A partir de las preguntas: “¿De quién es la calle, las plazas, los monumentos? y ¿cómo se inscribe la historia y la idea de monumento en la ciudad hoy?, Renato González Mello, Helena Chávez Mac Gregor y de Sofía Riojas y Daniela Pascual, de la colectiva Restauradoras con Glitter, conversaron sobre colonización, descolonización, indigenismo, feminismos , sobre memoria, usos y abusos de la historia, el espacio público, el arte público y la legislación durante la segunda mesa de la jornada “Dolores de cabeza: Arte, espacio público y representación” , organizada por la UNAM.
En la conversación conducida por Jorge Volpi , González Mello dijo que el Paseo de la Reforma no es solamente una escultura o una figura, lo que hay es una disputa sobre la historia de bronce, “lo que hay es una enorme fluidez, hay varios relatos en disputa, se está discutiendo por todos lados cómo se va a contar la historia oficial. Yo en lo que veo la controversia es en saber cómo va a quedar la historia oficial”.
El historiador del arte aseguró que construir el espacio público sería que las mujeres pudieran caminar, no sólo por Paseo de la Reforma , sino por cualquier calle, sin miedo; dijo que persiste la suposición de que las calles de la ciudad son una especie de gigantesco libro de texto y que los monumentos que están ahí son como las ilustraciones del gigantesco libro de texto es una suposición decimonónica.
“El Paseo de la Reforma que como sabemos es un proyecto de Maximiliano, pero que es articulado durante la dictadura de Porfirio Díaz se convierte en un gran libro de historia y hay un lugar para Cuauhtémoc, un lugar para Cristóbal Colón, un lugar para Carlos IV y esto ha ido cambiando a lo largo del siglo XX, ha cambiado varias veces”, señaló.
Renato González Mello habló de las legislaciones en torno al patrimonio histórico, artístico y hasta urbano y paisaje, y dijo que el gobierno de la Ciudad tiene facultades no para intervenir en qué va a pasar con un pedestal, sino para dar orden y ver qué va a pasar con el Paseo de la Reforma en su conjunto, para no quedarse en la reacción ante las coyunturas.
Helena Chávez por su parte afirmó que el lugar del espacio publico y de la política donde sucede la política es un espacio en tensión y la discusión es sobre quién lo puede tomar, “este momento en que se esta debatiendo por esa representación, por ese derecho a aparecer, por esa memoria en tensión y en disputa, es sumamente interesante, de toda la historia de todos estos antimonumentos desde Ayotzinapa hasta el último de la glorieta por las mujeres que luchan, es toda la trama de levantar un monumento sin la autorización de la autoridad, fuera de cierto marco de legalidad”.
Chávez Mac Gregor
dijo que los monumentos funcionan bajo una lógica de identidad colectiva y tienen una imposición ideológica para una construcción de la memoria y de cierta identificación y estabilización de la historia, y que en estos últimos cinco años en la ciudad de México ha habido una antimonumentalidad que tiene que ver con la ruta de los antimonumentos y de otras acciones artístico activistas como el Muro de la Vergüenza y la brillantada que han generado otro proceso de memoria.
Helena Chávez recuperó la propuesta de Sofía y Daniela, de la colectiva Restauradoras con Glitter, de la ciudad feminista, que supone el espacio público y las planeaciones urbanas desde qué sería la perspectiva de género, “la lógica tendría que cambiar no sólo en tanto el monumento como adorno y señalización de una memoria colectiva”, pero también es necesario, dijo, desde las dinámicas.
Sofía Riojas aseguró que en el contexto sociopolítico y cultural de nuestro país estamos atravesados por todos estos procesos de violencia y transformación social, “no sólo está el tema de las mujeres, ha estado durante mucho años la lucha por el territorio, por los recursos naturales, por la apertura, por el derecho de los indígenas de tener sus propias costumbres, porque finalmente esto parte de cómo se construye nuestra nación”.
Aseguró que desde 2019 con la brillantada las mujeres enojadas han tomado los espacios públicos porque buscan una reivindicación. "Lo que hemos visto desde entonces es una evolución de los discurso desde la manera en que se intervienen hay un cuestionamiento al orden patriarcal, al orden espacial patriarcal, al orden representativo y simbólico patriarcal, sino que ya se suma esta mirada descolonial".
Jorge Volpi, conductor del diálogo, aseguró que la discusión de toda la jornada se da a partir de qué hacer con este espacio conocido como Glorieta de Colón y ahora como Glorieta de las mujeres en lucha , “representa una discusión sobre temas como colonización, descolonización, indigenismo, feminismos, sobre los usos y abusos de la historia, sobre la memoria, sobre el espacio público, sobre el arte público, sobre la legislación y las comisiones en torno a esto, sobre ideas de identidad, sobre narrativas que se luchan permanente tanto en el discurso público como en el espacio público y con la pretensión de mantenerse en el tiempo, que es finalmente es lo que hace el arte”.
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