“Cada uno de los términos utilizados y los argumentos utilizados (por el presidente mexicano) dibujan a un machista de libro de texto”, dijo una politóloga en Panamá, tras analizar el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador , quien defendió a Pedro Salmerón por las acusaciones de acoso sexual en contra de estudiantes del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) e integrantes del partido Movimiento de Regeneración Nacional Morena (Morena), y declaró que “como si fuese la Santa Inquisición, la canciller de Panamá se inconformó, que porque estaban en desacuerdo en el ITAM. (En un documento) nos pedía que no enviáramos la solicitud de beneplácito”.
Aunque desde el 24 de enero, la ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Erika Mouynes , informó que “La cancillería panameña ya manifestó su posición a la cancillería mexicana por los canales diplomáticos que corresponden”. Fue hasta ayer que el presidente mexicano dio a conocer que “como si fuese la Santa Inquisición, la ministra o canciller de Panamá se inconformó, que porque estaban en desacuerdo en el ITAM. (En un documento) nos pedía que no enviáramos la solicitud de beneplácito”.
En su conferencia matutina desde Palacio Nacional , el titular del Ejecutivo recomendó a la canciller el libro "El General", que hizo Graham Greene sobre Omar Torrijos. Además defendió a Salmerón, historiador acusado de acoso sexual desde hace varios años.
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“Si no existe una denuncia formal, ¿nada más por la campaña de linchamiento encabezada por Denise Dresser , acusándolo de acoso sexual?”, dijo el primer mandatario y adelantó que “vamos a buscar la forma, a ver si no se enojan los conservadores, de utilizar los conocimientos de Pedro en otro campo. A mí me gustaría mucho que nos ayudara mucho en todo lo que son archivos, me importa mucho dejar bien terminado, protegido, porque desde el temblor está mal el edificio, conservado el archivo agrario y él es especialista. Me gustaría que fuese mi asesor para hacer en Presidencia una historia para los jóvenes sobre los fraudes electorales en México, sería buenísimo, todos los fraudes, cuando menos 100 años de fraudes, del fraude a Madero, 112 años para acá. O cualquier otra actividad histórica que él quisiera aceptar”.
Esa serie de declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador fueron analizadas esta mañana durante el programa panameño Mesa de periodistas, de TVNNoticias, en el que participó la politóloga y periodista Sabrina Bacal y Jorge Eduardo Ritter, excanciller de la República de Panamá.
En su intervención, Bacal señaló que “el discurso de López Obrador además de demostrar malcriadez, de ser despechado y de ir en contra de la amplia experiencia diplomática que tiene su país, es un clásico discurso machista. Cada uno de los términos utilizados y los argumentos utilizados dibuja a un machista de libro de texto”.
Indicó que “hablar de mujeres que han sido acosadas sexualmente por una persona que tenía una posición de poder, de un profesor a unas alumnas, tiene que ser probado ante los tribunales, y como no hay denuncias entonces no ocurrió a pesar de los cientos de denuncias, no denuncias legales pero quejas, y a pesar de la decisión que tomó la universidad. Hablar de eso como un linchamiento es no entender en este contexto quién es el victimario y quiénes son las víctimas. Es ponerse de lado del victimario. Decirle a la canciller que es parte del linchamiento y que es parte de una Santa Inquisición es también parte de este de este lenguaje machista que busca desconocer que las mujeres somos iguales que los hombres, no es que la canciller se incomodó, es que hay denuncias serias contra la persona que usted nos quería enviar de embajador, aunque no hubiesen denuncias serias ella se puede incomodar porque ella debe dar el beneplácito”.
Sabrina Bacal explicó que el país que recibe al embajador tiene el derecho a dar el beneplácito y que además puede dar o no las razones del por qué de su decisión. Sin embargo, dijo, el presidente Andrés Manuel López Obrador “le quita la importancia y el peso al argumento (al decir) que ‘se incomodó’ y para rematar dice que seguramente fue como una locura de la canciller y que el presidente no sabe. Esa es otra manera de denigrar a una mujer y a una mujer que ostenta un alto cargo en Panamá, como si las mujeres ejecutivas, políticas, no pudiesen tomar una decisión con base en argumentos, a un raciocinio y al pedigree que tiene el señor Salmerón y a lo que le conviene diplomáticamente a Panamá y México. Después de simplemente un arranque de locura de la canciller, es la típica argumentación machista”.
Con respecto a la recomendación del libro que hizo el presidente mexicano a Erika Mouynes, Bacal indicó que con esas acciones está “dándole lecciones a la canciller panameña, un hombre así, de manera patriarcal, le va a dar lecciones a la mujer. Todo, absolutamente todo, su lenguaje, sus gestos, dibujan al clásico machista, no solamente desde el comienzo defendiendo a una persona que tiene denuncias de acoso, sino lo que hizo ayer es el machista de libro. Yo creo que la canciller queda muy bien, no ha salido a contestar, ella no tiene por qué hacerlo, creo que el presidente se ha desnudado como es, ha recibido críticas en su país, en Panamá, la gente ha salido a apoyar la postura de Panamá”.
En su intervención, Jorge Eduardo Ritter, excanciller de la República de Panamá, dijo que “no es nada normal ver este tipo de reacciones (como la del presidente López Obrador). Una reacción de enorme petulancia, soberbia y de despecho. Es una reacción muy poco acostumbrada en América Latina y donde varias veces se ha hecho mofa o burla de las reacciones de los presidentes. Lo que ha hecho el presidente de México debe avergonzar a los mexicanos, al gobierno, porque esos no son los términos en los que un presidente se refiere a una ministra de relaciones exteriores ni a ningún funcionario de otro gobierno”.
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Ritter señaló que el presidente Andrés Manuel López Obrador entró a su cargó como “una persona distinta y ganó una elección al margen de los partidos políticos tradicionales de México, se ha convertido, la silla lo ha cambiado y después de su tercer año de mandato está ante una presidencia imperial. Lo que hizo ayer es otro acto que riñe con las normas protocolarias, no es que haya una norma que lo diga, lo único que dice la norma internacional es que la persona que va a ser designada ante otro gobierno requiere del consentimiento —plácet— del país donde va a estar acreditado. México tenía que pedirle a Panamá su consentimiento para nombrar al señor Salmerón”.