En buena parte de las respuestas que Omar Monroy, titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la Secretaría de Cultura federal, dio ayer sobre las 22 irreguridades que dictaminó la Auditoría Superior de la Federación de la Cuenta Pública 2019, fueron constantes las justificaciones: que no les pidieron la totalidad de documentos, que desecharon algunos porque “no tenían el nombre específico de lo que la Auditoría esperaba revisar”. Por ejemplo, dijo Monroy, Auditoría quería una lista de asistencia y no la hubo, pero ahora la Secretaría Cultura va a acreditar la información con los reportes diarios de los programas de Cultura Comunitaria.
Sobre los 72 millones de pesos que no acreditaron en los contratos con tres outsourcings argumentó que tienen todo el archivo y que lo presentarán en los próximos 30 días; sobre la entrega de recursos para la reconstrucción en el último día de 2019, sostuvo que fue porque no habían publicado los lineamientos; sobre los contratos a Casanova aseguró que aunque sabían que era investigada, les daba la mejor oferta.
Se le preguntó si se trató de una auditoría mal hecha o con errores, y Monroy respondió: “Es una auditoria que todavía no se concluye, tenemos oportunidad de aportar información”.