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Hiromi Kawakami es una escritora prolífica. Nació en Tokio en 1958, ha recibido algunos de los premios literarios más importantes de Japón, como el Akutagawa y el Tanizaki en el 2001. Fue por El cielo es azul, la tierra blanca, su primera novela, que yo me inicié en la obra de esta autora. El universo de Kawakami, la naturaleza y las descripciones sutiles, hace de sus libros algo que sentimos orgánico. Cualquier detalle parece agrandado con una lupa que nos deja ver con precisión las estaciones del año, los cielos, árboles, insectos y también lo que los personajes comen, sienten y piensan. Sus tramas, en apariencia simples, están tejidas de tal manera, que los lectores nos conmovemos y maravillamos. No sólo en sus novelas, también en sus cuentos habla de las formas de amar: desde tomar de la mano a alguien, cuidar un animal juntos, ver morir a quien amas o dejar de amar. Esta novela de Kawakami no es la excepción, con la peculiaridad de que Riko, la protagonista, puede vivir mientras duerme más de una vida y en más de una época. La vida actual de Riko y las otras vidas de los sueños se entrelazan y coinciden en varias características: los hombres que aparecen y los sentimientos que albergan las mujeres de diferentes períodos históricos.
Así, la primera vez que Riko se enamora es apenas una niña. Se trata de un amor intenso, podríamos decir que absoluto, el furor amatorio del que hablaba el neoplatónico italiano Marsilio Ficino, ese estar fuera de sí para estar en el otro; y es que no sería digno de contar un amor que no nos excediera. Platón decía que nos enamoramos de alguien porque nos hace recordar la Belleza que contemplamos en el mundo de las ideas, ese otro que nos arroba desde la primera vez que lo miramos, aunque quizá el amor sea un acto de voluntad.
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Riko es la protagonista de El tercer amor (Alfaguara, 2025), la última novela de Hiromi Kawakami, y siente un amor por Na-chan que lo ocupa todo. Es unos años mayor que ella, un joven apuesto, inteligente, con un imán no sólo para Riko, sino también para quienes lo conocen, incluidos la madre y el padre de la niña, quienes lo reciben gozosos cada vez que los visita. Cuando Riko entra al colegio, no logra interesarse por nada que no sean los insectos y encontrar un escondite que la aleje de todos. Se refugia en el cuarto del conserje, donde conoce a Takoada, quien anda en los treinta y se encarga de cuidar la escuela. Riko comienza a visitarlo y establece una relación que la salva de los años lentos de la infancia.
Su amor por Na-Chan se mantiene intacto con el tiempo, aunque él se vaya a vivir lejos y tenga una novia y apenas lo ve, aunque ella ya no es la niña que lo perseguía y ahora sea una muchacha guapa que se prepara para entrar a la universidad. Y en una visita que el joven hace a casa de Riko, la mira como mujer por primera vez y la lleva a un hotel. Se casan después de algunos años. Riko cree ser la mujer más feliz del mundo, pero su matrimonio está empañado por las otras mujeres de Na-Chan. Desde la novia, aquella que no se atreve a dejar del todo aún casado, hasta una mujer mayor, siempre hay alguien más. Riko lo sabe y lo permite aunque le duela, porque entiende que las mujeres se enamoraren de su marido y que él necesita algo más. La situación se vuelve insoportable cuando Riko presiente que el hombre amado desde niña se está enamorando de otra, por la que sufre.
Con varios años de casada, Riko se reencuentra con Takaoka, el conserje de la escuela al que tanto había apreciado, comienza a verlo para charlar y este le sugiere que hay una realidad más grande de la que conocemos. Es cuando Riko comienza a tener sueños igual de vividos que la realidad. Despierta en otro cuerpo y en otra vida. Es una niña de nombre Shungetsu que vive con sus padres y sus hermanos en la pobreza. Por eso, al cumplir diez, la venden a una casa de té, donde se prepara durante cuatro años para ser oiran, una cortesana de alto rango en el Japón del periodo Edo. Esa vida avanza con la calma de los años, de manera lineal en los sueños. Riko vive lo que Shungetsu: a los catorce años, un hombre prepara su cuerpo para el arte amatorio, además de aprender lo necesario para acompañar a los hombres que van a la casa de té; y con ese cuerpo siente un placer que nunca antes había sentido, pero no se trata de amor, quizá algo parecido a la voluptuosidad. Muchos hombres pasan por su vida hasta que conoce a Takada y se enamora. Es un hombre pobre y no puede pagar la deuda de Shungetsu para liberarla de aquel lugar, así que deciden huir, aunque saben que la vida que tendrán, de conseguirlo, será difícil. Huyen en la madrugada, llueve, deciden parar hasta que escampe, y Takada vela sus sueños, sin embargo son descubiertos y separados. En Tokio, donde Riko continúa con su vida en el presente y su tristeza, Na-Chan le confiesa el amor que sintió por una mujer, un amor imposible, y le pide que tengan un hijo, ella acepta. La vida en los sueños prosigue, pero ya no es el Período Edo, sino mucho tiempo antes, durante el Período Heian, la llamada época de oro del Japón imperial, cuando Murasaki Shikibu escribió el Cantar de Genji y Sei Shonagon El libro de la almohada, Riko es nyobo, la dama de compañía de la hija de un noble. Las dos crecen juntas hasta que la princesa cumple catorce años y la casan con Narihira, un poeta y hombre encantador, guapo y del que están enamoradas todas las mujeres, incluso Riko. La protagonista, en el cuerpo de la dama de compañía, se siente atraída por Narihira, quien enamora a la princesa desde la primera noche. Ese amor se presiente como un padecimiento, pues Narihira tiene muchas amantes, algo normal en la época. Entonces no se veía como una traición el tener relaciones sexuales con otros, tanto los hombres como las mujeres, pero Narihira se enamora de otra mujer, un amor prohibido: intentan huir y esa noche, al llover, se detienen en un lugar donde él vela sus sueños, pero son descubiertos y ese amor se vuelve imposible.
Riko comienza a saltar de un sueño a otro, de un cuerpo a otro, despierta en el cuerpo de la mujer que su esposo ama el día que le dice que lo dejaría todo y huiría con ella; en el cuerpo de la princesa de Gojo, cuando Nirihira le pide huir. Un día deja de soñar y vuelve a su vida actual, donde su hijo ya ha crecido y el rencor que ella siente por su esposo es más grande que ese amor que parecía incondicional. Sus encuentros con el conserje continúan, ya no en los sueños, donde coincidieron y se enamoraron e intentaron huir, pero en la vida real reconocen que, aunque se quieren, el amor que sienten no es pasional ni posesivo.
Sin embargo, Riko aún siente la necesidad de amar con todo su ser, ese amor no tiene características específicas, podría ser un hombre joven o viejo, una cosa o incluso una luz brumosa que ilumine algo que alguna vez amó.
El tercer amor de Hiromi Kawakami es un tratado que deja de lado cualquier tipo de moral para concentrarse en lo amatorio en sí, y contarnos una historia nada simple, todo lo contrario. La prosa dulce de Kawakami nos hace creer que estamos frente a una prosa sencilla, incluso al develar ante nosotros todos los mundos posibles, donde dos personas se pueden amar en realidades distintas. El tercer amor es quizás la necesidad pura de amar sin los lastres del amor romántico o a la costumbre.