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La exposición "Cadáver fantasma", y la obra en general de Andrew Roberts (Tijuana, 1995), abarca muchos temas de interés del artista, que parecen no estar relacionados. Por ejemplo, pareciera que no hay conexión entre Pokemón y el arte barroco, o entre los videojuegos y Nellie Campobello, pero en el mundo de Roberts —quien participó en la Bienal del Whitney de 2022– se conectan y el resultado se puede ver en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).
Roberts creó exprofeso un videoarte donde cuenta la historia, a través de un poema en cuatro can tos, de cuatro adolescentes que sobreviven un apocalipsis zombie en 2006. Se trata de una animación digital hecha por el propio Roberts, quien aprendió de forma autodidacta. La historia está acompañada con música de Espectro Caudillo (Reuben Torres).
La exposición, donde también hay piezas impresas en 3D, aborda dos temas principales: explorar el lugar del arte contemporáneo y cómo en el sistema capitalista las posibilidades de una muerte digna son escasas.
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“Mi práctica siempre está tratando de ver cómo ampliar lo que podemos entender como arte contemporáneo, pero también me gusta mucho trazar diálogos con generaciones pasadas. En mis piezas era importante generar estos puntos de distinta entrada, siempre estoy tratando de pensar cómo puedo hacer que esta obra sea accesible para distintos grupos”.
El tema de la muerte se encuentra en la referencia a los videojuegos. Roberts recurre al tema y la técnica de animación porque señala que una misma compañía puede desarrollar videojuegos y simuladores para ejércitos.
“Me parece tenebroso y fascinante cómo estas empresas responsables de producir básicamente imágenes de entretenimiento, también son las mismas que están produciendo o siendo partícipe en la muerte de una persona (...) La muerte es como este fantasma del futuro y pasado, una entidad que no existe pero sí existe como en algoritmos o dentro de drones”.
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