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En el Museo Nacional de Arte (Munal) se podrán ver a partir de hoy 173 piezas de la colección del poeta Carlos Pellicer, la cual se exhibe por primera vez en la muestra “Carlos Pellicer. Amistad y memoria”.
Esta colección fue donada en enero por Carlos Pellicer López, sobrino del poeta, y suma en total 651 piezas que ahora residen en el Munal. El acervo será guardado en la bodega de transición del recinto, la cual se tuvo que adaptar para su almacenaje, explica Carmen Gaitán, directora del Munal, a EL UNIVERSAL.
“Carlos Pellicer. Amistad y memoria” cuenta con la curaduría del propio Pellicer López y de María Estela Duarte y fue dividida en siete núcleos temáticos: El rostro del poeta y sus entornos, Entre los siglos XIX y XX, Baluartes del arte mexicano, Alternancias a la Escuela Mexicana, Poética del paisaje, Diseño y artes escénicas y La emoción de Mario Alonso.
Carlos Pellicer López Foto: Frida Juárez
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La muestra inicia con un retrato de Pellicer que pintó Diego Rivera en la década de los años 40. “Mi tío siempre se sintió muy halagado, muy orgulloso. (Rivera) supo captar esta mirada hacia un futuro mejor y optimista”, dice Pellicer López durante el recorrido para prensa.
En la exposición hay obras de Nahui Ollin, Roberto Montenegro, José Clemente Orozco, José María Velasco, Juan Soriano, Miguel Covarrubias, Joaquín Clausell, Saturnino Herrán, Dr Atl, de quien destacan una rara obra de estilo futurista y un paisaje cuando aún firmaba como Gerardo Murillo. También hay fotografías del propio Pellicer, de Manuel y Lola Álvarez Bravo y de Armando Salas Portugal.
“Es una oportunidad de acercarse a esta personalidad”, dice la curadora María Estela Duarte sobre la exhibición. “Esta es una colección de amistades, algunas obras las compró, pero muchas se las regalaron e intercambió por poemas”, agrega.
Una amistad especial para Pellicer fue con Frida Kahlo, de quien se expone un retrato firmado por Bernice Kolko. A un lado de la fotografía, hay una carta de Kahlo en la que se refería al poeta como “Carlitos lindo” y un soneto de los que Pellicer le dedicó.
“Una amistad íntima, es la palabra justa. Se quisieron muchísimo. Mi tío en uno de sus sonetos confiesa ‘no pude ser tu buen samaritano’, yo creo que ahí queda claro cuál fue la relación”, cuenta el sobrino del poeta.
El arte que robaron a Carlos Pellicer
En la exposición también se pueden ver dos bastidores sin obra alguna. No se trata de un error del museo, sino un recuerdo de dos, de los 10 cuadros de José María Velasco, que le robaron al escritor Carlos Pellicer en octubre de 1976.
“Son los dos cuadros grandes que cortaron la tela del bastidor, la enrollaron y se la llevaron. Cuando aparezcan se les dirá a los dueños que aquí está los pedacitos que les faltan”, cuenta el sobrino de Pellicer, quien agrega que a lo largo de los años ha escuchado que se ofrecen las obras a la venta y que pese a que en aquel entonces se levantó la denuncia, no se resolvió el caso.
En el núcleo “Diseño y artes escénicas” se podrá ver una pequeña muestra del diseño de moda mexicano, pues está integrado por bocetos de diseño de vestuario hechos por Roberto Montenegro y el diseñador de moda Ramón Valdiosera.
Carlos Pellicer López declara que tomó la mejor decisión de donar la colección al Munal, institución que describió como generosa por hacerse cargo de salvaguardarla, estudiarla y difundirla. Sobre la protección del patrimonio, el sobrino del escritor dijo que “la única salida” para cubrir las necesidades sería que la iniciativa privada “le eche la mano” al Estado, porque “nunca va a alcanzar el presupuesto”, afirma a esta casa editorial.
Foto: Frida Juárez
La colección de Carlos Pellicer abre caminos para la investigación
En el núcleo “La emoción de Mario Alonso” se exhiben una selección de las mil 426 obras de Mario Alonso Ostolaza, artista poco conocido por rehusarse a exhibir su obra y amigo de la familia Pellicer que legó su obra también al sobrino del escritor y que ahora también pasa a ser parte de la colección.
Pellicer López dice que espera que ahora que esta obra se hace pública, surja el interés para investigar al artista que también fue amigo de Roberto Montenegro, a quien incluso retrató y también forma parte de la exposición.
Entre las obras de Juan Soriano y Roberto Montenegro, se encuentra una naturaleza muerta, cuyo origen sigue siendo un misterio para la familia. Se trata de “El Ancla”, una obra firmada por Vicenta Espinoza F. “Nadie ha sabido quién era Vicenta, por fortuna firmó el cuadro. Yo me imagino que mi tío lo compró en alguna exposición de muchachos”, cuenta el también curador.
Otro artista que podría ser objeto de estudio es Salvador Conde, de quien se exhiben múltiples cuadros en el recorrido, pues fue discípulo de Carlos Pellicer. “Todavía no lo conocemos bien, tuve oportunidad de saludarlos de vez en cuando. Por desgracia no vivió muchos años y nunca llegó a ser reconocido”, recuerda.
Foto: Frida Juárez