Aplauden porque “finalmente” se invirtió en el sureste

Por supuesto que el sureste demandaba inversión, por ello invertir más de 500 millones de pesos en un tren sin proyecto ejecutivo, impuesto con urgencia política sin respetar la ley, talando más de 10 millones de árboles sólo en el Tramo 5, sin una consulta honesta a las comunidades originarias ni en los centros urbanos, debe considerarse un derroche criminal de recursos de la nación.

Con una inversión que equivale a 68 millones de pesos diarios por 20 años, más lo que se acreciente por mantenimiento y subsidios. En México seguramente hay ciudadanos que podrían haberle dado mejor destino a esos recursos, en energía renovable, salud, educación, un transporte colectivo alternativo útil a la población, desarrollos que respetaran la ley y apostaran por la prosperidad integra y no por la especulación inmobiliaria.

Aplauden para distraerte

Porque organizaciones nacionales e internacionales, especialistas, biólogos, geólogos, arqueólogos, hidrólogos, sociólogos, antropólogos, abogados, jueces, etc. han señalado los peligrosos y errores del tren dentro de la selva maya.

No tienen argumentos contra estos señalamientos, por eso aplauden más fuerte y acompañan los aplausos con insultos mientras repiten lo que escuchan en el discurso oficial, apoyándose en lo que digan funcionarios o empresarios que estén directamente relacionados o sometidos a una figura política.

Aplauden emocionados porque se crearon trabajos

La obra efectivamente trajo inversión y trabajo, pero los únicos beneficiados fueron la Sedena y las constructoras contratadas por ésta. La construcción del tren fue un programa social disfrazado que utilizó brevemente a trabajadores de todas partes, que fueron explotados y que, al terminar la obra, se encuentran acrecentando invasiones y cinturones de pobreza de los centros urbanos.

Les dieron trabajo a locales por un momento mientras la expropiación, despojo y especulación de tierras sacó provecho de comunidades enteras y de ejidos, donde se extorsionó con amenazas sobre sus pensiones y con la presencia del ejército.

Aplauden al tren como si nunca hubiesen visto uno

El tren pudo haber sido útil a la población ingresando a las ciudades, acercarlos a poblaciones vecinas, a sus escuelas y trabajos. Se pudo aprovechar esta inversión para modernizar la carretera, implementar pasos de fauna y peatonales.

En vez de eso tenemos un tren ecocida, inútil a la población, que no ofrece una alternativa eficaz o económica y una carretera obsoleta donde se podría haber aprovechado el impacto ya perpetrado al ecosistema.

Aplauden al ejército

El tren no es maya, es militar.

Aplauden el desarrollo que arrastra el tren

El tren y los desarrollos que crecen virulentos a su alrededor interfieren con el funcionamiento del ecosistema que creó el paraíso, poniendo en grave riesgo el acuífero que nutre de agua potable a toda la costa del Caribe mexicano. Impuestos como parásitos del tren en la selva maya sin siquiera manifestaciones de impacto ambiental, los hoteles dentro de Áreas Naturales Protegidas, construidos y manejados por el ejército, son ilegales y ecocidas.

Aplauden a la civilización maya

Siempre y cuando “maya” sea la marca y puedan cobrar una entrada, el resto a sepultarlo bajo tierra o en una caja etiquetada.

La celeridad con la que se devastó la selva no permitió llevar a cabo una verdadera misión arqueológica, se limitaron a catalogar lo que se iba encontrando por la selva para decidir si ameritaba ser protegido, removido o sacrificado en beneficio del tren que les pasaría por encima. La enorme cantidad de piezas rescatadas, que el director del INAH presume, son en realidad una muestra de la riqueza arqueológica de la zona y de que sólo por ello debió haber sido protegida, no profanada con una obra de esa envergadura. Vaya a saber uno en qué cajas y bodegas han quedado tantos hallazgos. Esto, sin citar los tesoros paleontológicos que se guardan en los ríos subterráneos y que una vez perforados y sepultados más de 121 cenotes sólo en el Tramo 5, nos impiden saber qué hemos perdido. Para darse una idea, las exploraciones en la zona han hallado huesos de animales extintos y vestigios humanos de más de 13500 años.

Aplauden a una de las obras más grandes del mundo

El tren no destaca ni por su velocidad, comodidad, servicio, eficiencia, sustentabilidad ni nada en comparación con otros trenes alrededor del mundo. La misma ALMSTOM, que fabricó la maquinaria y vagones del tren en el sureste mexicano, ha inaugurado en países como Italia trenes que funcionan con hidrógeno y recorren más de mil kilómetros.

Aplauden porque han acompañado a este tren iniciativas ambientales como la reserva del jaguar

La reserva del jaguar no es tal, es un parque llamado Jaguar, nada tiene que ver con esta especie que, en palabras de Sedena, es nociva para el tren.

En México devastamos nuestros recursos naturales a una velocidad alarmante, las nuevas Áreas Naturales Protegidas no compensan este daño, mucho menos cuando se les otorga un presupuesto de 10 pesos por hectárea al año…¡Uno de los países más megadiversos del mundo sólo le invierte 10 pesos al año a cada 10,000 metros cuadrados!

Aplauden porque el Tren Maya permitirá a los mexicanos acceder al goce que significa observar la naturaleza de esta región y nuestra riqueza histórica.

La obra del tren y el futuro al que se dirige amenazan a la región y sus riquezas. A todos estos lugares que pregonan ya se podía llegar y aún hoy es más rápido, efectivo y económico hacerlo por carretera; el tren no ha descubierto nada, es un arma etnocida hiriendo la selva, su biodiversidad y su cultura.

Aplauden porque el Tren Maya está lleno de significados y constituye un símbolo de la Cuarta Transformación.

En esto llevan razón: el tren militar e ilegal en la selva maya es un símbolo de la 4T.

Aplauden porque el Tren es todo un éxito

Aplauden con motivo, es un éxito, pero no en los términos demagogos que sus edecanes gubernamentales promueven. Cada columna perforando el acuífero fue clave para fortalecer la presencia del partido en el poder en el sureste mexicano.

El tren que no tiene nada de maya ha sido enorme plataforma para que personajes políticos de toda índole suban a pavonearse con todas las plumas del populismo más brillante.

Aplauden, aunque el tren falle, esté incompleto o vaya vacío

Aplauden porque eso nunca fue lo importante, y en eso concuerdo, lo importante es no olvidar su ilegalidad, la barbarie ambiental perpetrada y la impunidad que se impone en este tipo de desarrollos, en el sureste mexicano y en todo el país. Lo importante es unirse para detener el ecocidio, unirse para que esto no vuelva ocurrir.

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