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México, Argentina y Chile son los países de América que en los últimos diez años han mostrado un mayor interés por la cultura japonesa, el pulso de esa curiosidad lo mide Satori, editorial independiente que dedica sus más de 200 títulos a los clásicos de la literatura nipona y a ensayos sobre temas tan variados que van desde arquitectura, historia de las artes marciales y mitología.
En entrevista, Marián Bango, fundadora de la editorial, conversa sobre porqué en México gusta tanto la combinación del erotismo con lo sangriento y adelanta las novedades que lanzarán este año, entre ellas, novelas que recuerdan la devastación de las bombas nucleares.
“El sello nació en 2007, pero en 2011 decidimos dar el salto a publicar literatura japonesa traducida directamente del japonés, lo cual exigía contar con un equipo solvente de traductores para construir un catálogo que diera a conocer los clásicos de la literatura nipona, no la contemporánea que es lo que publican mayoritariamente las editoriales que se interesan en Japón, nosotros queríamos enfocarnos a los clásicos”, comenta.
Es por ello que en su catálogo se observan autoras de la época Heian, mujeres que escribían ficción, que construyeron y dieron origen a la narrativa japonesa, mujeres de la corte imperial durante los siglos IX y X.
¿Qué títulos han interesado en México?
Nuestros objetivos como editores a la hora de dar a conocer la literatura japonesa es que la gente se olvide de los estereotipos y los clichés que se asocian a Japón: a un país delicado, de geishas, de flores de Sakura que sí existen, pero también hay otro Japón más oscuro, de autores atormentados o de quienes escriben crímenes sangrientos (gore).
Nos gusta combinar desde lo que se denomina alta literatura, lo que sería el Siglo de Oro en nuestras letras hispanas, hasta autores más de género, en el sentido de novela negra o gore. Hay un género japonés muy particular que se llama ero-guro que combina lo sangriento con erotismo, éste llama la atención a los lectores en España, pero especialmente en México. Uno de los principales exponentes es el escritor Edogawa Rampo (1894-1965) del cual hemos publicado varias colecciones de relatos y nos damos cuenta que en México tiene muchísimos fans.
También los lectores en Hispanoamérica aprecian y les encanta la literatura japonesa de la época Heian (794-1185), una literatura medieval que nos remite al mundo de la corte imperial, de damas de compañía, de emperadores retirados, es una literatura muy sutil y elegante. Aunque nos separan muchos siglos y kilómetros, tanto físicos como temporales, esos contextos llaman la atención.
¿Qué autoras japonesas son imprescindibles de esa época?
La narrativa japonesa nació en esos años, momento en que los hombres tenían vedado escribir ficción, ellos pertenecientes a la corte sólo podían escribir crónicas históricas y crónicas de leyes, además tenían que escribirlo con escritura china, en cambio las mujeres tenían mayor libertad y desarrollaron el hiragana que es el alfabeto silábico japonés, éste nació de manos de damas de la corte imperial y ellas sí podían escribir ficción, entonces construyeron todas las narrativas de época, principalmente diarios de la corte y la Novela de Genji.
Las tres autoras fundamentales y maravillosas, que recomiendo a cualquier lector que le guste la literatura no necesariamente japonesa sino que disfrute de la buena lectura, son: Murasaki Shikibu, autora de Genji Monogatari, obra magna y piedra angular de Japón; Sei Shōnagon, otra dama de la corte, rival de la anterior, enemigas íntimas y autora de El libro de la almohada, escrito con gran sensibilidad porque nos habla de cómo era la vida en la corte imperial de una dama de compañía, sus cometidos, el paso del tiempo, qué hacían en cada estación, sus amores y desamores.
La tercera referente es la dama Nijō Nijō, ella escribió un diario que publicamos recientemente, Confesiones de la dama Nijō, manuscrito que estuvo perdido durante siglos, no se supo de su existencia hasta que a mediados del XX un estudioso lo encontró en una biblioteca y empezó a estudiarlo, se dio cuenta de que databa de la época Heian. Estuvo silenciado porque no deja en buen lugar a la figura del emperador, es la historia de una de sus amantes, ella inició esa relación desde que era una niña ya que fue forzada sexualmente y maltratada por el emperador, es decir, cuestiona el actuar del emperador.
¿Las dinastías son un tema dentro de la literatura japonesa?
Cuando terminó la época Heian esa cultura refinada que se desarrolló, como su nombre lo indica, en Heian, antigua capital de la ciudad de Kioto, surgieron los guerreros, las figuras de los samuráis, entonces dos clanes se disputaron el gobierno de Japón y relegaron a un segundo plano a la élite aristocrática, por ello los samuráis tomaron el poder durante siglos. Estos dos clanes fueron los Heike y los Minamoto, entraron en guerra y los Minamoto ganaron, fue así que gobernaron con una larga saga de regentes. Ese periodo de enfrentamientos dio origen a otra de las obras más importantes de la literatura japonesa: Heike Monogatari, obra épica sobre el auge y caída del clan que narra la figura del patriarca, desde su juventud hasta la expansión familiar y su declive.
Claro que la historia y quién ejerce el poder en Japón influyó en la literatura de una manera abismal. Con Heike Monogatari nos olvidamos del refinamiento de las escritoras de la época Heian para leer historias de acción, de más violencia y dinamismo, ya no es una literatura introspectiva.
¿En Japón, desde las artes, se habla de los estragos de la Segunda Guerra Mundial?
Sí, a esos años lo llaman la Guerra del Pacífico y dejó una honda huella en la literatura. Los autores que estuvieron en esa época en Tokio viviendo los bombardeos, por ejemplo, Ango Sakaguchi escribió relatos en específicos, Una mujer y la guerra y La idiota, que abordan los bombardeos de Tokio en abril de 1945 y cómo la ciudad quedó arrasada, cómo los personajes intentaron sobrevivir, cómo en un entorno completamente devastado la supervivencia está por encima de cualquier cosa.
Sí que hay un reflejo en la literatura, el hecho de la bomba atómica también dio origen a la “literatura de la bomba”, los escritores que fueron testigos de ese evento y sobrevivieron, lo contaron y crearon una nueva literatura que dio voz a un suceso inédito en la historia: la desaparición de una ciudad en cuestión de segundos, se fundieron los edificios y los cuerpos se volatilizaron, cien mil personas murieron en un abrir y cerrar de ojos.
En ese sentido, te pone los pelos de punta leer obras como Flores de verano de Tamiki Hara o La ciudad de cadáveres de Ōta Yōkō, es una literatura sobrecogedora y en las circunstancias actuales de guerra que está teniendo lugar en Ucrania y la amenaza del peligro nuclear, creo que todos nuestros gobernantes deberían leer esta literatura para ser conscientes de que ante cualquier decisión mal tomada, muchas personas inocentes son las pagan las consecuencias. La literatura es una forma de recordarnos que hay errores en la historia que no se deberían volver a repetir.
Marián Bango platica que este año se cumplen ocho décadas del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, por lo que a México llegará la obra de Ōta Yōkō, una autora inédita en castellano, con prólogo de Patricia Hiramatsu quien descubre porqué la autora ha estado silenciada 80 años, incluso los propios japoneses han querido ocultarla ya que sus opiniones eran severas contra los estadunidenses y contra los propios japoneses por haber llevado a su pueblo a la guerra y la destrucción.
Otros títulos que llegarán al país son: Los cuatro casos criminales, antología de relatos de Tanizaki Junichiro (1886-1965), eterno candidato al Nobel y un autor clave de la novela negra nipona; y Tokio emergente, ensayo visual escrito por Jorge Almazán, profesor de arquitectura y urbanismo en la Universidad de Keiō en Tokio, este libro abordará el urbanismo de la ciudad para explicar porqué los edificios están llenos de luces de neón, por qué las cafeterías no están en la planta baja sino en el piso séptimo y cómo aparentemente dentro del caos hay un orden y un sentido.
¿Cuál es el libro más vendido?
Hay dos que están funcionando muy bien: Kokorode Natsume Soseki e Indigno de ser humano de Osamu Dazai, hemos hecho ediciones muy cuidadas, en tapa dura con nuevas traducciones, con prólogos para situar al lector en el contexto histórico, con apéndices para no perderse ningún detalle de lo que el escritor nos quiere expresar con su literatura. Aunque son obras ya publicadas, nuestra distinción es que la edición se considera un objeto de culto.
¿América Latina es un mercado fuerte?
Llevamos años intentando afianzar la editorial porque sabemos que hay demanda, tenemos muchas peticiones de México, Argentina y Chile, en esos países observamos que existe un interés cada vez más creciente por la literatura y cultura nipona.
La meta que tenemos es afianzar poco a poco nuestra presencia en las librerías, que sea fácil para los lectores encontrar nuestros libros. Sabemos que es complicado porque que la exportación implica precios altos e intentamos ajustarlos lo máximo posible; al ser una editorial independiente es difícil porque nuestras tiradas no son grandes, damos mucha importancia al papel, buscamos que los libros sean de tapa dura, con una maquetación cuidada y que sean un objeto de valor. Rondamos en los 200 títulos y el catálogo se va ampliando; generalmente, nuestra media de publicación es de 20 títulos anuales.