El pasado 2 de abril, Hilda Trujillo, exdirectora de los Museos Diego Rivera Anahuacalli y Frida Kahlo Casa Azul, hizo público que desde 2009 se supo de la falta de 12 páginas con dibujos de la artista, así como de al menos 10 de sus obras, y hasta ahora ni el Banco de México, que tutela el acervo que Kahlo y Rivera dejaron en un fideicomiso, ni el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), encargado de vigilar obras con declaratoria de Monumento artístico, como es el caso de estos dos artistas, ni la Secretaría de Cultura, han dado seguimiento al caso.
Trujillo, quien ahora es directora general de Cultura de la Alcaldía Coyoacán, publicó en su blog la investigación que ha hecho en los últimos cinco años sobre los malos manejos del Fideicomiso de Frida Kahlo y Diego Rivera, que han puesto en riesgo a la colección que fue legada “al pueblo de México”. Con respecto al diario de Frida Kahlo, la funcionaria explica que cuando recién asumió el cargo de directora de los museos de Rivera y Kahlo, Carlos Phillips Olmedo —hijo de la mecenas Dolores Olmedo y quien hasta 2021 “dominaba” al Comité Técnico de este fideicomiso— ordenó en junio de 2003 que el diario original de la artista ya no se exhibiera al público, sino que se resguardara en una caja fuerte dentro de la Casa Azul y se mostrara una edición facsimilar, realizada por la editorial La Vaca Independiente en 1994.

El 18 de septiembre de 2009 se implementaron muebles especializados para guardar archivos del acervo de Kahlo, a donde se cambiaría “El Diario” de Kahlo. Para ese proceso, Trujillo pidió a Phillips Olmedo abrir la caja fuerte, lo cual fue un problema momentáneo, pues él olvidó la contraseña y se tuvo que llamar a un cerrajero. Una vez superado este contratiempo, Hilda Trujillo ordenó a trabajadores cotejar las páginas del diario original, con la edición facsimilar.
—¿Por qué pidió el cotejo?
—Me dijo el jardinero: ‘Es que aquí viene una investigadora, le da dinero al encargado y se lleva paquetes de documentos’. Hay colecciones privadas donde tienen parte de documentos (cartas) y la otra mitad en la Casa Azul, entonces ahí hay una evidencia y había marcos vacíos (en los baños de la casa). (…) Alguna vez, un empleado anterior, llamado Ignacio Custodio, que había sido custodio de salas y lo habían dejado encargado, comentó que habían salido cosas de la casa. Había hechos que decían que pudo haber pasado algo y fue lo que me llevó a empezar a escribir, o sea siempre iba documentando, pero no tenía forma de comprobarlo.

En su blog, Hilda Trujillo explica que la extracción del diario de la artista de la caja fuerte y su cotejo fueron grabados por las cámaras de seguridad del recinto, pero en entrevista revela que Phillips Olmedo permaneció en la Casa Azul cuando se hizo la revisión y que salió nervioso cuando se hizo saber que faltaban 12 páginas.
“Yo estaba con Carlos platicando en la sala de junto y llega una de mis colaboradoras y dice ‘Hilda, faltan hojas’. Caminamos y vimos y Carlos dijo ‘¡ya me voy! No pongas mi nombre y pon lo que encontraste’. (…) Él mismo me dijo ‘yo voy a reportar a la PGR y al INBA’”.
Para registrar lo ocurrido, Trujillo redactó una minuta sobre los hechos, la cual fue firmada por ella misma y los trabajadores presentes, excluyó el nombre de Phillips Olmedo, como lo ordenó. La entonces directora notificó por llamada telefónica lo ocurrido a José Luis Pérez Arredondo, entonces fiduciario del Banco de México y hoy auditor del mismo, y al día siguiente envió copia de la minuta a Phillips y Pérez, junto con la insistencia de informar a las autoridades, algo que hizo a lo largo de los años, hasta su salida de los museos en 2020.
—Cuando él se retiró ¿no explicó por qué no quiso ser mencionado en la minuta?
—No, lo noté nervioso, muy nervioso, no dijo por qué.
El último testimonio de las páginas sustraídas se puede encontrar en las ediciones de La Vaca Independiente, cuando se fotografió el diario para la edición; quien supervisó todo fue José Juárez, pareja sentimental de Dolores Olmedo. En las hojas se pueden leer mensajes de amor que escribió Kahlo sobre Rivera, como “TU ME DUERMES Y ME AVIVAS”; menciones a Stalin, Engels, Marx, Lenin y Mao; frases como “Nada se queda, todo revoluciona”, un autorretrato y dibujos del martillo y la hoz, así como paisajes. Trujillo estima que faltan más páginas, además de las de texto que señaló la editorial en su primera edición, pero piensa que estas fueron sacadas antes de que se editara el libro en los años 90, indicio de ello es la página del diario que presuntamente quemó el empresario Martin Mobarak en Miami, en 2022, con el fin de convertirla en NFT. Esta página fue parte de la colección Gelman, como se puede ver en el catálogo La colección Gelman: selecciones. La colección de Arte Moderno y Contemporáneo de Jacques y Natasha Gelman —este acervo resurgió el año pasado, cuando se intentaron subastar en el extranjero obras de David Alfaro Siqueiros y María Izquierdo que también están protegidas por la declaratoria de monumento artístico; así como con el actual caso de Kahlo, el INBAL no transparentó si emprendió investigación o acción alguna en el caso de la página del diario quemada ni en el caso Gelman.
“Esas páginas sin duda son una gran pérdida. El diario es la fuente más importante para cualquiera que quiera estudiar la obra de Frida Kahlo”, afirma Helga Prignitz, historiadora de arte y una de las especialistas más importantes sobre la artista. La autora de los libros Frida Kahlo: the painter and her work y Hidden Frida Kahlo: Lost, Destroyed or Little Known Works respalda el señalamiento de obras faltantes en el Museo Frida Kahlo:
“Yo misma sé que faltan muchas piezas(…). Desde hace algún tiempo me he esforzado por rastrear la procedencia y el viaje de las piezas. ¿Por qué la Casa Azul no dio la voz de alarma hace mucho tiempo? Después de todo, Frida Kahlo es probablemente la artista más conocida del país y sus obras son de gran valor. El hecho de que ni siquiera la propia Casa Azul haya cuidado mejor su propia colección es un escándalo”.
Trujillo dice que a su investigación publicada falta sumar los miles de exvotos desaparecidos que coleccionaron Rivera y Kahlo, pues en el fideicomiso se detalla que había más de 2 mil, pero ella estima que en los museos hay poco más de 400.
Indiferencia
Y lo que debería ser un escándalo fue disminuido por el Banco de México y el INBAL. El primero sólo dijo que terminó su larga relación laboral con Trujillo por irregularidades en su administración y que sus acusaciones son infundadas. El segundo sólo dijo que no ha dado permisos para la exportación definitiva de obras de Frida Kahlo al extranjero. Ninguno de los dos ha mostrado que el diario está íntegro o señalado que se ha iniciado una investigación formal. El escándalo incluso pasó desapercibido por la familia de la artista. Mara Cristina Teresa Romeo Pinedo y Mara de Anda, sobrinas nietas de Kahlo y conocidas por sus peleas legales por los derechos del nombre de la artista, no se han pronunciado. Por su parte, Cristina Kahlo, sobrina nieta de la pintora y miembro actual del Comité Técnico del fideicomiso, dice no estar enterada: “Ay es que no estoy en México, no sé de lo que me esté hablando. Hasta que no regrese y lea esas noticias no puedo dar una opinión, la verdad”.
¿Qué sigue?
Se preguntó al INBAL y a la Secretaría de Cultura si ya habían iniciado una investigación, pero no hubo respuesta.
El abogado especializado en derecho cultural Luis Cacho explica que aunque el fideicomiso sea de propiedad privada, el robo de obras con declaratoria de monumento artístico se prevé en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, por lo que es un delito federal y “uno que se persigue de oficio, lo que significa que cualquier persona puede denunciar el robo ante la Fiscalía General de la República”.
En este caso, INBAL y Secretaría de Cultura “deben presentar la denuncia, porque en el Código Nacional de Procedimientos Penales se prevé que cualquier servidor público, que con motivo de sus funciones tenga conocimiento de un hecho constitutivo de delito, debe hacerlo del conocimiento de la autoridad competente, o sea la FGR”. De hecho, el abogado explica que incluso la Fiscalía debería abrir una carpeta de investigación sin esperar una denuncia, porque el caso ya se hizo de su conocimiento a través de la prensa. ¿Qué pasa si las autoridades se hacen de la vista gorda? “Ese servidor público está incumpliendo con una de sus obligaciones. Se le puede iniciar un procedimiento de responsabilidad administrativa, y concluir con una sanción administrativa, conforme a lo previsto en la Ley General de Responsabilidades Administrativas”, agrega Cacho.
Se buscó a Carlos Phillips Olmedo y a José Luis Pérez Arredondo para conocer sus posturas sobre el caso, pero no hubo respuesta.