El uso de la sal en la y sus valores actuales como objeto de intercambio comercial y simbólico es una tradición que, posiblemente, nació de la , específicamente de Al-Ándalus, nombre que los musulmanes dieron a la Península Ibérica entre los siglos VII y XII de nuestra era.

Así lo explicó Guillermo García Contreras, historiador de la Universidad de Granada, España, quien participó en el último , organizado por la Coordinación Nacional de Antropología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Para García Contreras, las formas de acumular el capital económico, el oro, la playa y la sal, incluso los conocimientos tradicionales y relaciones con el medio ambiente, fueron punto de aprendizaje para el imperio español, quienes replicaron esos sistemas de Al-Ándalus en los territorios que conquistaron.

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Tras explicar que el nombre Al-Ándalus abarcó a diferentes organizaciones de la Península Ibérica, el investigador detalló que la producción de sal en ese lugar se llevó a cabo en un sistema distinto al feudal, y señaló que en esas sociedades se pueden rastrear algunos orígenes del sistema capitalista.

“No debemos entender a la sal por sí sola, sino como un recurso más para entender los cambios culturales y económicos y sociales de la época medieval, y entender que los andaluces la desarrollaron de forma distinta que las sociedades feudales de esa época”, dijo el historiador.

Yesenia Peña, investigadora de INAH y coordinadora del seminario, concluyó que algunos especialistas tienen por hipótesis que “durante la Colonia existieron sistemas agrícolas y de producción de recursos que son de talante medieval”.

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