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La casa familiar de Octavio Paz, que es parte de la masa hereditaria del poeta y que se encuentra en litigio, fue desalojada el día de ayer por personal del DIF, institución que desde 2022 está al cuidado de dichos bienes.
El desalojo obedece a un juicio, promovido por el DIF capitalino, del inmueble ubicado en la esquina de las calles Porfirio Díaz y Denver, en colonia Nochebuena, y en cuyo segundo piso habitaban los descendientes de José Sacramento Ayala y María Cruz, a quienes Octavio Paz y Marie-José Tramini alojaron desde hace cuarenta años.
En el inmueble hay un área a la que, sus ahora antiguos habitantes, no tenían acceso y en la que se resguardaban objetos personales de Paz; si bien se trata de pocos artículos que aún no han sido catalogados, fuentes cercanas al caso aseguran que el desalojo dará pie al trámite de catalogación.
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Dos elementos de la Guardia Nacional, que se van turnando, vigilan que el patrimonio de Paz esté resguardado. Los electrodomésticos, muebles, cajas, sillas, bicicletas, adornos, bolsas y demás pertenencias de los habitantes estuvieron sobre las banquetas, prácticamente, todo el día.
Para impedir el acceso, dos sellos con la leyenda Juzgado Vigésimo Quinto de lo Familiar, fueron colocados en la puerta trasera del inmueble.
Tres perros viejos, que pertenecen a la familia Ayala, estuvieron amarrados a un árbol fuera de la casa; algunos vecinos pasaron por la zona y observaron los artículos en el suelo; compraron un par de ellos porque, lo más probable es que los Ayala no puedan trasladar todo a una nueva casa.
María de Lourdes Ayala, hija de José Sacramento y María, contó que los miembros de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y del DIF arribaron al domicilio alrededor de las 7:00 horas, después de que una mujer, que se identificó como actuaria, la visitara. Lourdes también relató que a la mujer le mostró un documento impreso, que le mandó su abogado, en el que se informaba que, desde el 19 de febrero, el desalojo no procedía; sin embargo, la actuaria afirmó no tener conocimiento al respecto: "Dijo que no le llegó el documento".
Fueron alrededor de 100 personas las entraron al inmueble, y aunque no hubo violencia y no se forzaron cerraduras de ninguna de las dos entradas, la familia alega que sí recibieron un trato déspota.
Ashly, nieta de José Sacramento, reveló que durante el proceso desparecieron dos teléfonos celulares, así como los cargadores de un par de teléfonos iPhone.
En el interior, dijeron los Ayala, hay un hombre que se quedará a velar.
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