El Rock como una forma de resistencia de las lenguas originarias —la fusión entre tradición y modernidad— será celebrado este año como parte del programa "México: 30 años de rock indígena", que abarca conferencias, conciertos, talleres, exposiciones y mesas de debate, entre otras actividades organizadas por instituciones como Cultura Sonora Mx, El Colegio de Sonora, el Ayuntamiento de Hermosillo, El Colegio de Tamaulipas y el Centro INAH Sonora (tienen presencia 12 estados del interior de la república y tres países: Guatemala, El Salvador y Costa Rica).
"Hablamos de resistencia en el sentido de que siempre se va a contracorriente. Vivimos en México y nuestro idioma no es el mexicano, sino el español de España. Esta es la lengua dominante, la lengua nacional, la que está privilegiada y todos hablamos, pero en México tenemos 68 lenguas indígenas maravillosas, que no son dialectos, sino lenguas y muchas tienen variantes dialectales", explica, en entrevista, Diana Reyes, del Colegio de Sonora.

El objetivo, dice, es visibilizar un movimiento que tiene 30 años "de estar picando piedra. Conservar una agrupación durante tanto tiempo es casi como llevar un matrimonio que implica convivir, tomar decisiones, viajar juntos, replanteando y repensarse", afirma específicamente sobre dos bandas pioneras del rock indígena: Hamac Caziim (comcáac / seri) y Sak Tzevul (tsotsil), surgidos en 1995 y 1996, respectivamente.
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"Para esta celebración pensamos que algo primordial era acompañarnos. Hay mucho conocimiento generado sobre este movimiento: en tesis de maestría y doctorado, en libros que estudian el etnorock, por nombrarlo de alguna forma; decidimos acompañarnos para construir toda esta parrilla de programación de un consejo formado por especialistas, escritores, antropólogos, gente que está cerca de este movimiento en Chiapas, Ciudad de México, el Colegio de la Frontera Norte y demás. Hay muchos aportes y queremos que esto resurja y se visibilice", continúa Reyes.
"México: 30 años de rock indígena" tiene cuatro ejes o momentos que suceden en fechas y sedes distintas. Durante todo el año, abunda Reyes, se ha planteado una parrilla de programación nacional, con actividades en línea y presenciales que se llevarán a cabo con la colaboración de instituciones como la Secretaría de Cultura, el Museo Nacional de Antropología e Historia y la Feria del Libro del Museo de Antropología, y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, por ejemplo.

El segundo momento es la doceava edición del FestVital Xepe an Cöicoos (Cantos al mar), que será del 2 al 4 de mayo en Punta Chueca, Sonora. "Es un evento autogestivo que se hace en la parte de la costa del pueblo Seri, en la playa, en un lugar donde no hay electricidad, baños, agua potable, agua corriente o drenaje. Entonces, damos condiciones de montar todo lo que necesitamos para un mínimo de producción y recibir a todos aquellos investigadores, artistas, académicos, gente que levanta la mano para participar en este encuentro intercultural".
El tercer momento es la recuperación del Bats’i Fest (Festival Verdadero), a realizarse el 15 y 16 de agosto en las comunidades de Zinacantán y San Juan Chamula, Chiapas. El último momento será el Festival Xica cosiatoj quih ihipozaa (Voces de gigantes), del 10 al 12 de octubre en Hermosillo, Sonora, que Reyes describe como "un espejo de los segmentos de programación de lo que sucede en el FestVital Xepe, pero en Hermosillo".
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