Más Información
Declarar cárteles como terroristas afectará T-MEC y no terminará la violencia: expertos; ven “injerencismo” y “publicidad”
Suman 31 muertos en ola violenta en Michoacán; recuento de ataques, quema de negocios y hasta festejo a “El Mencho”
Dan 11 años de cárcel a maestro de secundaria por violación a alumna en la CDMX; investigación inició en 2022
“La política exterior de Trump, que es lo que menos interesa a sus electores, pero que más preocupa al mundo, no es desconocida. Ya tuvo ocasión de probarla en su primer mandato (2017-2021) con su America First. Es una política exterior que, supuestamente, revierte en beneficio de su política interna: proteccionismo comercial, menos gasto, menos intervenciones militares en el exterior y que los aliados sean los que también sufraguen esta política”, afirma Jordi Bacaria Colom, economista y director de la revista Foreign Affairs Latinoamérica.
Esa idea la expresa en su artículo “El poder del MAGA” (noviembre 2024) y a propósito de dichas reflexiones ahonda para Confabulario en algunos temas sobre la política fiscal estadounidense.
¿Estados Unidos es una potencia?
Estados Unidos no dejó de ser una potencia mundial. Lo sigue siendo. Hay que considerar los indicadores que definen a una potencia: economía, ejército y control de mares y territorios, población y tecnología. Su moneda, el dólar es hoy referencia en el mundo económico. Sin embargo, se está enfrentado a un nuevo competidor: China, país que lo ha ido alcanzando en las últimas décadas y que está penetrando en sus áreas de influencia económica, política y militar. China a través del Sur Global y BRICS+ está formando alianzas con antiguos aliados de Estados Unidos (en Latinoamérica, África y Asia), y Rusia, con una fuerte disrupción de la geopolítica mundial, que Donald Trump quiere revertir.
La geopolítica actual determina las estrategias de comercio en cuanto a las nuevas tecnologías y la electrificación sin emisiones, éstas requieren recursos que Estados Unidos busca asegurar y tener el control (minerales críticos, litio, tierras raras), pero no dispone de éstos suficientemente en su territorio, además no renuncia al control de recursos necesarios en la transición energética (petróleo, energía nuclear).
Sin romantizar el pasado
La política económica que propone Trump es de índole mercantilista. A través del proteccionismo quiere recuperar la posición de Estados Unidos en relación con sus rivales. No siempre regresa a instrumentos del pasado como ocurre, por ejemplo, con el Bitcoin, aunque sea un recurso más del mercantilismo, al tratar de sustituir la moneda fiat por criptomonedas, ante una posible pérdida de prestigio y valor del dólar como moneda internacional.
Tampoco es regresar al pasado con la amenaza de deportación de migrantes ya que Estados Unidos nace y se desarrolla por esta población. Las deportaciones no son regresar al pasado, sino que provienen de una demanda de la sociedad que considera que los migrantes amenazan su nivel de bienestar (impacto en los salarios, en la calidad de los servicios, en la seguridad). La hiperglobalización (aceleración de la globalización en las últimas décadas), debido a los cambios tecnológicos que han favorecido las cadenas de valor globales, cambió los procesos de producción industriales y servicios de un modo lo suficientemente complejo que Trump, en su política económica, lo ha reducido a los términos de protegerse de la migración y del comercio con proteccionismo. Se refugia así en el unilateralismo, en lugar de avanzar en el multilateralismo para mejorar la gobernanza global.
¿El discurso del MAGA definirá la política fiscal?
Sí, definirá la política fiscal y monetaria de Estados Unidos. El déficit fiscal y la deuda aumentarán. El proteccionismo de altos aranceles aumentará la inflación por el incremento de costes de producción. La independencia de la Reserva Federal estará en riesgo y así el control de la inflación. Una pérdida de valor del dólar puede influir en la espiral inflacionista si la depreciación no se traduce en mayores exportaciones por posibles represalias arancelarias de los otros países.
La deuda de Estados Unidos no ha sido un problema con un dólar aceptado en el mundo, pero la deuda adquirida por los países extranjeros (que pueden dejar de adquirir por su riesgo) planteará tensiones en la política fiscal. Más si se reducen los impuestos y acortan los ingresos por una disminución del PIB. Sin embargo, la propuesta fiscal de Trump prevé lo contrario, una disminución de impuestos, un mayor proteccionismo, ello traerá consigo un aumento de la actividad económica y del PIB, sin riesgo fiscal.
¿Las clases trabajadoras serán beneficiadas?
La sustitución de importaciones y las deportaciones de migrantes pueden a corto plazo suponer un aumento de la actividad económica y del empleo de las clases trabajadoras e incluso un aumento salarial. No obstante, la inflación de costes y las consecuencias fiscales pueden ser devastadoras y difícilmente puede beneficiar a las clases trabajadoras.