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A propósito de la serie de conciertos que el dúo Kings of Convenience (Erland Øye y Eirik Glambek) dio en la ciudad de México la semana pasada, me puse a escuchar, casi desde el principio, su discografía. Localicé el Quiet Is the New Loud, de Kings of Convinience, publicado en un hoy ya muy lejano 2001, un trabajo con el que escalaron rápidamente al primer lugar del rank noruego y comenzaron a crear admiradores en cada rincón del mundo.

Su portada muestra tres personas afuera de una casa, a la orilla de un lago: al centro está una pareja formada por el músico, académico y también político Eirik Glambek Bøe (uno de los integrantes del dúo noruego) y su ahora exesposa, la modelo y médica Ina Grung. A la izquierda, en una posición más cercana al observador, está Erland, quien mira a la cámara al tiempo que los enamorados, ignorando el lente, se abrazan y Eirik le da un beso en la cabeza a Ina. Me es inevitable preguntarme: ¿De qué trata este arte visual? ¿Insinúa un triángulo amoroso? ¿O, más bien, su elección tuvo que ver con una razón cursi —supongamos, por decir, que en este punto primaveral de la relación Eirik e Ina estaban enamorados al grado de no poder separarse ni para una sesión fotográfica?

A pesar de que esta última posibilidad pinte como una exageración, ella se fundamenta en un hecho verdadero e innegable: lo de Eirik e Ina iba en serio, en breve comenzarían a vivir juntos, reafirmando unos años después la relación con un primer hijo (llamado Frei y nacido en 2007) y terminándola de oficializar con su boda en 2010 (en una pequeña placita frente a su casa en el centro de Bergel) y con la venida al mundo de otras dos criaturas, Olai (nacido en 2011) y Lydet (en 2018).

Esta historia de amor aparentemente monógama, sin embargo, no anula necesariamente la posibilidad de que existiera un triángulo amoroso entre Erland, Ina y Erik.

Esta sospecha es ineludible, por lo menos, a nivel simbólico; la triada no solo aparece en el primer álbum del dúo, sino también en el segundo Riot on an Empty Street cuya portada muestra a Erland y a Eirik, en un primer plano de proximidad respecto al observador, disputando una partida de Ajedrez dentro de la sala de una casa, mientras Ina, desde un segundo plano, en medio de los dos, lanza una mirada coqueta a Erland que, medio anonadado, se distrae de su juego para voltearla a ver y Eirik, por su parte, mira hacia la cámara con una risita irónica.

La portada del segundo album de Kings of Convenience./ ESPECIAL
La portada del segundo album de Kings of Convenience./ ESPECIAL

Videoclip de “”, canción elegida como sencillo del “Quiet Is the New loud”

Erland mira una foto de Ina mientras el vagón del tren en el que viaja atraviesa un paisaje septentrional. Parece angustiado. Se nos refiere que no ha dormido en toda la noche. A ella, corte B, la vemos radiante en distintos escenarios, posando siempre sonriente, junto a un hombre nuevo cada ocasión. A pesar de la despreocupación y de la felicidad evidentes en ella, quien cuenta esta historia explica que Ina está, en realidad, “intoxicada de si misma” y fundamenta tal afirmación aludiendo al hecho de que su vida sentimental no se restringe a una sola persona. She′s intoxicated by herself/ Everyday she's seen with someone else /And every night she kisses someone new

Sobre Erland, por su parte, el narrador menciona que, al ser incapaz de dar el primer paso hacia Ina, solo se limita a esperar “en las sombras” por una oportunidad de tener algo con ella. Anhela que dicha oportunidad se presente para poder mostrarle a Ina de qué trata el amor y lograr, así, que ella cambie su comportamiento (y sus ideas “erróneas” sobre lo que es amar y sobre el cómo se ama).

Hacia el final, el narrador hace una predicción en tono profético: un día, cuando no haya nadie cerca, Ina se aproximará e iniciará una conversación con Erland, la cual, tal vez por torpeza, este no sabrá extender por mucho tiempo. Y en el preciso momento en que se haga el silencio entre los dos, ella se habrá ido.

Esta predicción de fracaso en relación a las tentativas sentimentales de Erlend hacia Ina suena lógica, sobre todo si tomamos en cuenta la pasividad por este mostrada, misma que no solo le impidió acercase a ella sino que, también, lo hizo ver incapaz de dar continuidad a la conversación por Ina iniciada, dejando expuesto que, en realidad, no tenía idea de cómo relacionarse sentimental o siquiera socialmente con alguien (por más que presuma de lo contrario). Su concepción idealizada del amor contrasta radicalmente con la de Ina, la cual parece priorizar en sus relaciones una lógica más práctica; quien sea capaz de no aburrirla podrá gozar de su compañía. Por más auténtico que sea el amor que él dice sentir hacia ella, eso no le valdrá de nada; ni los bonitos sentimientos ni la tormentosa obsesión que Ina le provoca (y que llega al grado de no dejarlo dormir) harán que Erland logre cumplir la simple condición establecida por la voz profética; podrás estar con ella “But only if you're able to entertain her/ solo si eres capaz de entretenerla”.

De forma paralela, desde la dimensión visual, el videoclip plantea un final alternativo; mientras Erland toca y Eirik canta “Toxic Girl” en una habitación (revelándose, así, como el narrador oculto del lío amoroso), vemos a Ina aparecer de pronto por la ventana, entrar y caminar en dirección a Erlend y, de último momento, desviarse y sentarse junto a Eirik, abrazarlo y besarlo.

Kings of convenience: ¿Un matrimonio?

Si bien no estoy en posesión de ninguna prueba material para asegurar que realmente sucedieron cosas entre Erland e Ina, tal como lo sugiere explícitamente la portada de su segundo disco, así como el videoclip de “The toxic girl”, sí hay evidencia de sobra que indica que los dos integrantes de Kings estuvieron seriamente involucrados, si no sexualmente hablando, al menos, a un nivel sentimental que trasciende la amistad: ellos mismos, en varias de sus entrevistas, han definido su relación ante la prensa, literalmente, como un matrimonio.

Su vínculo se remonta a comienzos de los noventa cuando, aún adolescentes, recibieron ambos una guitarra. No sabían tocarla, pero tenían un gran deseo por aprender. Así comenzaron a conocerse. A medida que evolucionaban juntos en el desempeño del instrumento (inadvertidos iniciados de las revelaciones de las que la música es fuente inagotable) la conexión mutua se fue haciendo más nítida. Eirik cuenta que, poco a poco, las improvisaciones comenzaron a tornarse fluidas y, eventualmente, dieron paso a que nacieran sus primeras canciones en coautoría.

Sin verlo venir, la música de repente ya abarcaba casi todo el tiempo de los aún adolescentes. Ambos se volvieron muy activos en la escena de Bergen al grado de que parecían tener una banda diferente por cada amigo. Skog fue una de esas bandas adolescentes donde inicialmente solo tocaba Eirik (y a la cual, casualmente, se integraría después Erland). Ella fungió como un campo de cultivo para interesantes ideas creativas que no encontraría en ese punto una buena aceptación en su entorno inmediato; algunos en Bergen los apodaron "la peor banda de Bergen". Y aun que tales críticas no los hicieron desistir de tocar hubo otros factores que determinaron que “Bosque” (así se traduce en español) nunca pudiera alcanzar el anhelado reconocimiento y que terminaran por separarse un par de años después de haber publicado su único LP, el Tom Tids Tale (de 1996).

Tal vez el de más peso tiene que ver con esa especial conexión que había enlazado a Erland y a Eirik desde siempre. Viéndose de repente solos, como en sus comienzos, tuvieron la intuición de que sería una buena idea formar un dúo acústico a dos guitarras. Para Eirik esa fue la decisión que determinó en gran parte su salto a la fama. Y es que ser una pareja no solo facilitaba la logística de los viajes de promoción musical por Europa sino que también estaba el hecho de que la música producida por ellos dos poseía, en palabras de Erland, “más personalidad” que el formato tradicional de banda.

Si le preguntan a Eirik, él definitivamente no concordaría. Adelante seguiría frecuentando tanto a Øystein como Anders, con quienes formaría ya en los dosmiles Kommode, banda activa hasta la actualidad, cuya piedra angular es la improvisación y el disfrute lúdico. Sin embargo, en aquel momento, es innegable que haber optado por un formato a dos (que se identificaba menos con el rock-alternativo y tendía, más bien, hacia la bossa-nova y el folk) les otorgó un appeal particular. Y es que la delimitación sonora dada por únicamente dos guitarras hacía brillar aquella personalidad dual tan marcada que (en entrevista para Alejandro Franco) apunta Erland, misma que no solo representaba la suma sino la interacción y el diálogo entre sus propias personalidades hasta cierto punto dispares.

La complementación o, si se quiere, el contrapunto entre las mismas no solo se hacía evidente al momento del jamming o de la composición conjunta sino, también, a través de los roles que cada uno asumía dentro de la nueva banda. En la opinión de Erland (según la entrevista antes citada), él jugaba el papel del músico molesto y egocéntrico, siempre bombardeando a las disqueras y alardeando de lo grandioso que era su grupo, mientras que "Eirik tuvo el lujo de ser el artista introvertido que no tenía que comportarse como un idiota para que las cosas avanzaran".

Podríamos decir que, en realidad, Eirik, más que identificarse como introvertido —adjetivo acertado para describir, eso sí, el carácter de la música que estaba componiendo junto a Erland y que, en breve, derivaría en su álbum debut—, simplemente, tenía más cosas en la cabeza además de su incipiente carrera como músico, razón por la que a veces llegaba a sentirse abrumado. Claro que le entusiasmaba el inédito reconocimiento recibido, el encuentro del dúo en Manchester con gente poderosa en la industria y la consiguiente participación en varios festivales europeos importantes durante el verano de 1999. Sin embargo, no por ello estaba dispuesto a descuidar sus estudios de psicología, campo que le apasionaba al mismo nivel que la música. Desde niño había albergado la aspiración de ser una persona sabia y la psicología parecía una vía adecuada para al menos encaminarse hacia ese objetivo. Así que mientras se las arreglaba para sacar a flote sus materias sin dejar de ser, al mismo tiempo, la voz y guitarra principal de Kings of Convinience, Erland, por su cuenta, perseguía un sueño no menos ambicioso: anhelaba un futuro en grande para la banda (con boleto solo de ida y un mundo de cosas nuevas por conocer) y, no solo eso, también trabajaba enfermizamente para que sucediera.

El reconocimiento obtenido hasta ahí, con el cual Eirik tal vez se habría dado por bien servido (pues, en sus palabras, nunca ha estado tan hambriento por atención) para Erland no significaba más que un buen comienzo. Después de conseguir firmar un contrato con Kinderscore en 1999, que distribuyó algunas de las canciones inaugurales de la banda exclusivamente en territorio estadounidense, Erland consiguió un trato todavía más conveniente con AstraweekS, disquera que les abrió posibilidades de expansión inéditas, para el contento de Erland. Con ella lanzarían en 2001(esta vez a nivel mundial) el Quiet is the New Loud y organizarían su primera gira internacional. Pero…de repente, apunto de dar ese paso decisivo no solo en su carrera sino en su relación, Eirik se bajó del barco.

Aun hoy, a más de veinte años, Erland cuenta, todavía con un tono de indignación que, frente a este prometedor camino profesional que se abría ante ellos, “Eirik tuvo miedo de perder la vida que tenía” (la siguiente declaración la hace para Kings of Convenience - The Documentary, 2023):

“Se suponía que íbamos a hacer una gira alrededor del mundo. Mi vida entera iba a comenzar y, de repente, él decidió que no quería salir de Noruega.”

En su defensa, Eirik argumenta que tuvo que “conservar el control de su propia vida”, lo que para él en ese momento significaba concluir su carrera de psicología y, por su puesto, mudarse a vivir con Ina.

Videoclip de

Eirik no se quiere sentir forzado pero tampoco quiere forzar a Erlend. La mayor parte de su relación en este punto se desarrolla a distancia; los primeros versos hacen referencia a la lluvia y a una persona que se protege de ella con un periódico, pero en la escena no llueve. Erland camina paisajes londinenses. Lo vemos salir del metro. Edificios de fondo. Obras en construcción. Luego, en un cuarto derruido y desordenado , graba una canción con su aparato de cassette (“Failure it’s the best way yo learn”) que, una vez terminada, la pone en un sobre y la manda a Bergen, donde Ina la recibe en la puerta de su casa y se la lleva a Eirik. Ambos se ponen a escucharla en la sala. Sonríen. Se lee cierta complicidad, como si aquello ya fuera parte de un ritual cotidiano. Acto seguido, vemos representados más detalles de cómo era el proceso creativo de la banda; Eirik procede a agarrar su guitarra para tocar y, con Ina presente, practica su parte de la canción sobre aquella grabación y, después, ambos salen a dar un paseo en bicicleta. Se ven felices. Por su parte, Erland camina por Londres, solo, con su guitarra al hombro y, al parecer, sin rumbo. Lo vemos luego sentado en el malecón de lo que parece ser Brighton Beach, mira al horizonte y su semblante no luce optimista. ¿Es posible conciliar dos voluntades enfrentadas? ¿De quién es la última palabra dentro de una relación de pareja? ¿Será que abrir la relación (con los rompimientos que ello implicaría) es en este punto única manera de seguir?

Epílogo

Erland no se quedó mucho más en la capital inglesa. A finales de 2002 se mudó a Berlín y ahí comenzó a hacer nuevas conexiones. Su experiencia grata de colaborar con diversos músicos (mayormente noruegos) para hacer el Versus (2002) de Kings of Convenience —disco de versiones electrónicas de las canciones del Quiet is the New Loud— le despertó la curiosidad por este género del cual la capital alemana era una olla en ebullición. No tardó mucho en formar bajo esa tónica The Whithest Boy Alive, una nueva banda (noruego-alemana) hoy inactiva con la que recorrió el mundo, adquirió mundial reconocimiento y, en sus palabras, “cumplió muchos de sus sueños, aunque lo hizo enfermar severamente de los oídos" (tal declaración la dio para una entrevista concedida en 2021 a Michael Hann del Independent).

El ahora académico Eirik, permaneció siempre firme en su determinación de no mudarse de Bergen. Musicalmente hablando se reencontró con Andrew y con Øystein para hacer Kommode, reencontrando en su cotidiano el mero disfrute lúdico de hacer música por mero placer, sin, supuestamente, afanes comerciales. Cuando se trataba de Kings, le venía una enfermedad inexplicable: "es como una gripa pero sin los síntomas". (Kings of Convenience - The Documentary).

En las dos décadas que estuvo en pareja con Ina (hasta 2023) cedió solo algunas ocasiones al impulso de salir y hacer giras mundiales. No obstante, la mayor parte de su juventud la pasó en Bergel, cuidando de ser papá y tornándose poco a poco un influyente ciudadano cuya opinión ha ido ganando influencia política, al menos a nivel local. Erland y Eirik, hoy, pese a todo continúan siendo la pareja dispareja de siempre. Aunque ahora haya más espacio entre su encuentros no han parado de hacer disco a través de procesos siempre lentos y meticulosos (el próximo siempre tarda más en salir que el anterior).

A pesar de las disonancias han logrado dar continuidad a la relación. En el mencionado documental (realizado por Stian Sævig en 2021) Eirik afirma: “La libertad otorgada al otro es lo que nos ha permitido seguir todos estos años, si hubiéramos estados casados solo uno con el otro muy probablemente ya no existiría el proyecto”.

Pero no se piense que su condición de "pareja abierta" ha desalentado la fidelidad de sus fans. Cada vez que la banda transgrede su sana distancia y se reúne para tocar llena foros en cualquier lugar del mundo. Los conciertos del pasado 24, 25 y 26 de febrero en el Pepsi Center no fueron la excepción... los boletos se acabaron a las pocas horas de anunciadas las fecha. Pudimos ver a través de las redes de Kings of Convenience a Erland y Eirik turistiando por Xochimilco en el día de la víspera y, llegado el momento, aquellos avispados que alcanzaron a comprar boletos pudieron gozar del privilegio de oir en vivo y a todo color su espectáculo. Este, sin dejar a de acudir a los números éxitos tan celebrados por el auditorio, se decantó por presentar también la mayoría de las canciones de su más reciente album Peace and Love (2021), mismo cuya hechura demoró más de 12 años.

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