantes que toman clases entre las cuatro de la tarde y siete de la noche.

En entrevista, la coordinadora de la Casa, Rosa María Vázquez, pide que no haya preguntas en torno de la llegada de la Secretaría de Cultura. Sólo describe cómo es la vida cultural del espacio: “Tenemos en este edificio aproximadamente 350 alumnos divididos en la Orquesta Sinfónica Infantil, que tiene 13 instrumentos diferentes; tenemos talleres libres para niños, jóvenes, adultos, y tercera edad; piano, saxofón, guitarra clásica, guitarra popular, solfeo, conjuntos corales, y además ensaya aquí la Orquesta Sinfónica de Selección José Pablo Moncayo. Tenemos cuatro orquestas municipales en Huamantla, Apizaco, Santa Cruz Tlaxcala y la ciudad de Tlaxcala. En este edificio a lo largo del año se hacen eventos como el Festival Internacional de Coros y el Encuentro Nacional de Orquestas. Se hacen por lo menos dos conciertos al mes con orquestas o ensambles”.

Vázquez explica que cada niño paga mil 500 pesos al año para tomar los cursos, que la población que asiste es de la ciudad, y de municipios aledaños, e incluso de Puebla.

Los salones son casi todos pequeños, aptos para ensayos; el vestíbulo se usa como sala de concierto, al igual que el patio.

Sandra Bonilla, quien tiene tres hijos estudiando en el Palacio, afirma: “La vida de este lugar es muy tranquila, nos ofrecen muchísima cultura para nuestros hijos. No sé si lleguen con la intención que hay ahorita o como áreas de oficina, porque si fueran oficinas no nos va a beneficiar en nada, todo lo contrario; no sé qué haríamos con los niños”.

En opinión de otra mamá, Karen Vázquez, “qué bueno que venga la Secretaría de Cultura para que le dé más vida, más luz, y para que haya más actividades en el edificio”. Opina que falta información de qué va a pasar con la ubicación de los niños y las clases que podrán tomar.

¿Qué esperan los artistas? Para el pintor José Luis Rodríguez, con la llegada de la Secretaría, el Estado no sólo va a crecer cultural, sino económicamente: “Tiene una gran importancia no sólo para los jóvenes en las artes, sino para la sociedad en general, a partir de esto el Estado tiene que tener otra visión”.

Para Édgar Landeros, médico y actor, “puede ser benéfico porque Tlaxcala ha estado muy olvidado de la cuestión a nivel federal, nos menosprecian por ser un estado muy pequeño, y tenemos muchas carencias”.

Hilda Serrano, quien es radióloga y actriz, que creció en México y tiene 26 años de vivir en Tlaxcala, dice: “Tlaxcala no está preparada para recibir a tal cantidad de gente viviendo en la ciudad capital; yo vivo fuera, en Apizaco, y es muy difícil trasladarme a muchos lugares. Toda esta idiosincrasia citadina que se va a venir a vivir acá... creo que los tlaxcaltecas no tenemos real dimensión del movimiento que se va a hacer aquí”.

Pero además agrega que una problemática de la entidad es que “no hay escuelas de arte”.

Para Tania Villegas, “lo que va a suceder, desde mi óptica, es que solamente van a ser oficinas de la Secretaría de Cultura. No va a fungir como otro espacio artístico. Solamente se van a trasladar las oficinas, no creo que se trasladen los programas culturales”.

Y Édgar Landeros agrega que si terminan llevándose al Centro de las Artes de Apizaquito los talles de la Casa de la Música y otros del Palacio, la capital va a tener todavía menos espacios culturales. “Cuando se llevaron la sede del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura a Apizaquito pensamos que, en cierta forma, iba a desaparecer la cultura en la capital; el anterior gobernador (Mariano González Zarur), como era de Apizaco, se llevó todo a Apizaco, cultura y juzgados”.

Landeros, Hilda Serrano y Tania Villegas lamentan la situación que en los últimos años han vivido los espacios de cultura en la capital tlaxcalteca, una situación que tiene en el conjunto Plaza Bicentenario el emblema de abandono de los recintos y el uso de recursos públicos para grandes obras que no se concluyen.

En la misma calle Benito Juárez, cerca del Palacio de Cultura, está esa Plaza Bicentenario que dejó a medias en 2011 el gobierno de Héctor Ortiz Ortiz, una obra que tuvo una inversión de alrededor de 400 millones de pesos, que iba a tener tres teatros e incluso un museo y que, ahora, el gobierno de Marco Antonio Mena, anunció que será sede de Conacyt.

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