Inmediatamente después de tomar protesta como presidente de Estados Unidos de América, firmó el 20 de enero una orden ejecutiva con la que puso fin a los programas DEI, cuyas siglas significan diversidad, equidad e inclusión (a veces se incluye la “A” por accesibilidad), en todas las áreas relacionadas con el gobierno federal. El presidente señaló que este tipo de programas eran “discriminatorios” y que el gobierno pasado los impulsó de forma “ilegal” e “inmoral”.

Esta medida afecta a oficinas del gobierno, incluyendo Instituciones culturales financiadas con fondos federales. En estos recintos culturales, el DEI era una oficina que se encargaba de garantizar diversidad en la contratación del personal y su capacitación, de presentar textos de sala en varios idiomas y adaptados a personas con discapacidad, y de diseñar un programa y contenido que considerara a un público diverso.

El impacto de esta medida se ha visto principalmente en los museos de Washington. El Instituto Smithsoniano y la Galería Nacional de Arte acataron la orden y eliminaron el DEI (aunque la Galería Nacional aún conserva un apartado de accesibilidad en su sitio web), el Museo de Arte de las Américas canceló dos exposiciones: Nature’s Wild with Andil Gosine, que abordaba lo queer, y Before the Americas, que presentaría arte de descendientes de África y el Caribe.

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El Instituto Smithsoniano es uno de los recintos que ha acatado la medida de dar fin al programa DEI. (04/03/2025) Foto: Instituto Smithsoniano
El Instituto Smithsoniano es uno de los recintos que ha acatado la medida de dar fin al programa DEI. (04/03/2025) Foto: Instituto Smithsoniano

El crítico cultural Naief Yehya, mexicano, pero que reside en Nueva York, afirma que en Estados Unidos continúa una guerra cultural que inició Trump en su primer gobierno, pero que ahora es más agresiva, revirtiendo 40 años de progreso, y que ya se extendió al sector privado.

Por ejemplo, Google (que impulsa el proyecto Google Arts & Culture) y Disney han eliminado sus políticas de diversidad. El efecto dominó ya alcanza a recintos como el Museo Nacional de Stonewall (Florida), dedicado a la cultura LGBTIQ+, y que anunció que las medidas del presidente han asustado a los inversionistas y las finanzas del museo empiezan a ser un problema.

“El Met es independiente, pero hay maneras que pueden extorsionarlo, y si pueden llegar al Met, podrán con cualquiera. El Met, el MoMA y el Whitney, que pasó de ser la institución de oligarcas al museo más comprometido con el cambio, van a ser la prueba del ácido”, indica Naief Yehya.

La mano de Trump ya también es visible en el Fondo Nacional de las Artes, agencia federal independiente que financia proyectos culturales, pues eliminó un programa de 2.8 millones de dólares para proyectos de comunidades que ya sea por geografía, etnicidad, economía y discapacidad tenían un acceso limitado a las artes y que ahora dará prioridad a proyectos que “celebren y honren la rica tradición artística y creatividad de la nación” con motivo del 250 aniversario de independencia de Estados Unidos en 2026.

Puppies Puppies (Jade Guanaro Kuriki Olivo), artista trans que ha exhibido en el New Museum de Nueva York, es una de las afectadas por la medida. (04/03/2025) Foto: New Museum de Nueva York
Puppies Puppies (Jade Guanaro Kuriki Olivo), artista trans que ha exhibido en el New Museum de Nueva York, es una de las afectadas por la medida. (04/03/2025) Foto: New Museum de Nueva York
En el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, Donald Trump se autonombró presidente y despidió a miembros del consejo de administración. (04/03/2025) Foto: Centro John F. Kennedy
En el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, Donald Trump se autonombró presidente y despidió a miembros del consejo de administración. (04/03/2025) Foto: Centro John F. Kennedy

Otro afectado es el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, donde Donald Trump se autonombró presidente y ha despedido a miembros del consejo de administración. “NO MÁS SHOWS DE DRAGS, U OTRA PROPAGANDA ANTI-AMERICANA”, publicó Trump en la red social Truth sobre sus planes para este centro.

“Es una caricatura, es un personaje sumamente ignorante, atroz en su manera de entender cualquier expresión cultural, entonces para él es meramente decoración”, dice Yehya sobre la relación de Trump con la cultura.

“Tengo un poco de miedo de que se me están cerrando oportunidades de las que ni siquiera estoy enterada porque estas decisiones se toman a puerta cerrada”, dice Puppies Puppies (Jade Guanaro Kuriki-Olivo), artista trans que ha exhibido en el MoMA PS1, el New Museum de Nueva York y la Bienal de Venecia, y que se ve afectada por las órdenes ejecutivas con las que Trump vulnera a las personas transexuales.

La Galería Nacional de Arte también acató la orden, pero mantiene un apartado de accesibilidad en su sitio web. (04/03/2025) Foto: Galería Nacional de Arte
La Galería Nacional de Arte también acató la orden, pero mantiene un apartado de accesibilidad en su sitio web. (04/03/2025) Foto: Galería Nacional de Arte

Bastó un chasquido para cambiarlo todo

¿Pero el DEI era eficiente? Puppies Puppies, como miembro de la escena artística lo vivió de primera mano y le continúa sorprendiendo cómo las figuras de poder en el mundo del arte siguen siendo hombres blancos y que los resultados del DEI sólo eran visibles en cargos más bajos.

“Hubo progreso en la contratación, pero nunca logró ser equitativo, incluso con el DEI”, agrega la artista, quien considera que sí es necesaria la presión del gobierno para incentivar la diversidad y la inclusión.

“La manera en que se instrumentó el DEI era muy torpe, un pegote extraño porque lo que hacía era imponer una serie de rituales de cómo comportarse con las minorías. Lo que debieron hacer era instrumentar mecanismos en la ley que tuvieran dientes, un apoyo legal en caso de discriminación y no se hizo”, señala Yehya, quien apunta que los demócratas fueron cómplices de los conservadores al no impulsar medidas sólidas en sus gobiernos.

Bastó con un chasquido de Trump para poner de cabeza al sector cultural, artístico e intelectual, una fuerza del progresismo, revelando la debilidad de lo que se conoce como cultura “woke”.

Susan Neiman, filósofa especializada en la moral, explica las problemáticas de lo “woke”, que define como una mezcla de “sentimientos de la izquierda con pensamientos de la derecha”: “En los últimos 30 años la izquierda ha estado perdida, que para muchos la solución fue seguir estos sentimientos ‘woke’. La izquierda se quedó sin ideas y sólo sabe que está en contra del racismo, del sexismo y la homofobia”.

Neiman, quien escribió el libro Left Is No Woke, explica que para la sociedad fue “fácil” aceptar lo “woke” porque sólo establece una serie de reglas sobre qué sí y qué no hacer, pero ya hay insatisfacción hacia las consecuencias de esta forma de pensar, tema que se evita hablar en público por temor a ser malinterpretado. Trump se aprovecha de esta insatisfacción hacia lo “woke” para vulnerar derechos humanos.

“El mundo nos ha decepcionado mucho en los últimos 35 años, pero estas ideologías de derecha son parte del combustible. Hay una razón por la que para los progresistas es fácil ser ‘woke’, porque realmente no se tiene que hacer mucho, sólo aceptar que la gente cambia sus pronombres, es algo simbólico sin hacer mucho trabajo político. Lo que no ha habido es autocrítica por parte de los progresistas”, dice Neiman.

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¿Qué resta hacer como comunidad de las artes y la cultura?

Ante el panorama, Puppies Puppies confía en que el sector cultural combatirá las acciones conservadoras y discriminatorias de Trump, y confía en seguir luchando por tener espacios en el mundo del arte:

“Mi padre es indígena y en muchas de estas culturas se ha aceptado el tercer género. La gente quiere borrarnos cuando siempre hemos existido. Hay que seguir luchando, lo hemos hecho por muchos años y seguimos sobreviviendo”.

Para Yehya, la desconfianza ya es palpable y se ha extendido hasta el sector científico, académico y al periodismo (con la nueva línea editorial del Washington Post). La única forma de enfrentarlo sería con un activismo más agresivo, pero no violento, y defendiendo la independencia del poder judicial para que Trump tenga contrapesos.

“Estamos en un territorio desconocido. Ya hay protestas y acciones legales, sólo que no se está viendo en los medios tradicionales y la gente ya está enfocando su atención a las elecciones intermedias para que los demócratas retomen el Congreso. Las comparaciones al nazismo son apropiadas, los nazis llegaron al poder con sólo el 30% de votos a favor en una elección democrática y usaron ese poder para destruir las instituciones, si la gente se hubiera levantado y gritado en contra, se habría podido evitar el daño. Esto es un problema internacional, este no es un momento para dejarse intimidar porque esto es un intento real de fascismo a nivel mundial”, afirma Neiman.

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