Mark Frost es el cocreador de Twin Peaks, la icónica serie que dio un vuelco a los programas seriados televisivos que se transmitían en los años noventa. Dirigida por David Lynch, la historia se centraba en la investigación del asesinato de Laura Palmer (Sheryl Lee) por parte del agente especial del FBI Dale Cooper (Kyle MacLachlan) en el pueblo de Twin Peaks.

Los sucesos misteriosos que ocurren cautivaron a la audiencia poco acostumbrada a que en el horario estelar de la televisión estadounidense se transmitiera algo tan extraño como lo que David Lynch ya había demostrado en filmes como Terciopelo azul (1986) o El hombre elefante (1980) y que potenció en esta serie. A Lynch y Mark Frost los contactó la cadena ABC para hacer una especie de telenovela nocturna al estilo de su éxito sesentero Peyton Place, que también ocurría en un pueblo pequeño en donde, como dice la sinopsis de Mubi, “la gente se casaba y se divorciaba, amaba y perdía. Asesinatos, pasiones ilícitas, locura y secretos eran los temas centrales de Peyton Place”.

Mark Frost.  Crédito: Editorial Impedimenta.
Mark Frost. Crédito: Editorial Impedimenta.

Aunque no se parecía a nada que ni Lynch ni Frost quisieran hacer, decidieron pensarlo y empezaron a hablar de pueblos pequeños. “David se había criado en varios de ellos, sobre todo cuando su padre estaba en el Servicio Forestal en el Pacífico Noroeste. Y yo crecí en verano en un hermoso pueblito del norte del estado de Nueva York”, cuenta Mark Frost en entrevista a propósito de la inclusión en el servicio de streaming de Mubi de las dos temporadas de Twin Peaks de 1990 y 1991 y aquella que hicieran 25 años después, Twin Peaks: A Limited Event Series (2017), así como la precuela fílmica también firmada por ambos, Twin Peaks: Fire Walk with Me (1992).

“Yo tenía algo de mitología de esa infancia que me dio una pieza muy importante del rompecabezas: mi abuela me había contado una historia de 1906 en nuestra pequeña comunidad. Dos leñadores volvían a casa después de emborracharse en la taberna al pie de la colina y encontraron un cuerpo flotando en un estanque. Resultó ser el cuerpo de una joven llamada Hazel Drew, niñera de políticos muy importantes de la zona de Albany, la capital”.

Esto, continuó Mark, dio lugar a un juicio enorme y una investigación increíble; no obstante, el crimen nunca se resolvió. “Esta historia me atormentó. Mi abuela me la contó de niño porque, años después, una amiga suya pasó por delante de ese estanque y una vaca se separó de su rebaño, atrapada en el lodo, mugiendo pidiendo ayuda. Pensó que era el fantasma de Hazel Drew. Así que escuché la historia y se me quedó grabada. Miraba ese estanque todos los días, subiendo y bajando la colina, preguntándome cuál era la verdad sobre lo que había pasado allí. Y eso me vino a la mente cuando empezamos a pensar en cómo llegar a este pequeño pueblo: ¿Por qué no empezamos con un asesinato y luego descubrimos todo lo que necesitamos saber sobre el pueblo, averiguando quién era y cómo se relacionaba con todos allí? Así fue como encontramos la clave para abrir esa puerta”.

Esa puerta, fortuna nuestra, vuelve a estar abierta para quien quiera adentrarse en ella.

Mark en Impedimenta

Por aquellos años en que se transmitió Twin Peaks, el neoyorquino Mark Frost publicó su primera novela: La lista de los siete, publicada originalmente en 1993. En este 2025, la editorial Impedimenta ha puesto en circulación una nueva edición en español de esta historia frenética con tintes paranormales ambientada en la Navidad de 1884 y cuyo protagonista es el joven médico y aspirante a escritor Arthur Conan Doyle (el creador de Sherlock Holmes).

En la trama, a Arthur lo invitan a una sesión de espiritismo en una casa del East End londinense, pero ahí su vida corre peligro, pues la invitación no ha sido casual: es el objetivo de una secta de satanistas, pero es rescatado por el agente al servicio de Su Majestad, Jack Sparks.

Entonces, Doyle y Sparks se embarcan en una estremecedora persecución que los llevará desde los oscuros callejones de Londres hasta los rincones más remotos de Europa, enfrentándose a amenazas tanto humanas como sobrenaturales. La única pista: una lista con los siete nombres de los líderes de la Hermandad. En su camino, se cruzarán con sociedades ocultistas, practicantes de magia negra, gárgolas que cobran vida, científicos desquiciados y figuras emblemáticas como Madame Blavatsky y Bram Stoker.

Mark Frost sostiene que el público que habla español es la segunda audiencia más grande del mundo y que hace mucho tiempo hubo una versión traducida a este idioma. “Originalmente teníamos una edición en español. Tengo ejemplares, pero creo que lleva mucho tiempo agotada –cuenta Mark–. Nunca ha estado agotada en Estados Unidos ni en la mayoría de los países angloparlantes, lo cual me alegra porque disfruté mucho escribiéndola y creo que mucha gente ha disfrutado leerla. Así que estoy encantado de que haya una nueva edición con la que han hecho un trabajo excelente. Espero que encuentre un público completamente nuevo”.

¿Qué te motiva a seguir contando historias?

Lo único que he podido entender, desde que empecé a escribir novelas a los once años, es que tengo el don de la narración. Hay gente, porque he estudiado a los escritores a lo largo de mi vida, que no puede dejar de hacer esto. Para eso están aquí. Y creo que formo parte de esa tradición, supongo, por lo que siento. Escribí una frase en La historia secreta de Twin Peaks (otro de los libros que ha publicado) que creo que es muy cierta. A los narradores natos nunca se les acaban las historias, sólo se les acaba el tiempo. Así que tengo seis más en la cabeza, cocinándose en la cocina, que estoy deseando terminar. Acabo de terminar el último, un libro que sale el año que viene. Ayer envié la corrección del manuscrito para saberlo. Dejaré de respirar el día que deje de pensar en historias.

¿Qué influencias literarias o cinematográficas te ayudaron a crear Twin Peaks?

¡Vaya! Digo, casi diría que todo lo que he leído y visto. David y yo éramos cinéfilos. Nos encantaban las mismas películas. Yo era un gran fan del realismo mágico, incluso hay algo de eso en la literatura estadounidense, en los trascendentalistas y en algunas de las primeras obras de Eugene O'Neill. Crecí en el teatro y, ya sabes, era muy culto. Así que pensé: intentemos llevar eso a un contexto más o menos moderno y veamos qué se consigue, qué se descubre. En mi opinión, la mejor narrativa está arraigada en la mitología que se remonta a los griegos. Y los había estudiado cuando estudiaba teatro, así que quería combinar todo eso. Desde Sófocles hasta Edgar Allan Poe, pasando por el punk rock y todo lo demás. Y David tenía sus propias obsesiones y fascinaciones. A ambos nos interesaba el misticismo. Así que todo terminó convirtiéndose en una especie de sopa.

Un trabajo a cuatro manos

Salvo las novelas (escritas por autores distintos, incluidos el propio Mark Frost), todo lo relacionado con Twin Peaks lo escribieron juntos David Lynch y Mark Frost. Se conocieron unos cinco años antes de que se pusieran a trabajar en la serie, la cual en principio habían pensado como un proyecto que Mark escribiría y David dirigiría. Pero cuando comenzaron a barajar ideas, conectaron de inmediato: como si se conocieran de toda la vida.

“Así que hicimos algunos ensayos. Escribimos un par de guiones juntos y estuvimos experimentando con ideas –cuenta Mark Frost–. Desarrollamos una forma de trabajar muy sencilla. Era como jugar al tenis con alguien con quien te complementas a la perfección, que podía devolverte el saque, que tenía todo el juego para seguirte el ritmo, y viceversa. El proceso creativo para nosotros fue divertidísimo. El recuerdo más vívido que tengo es que nos reíamos todo el tiempo porque nos divertían las mismas cosas. Se trataba, literalmente, de poner la pelota en juego y golpear cosas hasta que se convirtiera exactamente en lo que queríamos. Fuimos meticulosos al no dejar nada pendiente, que quedara perfecto”.

Escribieron el guion piloto de Twin Peaks en sólo tres semanas. “Lo habíamos hablado a fondo durante un par de semanas y teníamos todos los personajes y todos los lugares. Fueron más que semanas, fueron meses, simplemente preparando el terreno. Y cuando llegó el momento, quedó así. Al terminarlo, lo primero que hicimos fue imprimirlo. Imprimimos dos copias y lo leímos juntos. Creo que cambiamos dos palabras y esa fue la que entregamos en la cadena”.

¿Cuáles fueron los retos para ambos al regresar a la serie veinte años después?

En primer lugar, no podíamos repetirnos. Lo que hicimos la primera vez fue único y especial, pero también fue un producto de su época. Y, en segundo lugar, ¿cómo lo superamos?, ¿cómo podemos retomar lo que hicimos y llegar tan lejos como la primera vez? No nos íbamos a conformar con menos. Así que trabajamos dos años en esto antes de que nadie lo viera. Y terminamos con un guion de cuatrocientas cincuenta páginas. Ni siquiera indicamos dónde estaban las pausas de los episodios. Era como una novela. Y esa fue la que mostramos a Showtime.

¿Qué personaje presentó más desafíos en la historia?

Diría que Laura, porque era el motor de la historia, pero también ya no vivía. Entonces, ¿cómo exploramos quién era y por qué era relevante cuando ya no está? Porque es la pérdida de Laura lo que nos permite entrar en los corazones y las mentes de todos los demás habitantes del pueblo. Así que, obviamente, es una pieza fundamental del motor que impulsa la serie. Y luego, una vez que elegimos a Sheryl Lee, lo hicimos en locaciones en Washington. En ese momento, sólo iba a ser como la foto de bienvenida, ¿verdad? Y luego sólo un cuerpo en la playa. Pero ambos la queríamos muchísimo. Era tan genial, tan divertida y tan pura en muchos sentidos que se convirtió en Laura para nosotros. Y fue entonces cuando se me ocurrió la idea de traerla de vuelta. Fue entonces cuando entró en juego la prima Maddie. Y, obviamente, desde entonces, ya sabes, en Fire Walk With Me, la precuela, ella es la protagonista. Se convirtió en una parte importante de todo lo que hicimos desde entonces.

¿Qué significa para ti el legado de Twin Peaks?

Bueno, es muy gracioso porque David y yo bromeamos diciendo que esta será la primera línea de nuestros obituarios, hagamos lo que hagamos. Y uno se resigna cuando se da cuenta de que, bueno, supongo que es por una muy buena razón. Parece haber afectado a mucha gente. Es una buena razón para ser recordados, si es que nos recuerdan. Así que sí, lo aceptamos como un buen legado. Parece que hemos alterado un poco la forma en que la industria hacía las cosas, y eso es inusual, y nos enorgulleció. Lo que Mubi ha hecho es permitir que la gente vea las tres temporadas en un solo lugar por primera vez. Y eso es... una compañía fantástica. De hecho, fui suscriptor durante un par de años antes de que esto sucediera, y me encanta el cine independiente y me encanta el cine independiente mundial. Y el hecho de que eligieran esto, una serie de televisión, aparentemente como la primera que querían añadir a su impresionante biblioteca fue genial. Sentí que era el lugar perfecto para esto. Así que espero que lleve la serie a un grupo completamente nuevo de personas, ya sabes, de todo el mundo y de diferentes generaciones, porque estamos trabajando en nuestra cuarta generación, que ha encontrado algo que apreciar en la serie. Y eso es algo divertido.

¿Cuál dirías que es el legado de David Lynch?

David, a su manera, es el director más original y profundamente estadounidense que la industria haya producido jamás. Lo situaría en el panteón en ese sentido. Lo conocí, fue mi querido amigo durante muchísimo tiempo. Era imposible ver cinco minutos de sus películas y pensar que alguien más la había dirigido. Es una cualidad realmente excepcional. Muy pocos directores tienen esa voz única, esa capacidad de plasmar esa voz en sonido, imagen e historia, y creo que ese será su legado. Creo que es uno de los grandes directores estadounidenses originales.

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