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Liberté, egalité, fraternité. Libertad, igualdad y fraternidad. Es el lema nacional de Francia, que se atribuye a Maximilien de Robespierre, al término de la Revolución Francesa cuando el pueblo francés buscaba liberarse del yugo de una monarquía opresiva.

Esta frase formó todo un sistema de creencias que fue también fundamento de la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, proclamada en 1948.

De acuerdo con la Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 19, todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión. En una extrapolación muy sencilla, abarca también la libertad de publicación. Eso que una persona debe de ser libre de pensar y de escribir, una editorial debe de ser libre de publicar.


Debido a lamentables acontecimientos recientes, ahora se le ha agregado una tercera libertad: la de lectura. De ahí que diversas organizaciones internacionales de autores, editores, bibliotecarios y libreros hayan acuñado el término de “la trinidad de las libertades”.

PEN International documenta cada año violaciones a la libertad de expresión en diferentes países, como el caso más reciente de Georgia, en donde más de 90 trabajadores de los medios de comunicación han sufrido ataques físicos, abusos verbales u obstrucciones, mientras la policía dispersaba violentamente manifestaciones en favor de la Unión Europea en la capital, Tiblisi.

Uno de los casos más graves es México, considerado por diferentes organizaciones como el país más peligroso para ser periodista. Reporters Without Borders señala que México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, con cuando menos 37 periodistas asesinados en los últimos seis años.

En la parte de libertad de publicación, la Unión Internacional de Editores (IPA), de la que México forma parte, ha realizado una labor encomiable, desde hace muchos años, con el “Prix Voltaire” que se entrega cada año a editores perseguidos o en peligro en diferentes regiones del mundo.

Cuando tuve el privilegio de presidir la Unión Internacional de Editores, decía que quisiera que algún día tuviéramos que declarar desierto el Prix Voltaire, porque no hubiésemos encontrado ningún editor en riesgo en el mundo. Lamentablemente, éste no ha sido el caso. Cada año recibimos decenas de postulaciones.

Para 2024, los finalistas fueron editores de Rusia, Serbia, Bielorrusia, Turquía y Palestina. El ganador fue el editor y librero Samir Mansour, de Palestina:

“La librería y editorial Samir Mansour, ganadora del premio IPA Voltaire 2024, ha sido una parte fundamental de la comunidad local de Gaza, publicando obras de autores palestinos y albergando miles de libros en varios idiomas. Destruida en 2021 y reconstruida gracias a los esfuerzos de la comunidad, la librería ha vuelto a ser víctima del conflicto entre Israel y Hamás. La librería ha continuado sus esfuerzos para llevar libros a la juventud palestina, visitando centros de evacuación y proporcionando libros y paquetes de regalo a los niños desplazados.”

La Unión Internacional de Editores entrega ocasionalmente un premio póstumo a la libertad de publicación. Este año fue para la escritora ucraniana Victoria Amelina, quien en 2023 había recibido el premio póstumo en nombre de Volodymyr Vakulenko. Poco después, la misma Victoria Amelina caería muerta a merced de los misiles rusos.

La Premio Nobel de la Paz, Oleksandra Matviichuk, recibió, en una emotiva ceremonia durante el Congreso Internacional de Editores en Guadalajara, el reconocimiento póstumo para su querida amiga Victoria Amelina. La tragedia de una guerra sin sentido, como lo son, en realidad, todas las guerras.

Finalmente, el tema de la libertad de lectura. Justo el país que se considera la cuna de las libertades y cuyo monumento más emblemático es una estatua consagrada a la libertad, hoy sufre de múltiples intentos por prohibir una gran cantidad de libros en bibliotecas y en escuelas. Y todo ello incluso desde antes de la toma de posesión de Donald Trump, por lo que el panorama se vislumbra aun más sombrío.

PEN América reporta más de 10,000 casos de prohibición de libros en el año lectivo 2023-2024 en diversos estados de la Unión Americana.

“Casi el 60% de estos títulos prohibidos están escritos para un público joven y representan temas que los jóvenes enfrentan en el mundo real, incluidos el duelo y la muerte, las experiencias de abuso de sustancias, el suicidio, la depresión y los problemas de salud mental y la violencia sexual.”

La Asociación de Editores de Estados Unidos publica en su página web que: “En AAP creemos que sólo exponiendo, confrontando y abordando el discurso polémico, no ocultándolo, se pueden poner a prueba los méritos de ese discurso. Por ello, promovemos el intercambio vigoroso de ideas y opiniones a través de libros y otras publicaciones.”

La Corte Suprema de Estados Unidos afirmó en un fallo en 2002 que: “El derecho a pensar es el comienzo de la libertad, y la expresión debe ser protegida del gobierno porque la expresión es el comienzo del pensamiento”.

La misión de los editores en todo el mundo es publicar todas estas voces que se pretenden silenciar desde diversos ámbitos del poder. En un mundo en el que según el prestigiado instituto V-Dem de Dinamarca, el 75% de la población mundial vive en regímenes autocráticos, el trabajo de los editores para publicar todas estas voces valientes que nos alertan de los riesgos del autoritarismo resulta fundamental.

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