Planeta No y Ramona hacen un drama transfroterizo en su nuevo single
Hace un par de días se estrenó "Drama", canción que hace parte del segundo full-album del grupo chileno Planeta no y que fue grabada en colaboración con Ramona (banda de rock psicodélico romántico proveniente de Tijuana que posee un renombre indiscutible en la escena alternativa de nuestro país).
Los sudamericanos, que tienen tocando desde 2011, han publicado un total de tres EPs —Raro, 2019/ Matucana, 2014/ No Tan Raro/ 2020— y un full álbum (Odio de 2015), mismo que les ha rendido grandes satisfacciones como el hecho de pisar escenarios gigantes como el Estadio Nacional de Chile y de participar en festivales internacionales como el Lollapalooza (en su tierra natal) así como el Primavera Sound en España.
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Hoy en día la banda, que radica en México, cuenta ya con algunos éxitos de indie en español que poseen millones de reproducciones y se mantiene por sus propios medios, presentándose en festivales mexicanos como el Marvin CDMX y en foros como el Indie Rocks y el Teatro Metropolitan, al tiempo que hacen, igualmente, trabajos paralelos no tan espectaculares, como atender salas de ensayos y ser auxiliares técnicos de otros músicos.También viajan a lo largo de Latinoamérica: Perú, Argentina, México y Chile son los países donde más seguido tocan. Sin embargo, también han visitado Colombia, Costa Rica y Estados Unidos (como participantes en 2017 del festival South by Southwest). La fachada de la banda es el compositor y vocalista Gonzalo García, joven proveniente de una familia de académicos y, en sus palabras, fuertemente influenciado por el pensamiento marxista quien, de hecho, es el único miembro fundador que aún permanece en el proyecto (el bajista Camilo Molina, el baterista Juan Pablo Garín y el tecladista Américo Silva se vieron orillados a desistir del mismo cuando Gonzalo decidió mudarse a México).
Este último cuenta que hace 5 años, al ver las estadísticas de escuchas que le brindaban las plataformas, decidió venirse a vivir a nuestro país porque se dio cuenta que era aquí donde el grupo tenía más audiencia. “Primero estaba México, después Chile y, en tercer lugar, Estados Unidos (deben ser latinoamericanos viviendo allá)”. Como consecuencia de una decisión así de radical y dada sobre todo la imposibilidad del resto de integrantes para hacerle segunda, la alineación original se deshizo. Al llegar a nuestro país, Gonzalo se alió con músicos mexicanos con proyectos propios a quienes integró como colaboradores de un nuevo Planeta no. Mariela Millán, vocalista de Sueño a Marte accedió a ser su baterista, Omar Rafta de Las Cosas Temporales se apuntó en primera instancia para tocar el bajo (para luego ser sustituido por Naya Papaya), a su vez, Ozz Zavala de Carrión Kids aportó su guitarra y Aldo de la Teja en los teclados. Con esta nueva alineación, el chileno actualmente lleva la banda con más seriedad que en sus inicios, componiendo constantemente y siguiendo al pie de la letra rigurosas estrategias que el mismo diseña. A propósito del lanzamiento de su nueva canción nos concedió esta entrevista.
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¿Además del puente entre países que posibilita la lengua castellana, dónde consideras que radican los lazos que permiten que la música de su grupo Planeta no (e igualmente la de Ramona) tenga una audiencia fuera de su país?
Esos lazos son posibles porque tanto Ramona como nosotros somos artistas de nicho y con esto me refiero a que hay un grupo de personas en mi pueblo natal Chillán, por poner un ejemplo, que se parece más a otras personas en Tijuana, en Lima o en Buenos Aires que a la gente que vive al lado de su casa. Esto es debido a razones sociales y culturales muy profundas (sustentadas en siglos de historia) y a que el mercado global de la música nos agrupa por lo que consumimos, independiente de nuestros lugares de origen.

El nicho latinoamericano de música alternativa en el cual tu banda encaja abreva principalmente de influencias anglo. Sin embargo, en el fondo, siento que también hay una injerencia de la canción popular hecha en español. Cuál dirías que es la proporción que guardan estas dos vertientes en tus canciones.
Es muy 50/50. Aunque cuando uno clasifica, por ejemplo, al rock como anglo o gringo lo que está haciendo es racionalizar algo que ya no se siente realmente. El rock a esta altura ya no es solo gringo.
Los blancos escuchan música ordenada de una manera similar (y cada cierto tiempo se pone de moda entre ellos explotar en plan exotista lo latinoamericano). Pero el sur global ordena la música de manera distinta. Aquí ella tiene su propia variación que la hace más más rica.
Yo escucho mucho músico latinoamericano que ya regurgitó y procesó influencias extranjeras. Entonces, lo latinoamericano que queda en el resultado de mi trabajo es como una gotita de leche que se mezcla con todo el azúcar del comercio y las industrias gringas (nótese que en Chile le decimos gringo no solo a lo norteamericano sino a lo blanco en general).
Quiero hablar de tu faceta como crítico de la cultura y la historia mexicana y de sus entrecruces con la historia chilena, porque al final creo que tú eres un conocedor de esos asuntos y a veces, de la nada, tiras unos datos interesantes. Cuéntame una o dos anécdotas de que te acuerdes.
Ahora se me viene a la mente, por ejemplo, que la viuda de Allende Hortensia Bussi y diplomáticos de su gabinete fueron recibidos por el gobierno mexicano de Luis Echeverría. Es sin duda una ironía de la política el hecho de que este presidente haya acogido y recibido a la viuda y a parte del gabinete de Allende después de él mismo haber hecho atrocidades al estilo de Pinochet, de haber limpiado México en la guerra sucia. Me parece curioso, aunque no me sorprenden este tipo gestos tan convenientes que en ocasiones los acercan a ganar hasta un Nobel de la paz, mientras que, hacia la interna, hacia adentro de la casa, se llenan las manos de sangre. También da mucha risa que el Partido Socialista, el Comunista y los que conformaban el frente político que sustentaba a Salvador Allende desde la ceniza y la persecución, super abrazó a este gobierno mexicano de los 60 y 70 que hizo la guerra sucia y que es responsable de la masacre del 2 de octubre. Recordemos que Luis Echeverría no era presidente para el 2 de octubre, sino que era secretario de seguridad: más culpable todavía. Vaya que lo hizo bien para ojos de quienes elegían en ese tiempo, que no eran los votantes, por supuesto. Su actuación en cierta forma le hizo acreedor al derecho ser presidente, sin duda la masacre de Tlatelolco lo ayudó. Y, después, ya desde su cargo de presidente, recibió a Bussi.
He oído que artistas se sienten mejor tratados en el extranjero que en otros países — esta idea de que nadie es poeta en su propia tierra— ¿Consideras que también pasa esto con Planeta No?¿En qué países se han sentido más apapachados?
Me siento más apapachado en México porque esta es una sociedad que apapacha más. Probablemente es por el hecho de venir de un país más frío que siento que las personas se expresan más cariño entre sí aquí. Y yo recibo de ese cariño.
Hay varios factores que se relacionan a la percepción de no ser profeta en la propia tierra y a la consiguiente búsqueda por reivindicarse respecto del propio terruño. Uno de ellos tiene que ver con creer que las cosas giran en torno a uno. Un delirio de grandeza que viene en gran medida del hecho de ser autor. Todo autor tiene que tener un porcentaje de megalomanía, casi de mesiánico. Poseer una tesis, un mensaje que pretende resonar en el resto.
Háblanos de la actual dinámica de colaboraciones artísticas que rige la industria: ¿Con quiénes has colaborado y cómo se llega a estos acuerdos? ¿con quién has disfrutado más colaborar?
Disfruto mucho colaborar con gente con la que previamente ya la paso bien. Es muy gustoso, de repente, comenzar con ellos algo que es más serio, o más de trabajo, que pasar la tarde.
Las colaboraciones ahora explotaron mucho más. Tal vez porque la canción como objeto ha perdido su valor en la red de distribución digital. Ganó el público porque se democratizó su acceso a las canciones. Ganaron las discográficas quienes son las dueñas de los derechos. Sin embargo, perdimos los músicos pues nuestra canción hoy tiene menos valor. Por eso sacamos tantas canciones, es nuestra única forma de defendernos. Y con defendernos me refiero a poder recibir algo de plata, poder coexistir junto a tus colegas a costas de una audiencia que es bombardeada por un numero insano de canciones por semana. Por eso se hacen muchas más colaboraciones que antes, creo yo. Para poder combinar audiencias como si fueran sabores.
Por otro lado, para mí es importante que una colaboración tenga ingredientes evidentes de los dos proyectos que están ahí involucrados, que tu colaborador no sea meramente un prestanombres que aporta una frase, creyendo que con eso ya se endosó la audiencia de su colega, porque en el largo plazo realmente no se la gana. Esta no termina comprometida si no se hizo un trabajo realmente en conjunto.
En el caso de "Drama" y su colaboración con Ramona: ¿Lo hubo?
Si, primero que nada existió una admiración mutua. Nos visitamos cuando estábamos de visita en nuestros respectivos países. También seguimos nuestras carreras en paralelo por internet. Ya estando acá, después de comer un asado y de haber pasado todo el día hangueando juntos, les dije "hagamos un Feat".Les mandé canciones distintas y ellos escogieron la que más les gustó. Y grabaron su parte (Chuyín grabó voces y Omar una de las baterías que suenan, también grabaron unos teclados y un melotrón) . Aquello requirió bastante nivel técnico con el manejo de la computadora para enviarnos las pistas desde distintos lados, combinarlas y que fluyera.
El verso de “Drama” que dice "Yo nunca he probado esto” me despierta la curiosidad de saber a qué se refiere. ¿Qué es lo que el personaje de la canción no ha probado?
No ha probado decir directamente que quiere vincularse. O sea, él nunca ha ejercitado la confesión. Hay gente que la ejercita más, pero yo (al final, la persona que sustenta a ese personaje) nunca. No me salgo de cierto molde, nunca bajo ciertas defensas. Aunque la letra está hablada en segunda persona, en mi imaginación no es algo que se está diciendo, es algo que se está pensando decir. Como cuando preparas o estás corrigiendo lo que hubieses dicho o lo que dirías en tal caso.
También hace un juego con la defensa de lo corporal, algo que tiene lugar, por ejemplo, cuando tienes sexo. Son reflexiones que no siempre se dicen, pero existen “Nunca había probado esto, ¿Habrá probado antes lo que estamos haciendo la persona con la que me relaciono?”. Tiene que ver con las defensas naturales o viscerales que uno siente y que uno ejercita. Los orgullos y ese tipo de cosas.
También va sobre no probar determinados sentimientos, por ejemplo, los que puedes desarrollar hacia una persona de tu mismo sexo. Los sentimientos y las corporalidades no son cosas separadas. Ese es un invento cartesiano que no tiene aplicación en la realidad pues ambos están tan relacionado que a veces no se distinguen.
La canción “Drama”, escrita en su totalidad por Gonzalo, coquetea con la ruptura del orgullo, con una decisión de bajar la guardia que es motivada tal vez por un sentimiento de enamoramiento. Pero dicha ruptura, en realidad, no llega a concretarse. En uno de sus versos dice: "Voy a mentir y no reconocer nada."
Hablando de relaciones amorosas: ¿tú aconsejarías entregarse al grado de sentir que pierdes tu individualidad por la otra persona o dirías, más bien, que ser un poco juicioso y calculador es sano?
Yo opto por ser un poco juicioso y calculador. Me siento muy poco experimentado respecto a intentos amorosos sustentables con una buena predicción de tiempo. Me ha costado mucho enamorarme y me cuesta mucho hacerlo, soy una persona poco dada a eso. Efectivamente por orgullos y temores. La canción, por ende, no tiene una moraleja al respecto, sino que explora un momento muy particular, el del reconocimiento.
A mí me gusta mucho este momento por lo que tiene de transitorio, liminal. Cuando re-conoces un trauma, significa que ya lo conocías. Es como si te lo confesaras a ti mismo. Es paradójico porque el propio hecho de no reconocer implica de por si un reconocimiento. Implica enterarte de que algo existe para después decir: "Voy a ignorar esto que estoy mirando, voy a simplemente a omitirlo”, ¿cachái?
Son cosas que uno no puede manipular. Cuando uno dice: "Me estoy enamorando." Eso quiere decir que la tragedia ya ocurrió, ya se rompió el huevo, la leche ya fue derramada. En ese momento el tiempo se expande y se contrae.
El orgullo no es malo, tiene que ver con la imagen que uno quiere dar y el primer público de esa imagen es uno mismo, el vigilante que uno tiene. Se parece a la madre. Uno tiene un vigilante ahí, una persona que está exigiendo que tu relación sea perfecta según tal o cual parámetro. A veces son parámetros culturales antiguos, como el matrimonio hetero, a veces parámetros progresistas que cuestionan a los primeros porque los conciben como obstáculos para alcanzar un paraíso político y antropológico más profundo que el patriarcado. Esas ideas tan racionales que entran en nuestra cabeza son precisamente las que nos crean conflictos, son los tigres de papel del capitalismo que nos impiden caminar con cierta naturalidad.
La canción “Drama” me da una vibe a “Morena mia” de Bosé, ¿Hay realmente una ligación entre las dos canciones?
Ah, sí. Estoy totalmente de acuerdo. No sé muy bien el porqué. Me di cuenta cuando se estaba haciendo. Sobre todo en los versos, que son como hablados. Creo que algún tipo un youtuber, tipo Jaime Altzano, puede hacer una deconstrucción técnica de la canción y encontrar en las partituras las escalas. Así encontraría la razón de la similitud en términos musicales.
No fue adrede, pero lo celebro.
Dirías que la faceta mexicana de Planeta no ha desencadenado cambios en la estética del proyecto.
Es una evolución que tiene mucho de reconexión. Yo soy un artista cuya música ha variado mucho pero, aún así, algunas de las canciones que estoy publicando ahora conectan mucho con las que hacía cuando comencé. “Drama”, de hecho, es una de estas canciones que hice durante esa fase inicial y que negaba un poco.
En la parte humana siento lo mismo. Cuando me cambié del sur de Chile a Santiago, comencé el proyecto de Planeta No. Y, a su vez cuando me mudé de Santiago a la Ciudad de México la banda Planeta No pasó a otro estado, uno más profesional. Hoy me ocupo en serio de las redes sociales, lo llevo como una empresa, que no es mejor ni peor, pero que se vive como una exigencia de actualización obligatoria.
Consideras que hay en la estética de tu proyecto un trabajo de deconstrucción consciente de la imagen hegemónica del hombre o, más bien, que esto se da de manera natural —lo digo por tu performance, tu vestuario y por versos como “Muestro las piernas porque sí”—.
Es algo que sale bastante natural. En realidad, no creo que mi trabajo sea un centímetro más progresista que la propia sociedad. Obviamente tengo la suerte de desenvolverme en un nicho de artistas privilegiados dentro de una ciudad grande y, por ende, estoy rodeado de personas que piensan de esa manera. Respecto a ellos no soy el que estoy más adelante.
En el fondo, nosotros debemos nuestras ideas al trabajo de una minoría política que se ha dedicado a hacer accesibles los discursos que a mí me han servido para comprender mejor mi propia sociedad e ir evolucionando con ella. No creo que yo sea un gran aporte, sino meramente una repetición. No soy más que el reflejo de mi contexto. Pero no olvidemos que un aporte, así sea del tamaño de un grano de arena, tiene un sentido, tiene un origen, tiene un final, tiene razones y consecuencias. No creo que mis letras hayan variado, evolucionado o deconstruido mucho el relato masculino. Conforme he ido creciendo me he puesto más tímido, más serio, más íntimo, más maduro y todo eso se nota en las letras. Sin embargo, es verdad que el contenido que subo es insultante para algunos pues siempre recibo harta homofobia. Me dicen mucho "hueco" que quiere decir joto en el argot chileno.
Yo creo que mi vida personal es más loca que mis letras. Ahí es donde trato de ser más experimental. He aprendido mucho de los conflictos de género, de clase y de raza que he vivido. Agradezco por esos aprendizajes, por esa posibilidad de ir comparando ideas, aunque hoy en día trato de predicar lo menos posible al respecto. Si que yo sea afeminado es un aporte para alguien, qué suerte, pero no es algo que yo busque deliberadamente.
¿Cuáles son tus influencias literarias? ¿Consideras que tus gustos literarios salen a relucir en las letras de tus canciones?
Deben de salir. Nunca he pensado tanto en esta cuestión. No soy una persona que se la pase escribiendo todo el día y en ese sentido soy un amateur. Si bien en el futuro tengo deseos de escribir otra cosa, actualmente cuando lo hago solo me salen canciones. Es algo que viene de adentro y que, paradójicamente, agarré afuera sin darme cuenta. Es lo que consumí desde que era un bebé hasta hoy.
Sobre qué es lo que leo, trato de buscar literatura latinoamericana post boom. Son cosas difíciles y generalmente no me gustan y lo hago solo por el placer de meterme yo mismo en problemas. También leo norteamericanos, beatniks, por ejemplo. Novelistas que me gustan mucho son Siri Hustvedt y Paul Auster.
Platícanos cómo han sido estos años en México, dirías que pesa en ti la extranjería o que la llevas chido?
La extranjería nunca se va a ir, po. No pesa en mí, a veces hasta puedo sacar provecho de ella. Pero sé que no se va a ir nunca, es una experiencia inexplicable. Si estás en el metro y una persona te empuja, te demoras 2 minutos más en defenderte que un mexicano porque sabes que se va a reconocer tu acento. Hablas con cierta vergüenza en cualquier tiendita porque tu acento puede jugar en tu contra. Al ligar, sin embargo, tu acento puede hacerte un favor. Es algo que me distingue, que me hace más acuariano de lo que soy (más raro lo que ya era).
La extranjería en cierta, ínfima, medida me hermana con alguien que está en una situación precaria como, por ejemplo, gente que tiene que encontrar trabajo sin hablar español. Me hace comprender un poquitito sobre esta experiencia.
Claro que eso está lejos de ser mi caso, yo no soy con todas las letras un... casi me da vergüenza ocupar la palabra migrante. A pesar de que no dejo de serlo siento que ella engloba con demasiada la simplicidad una cantidad de vivencias que son muy distintas. Hay inmigrantes que se parecen más a los refugiados de guerra. Frente a ellos yo soy infinitamente privilegiado.
Pero, repito, mi extranjería nunca se va a ir. Incluso el día que sea mexicano, que algún día lo seré, seré un mexicano-extranjero y esa idea me gusta, sobre todo, en la medida en la que combate el tipo de pensamiento nacionalista. Eso sí que son muy malos, no la hacen bien al ser humano.
¿Tienes la sensación de que el proyecto Planeta no ha avanzado más aquí de lo que lo pudiera haber hecho en Chile?
Yo vine a México para poder estar cerca del público de mi grupo, pero después me di cuenta que aquí también hay una industria más consolidada que en Chile. Y como no soy una persona especialmente talentosa, pero sí muy trabajadora , eso me viene muy bien para crecer, para relacionarme con gente, encontrar un buen equipo de trabajo y poder acceder a nuevos públicos. En Chile me hubiese costado más porque allá requieres más del talento y menos del trabajo —la gente trabaja un poco menos— además, allá hay menos público y es, por ende, un ambiente más difícil. La industria es más chiquitita, se guía más por los sentimientos, trabajan un poco peor y las canciones son mejores. Esa es mi comparación muy simplista.