Una bandera con la leyenda “Artistas sin futuro”, advertía que no era una feria de arte como las otras. Con más de 16 proyectos autogestivos invitados, se celebró en el Monumento a la Madre su primera edición, en el marco de la que ayer concluyó.

Aquí era posible comprar arte con un peso, como la obra Juntar #UnMillonDePesos y la imposibilidad de conseguirlo, del artista Fred Rogers, quien desde hace cinco años junta monedas de a peso, con el fin de alcanzar la meta del millón de pesos —hasta ahora ha reunido 40 mil pesos—. A cambio, quienes compren o cooperen a esta obra que cuestiona al sistema capitalista, le entregarán un certificado firmado, una obra que hace sentido en un mundo donde gastan 6.2 millones de dólares por el certificado e instructivo para pegar un plátano a un muro con cinta de aislar.

En otro de los puestos, Biquini Wax en colaboración con Biblioforever ofreció tatuajes, pero también organizó una rifa con boletos de 300 y 500 pesos, donde los premios eran obras de arte y algunas otras chácharas —desde Hello Kitty hasta una ilustración de AMLO punk— todo con el fin de reunir fondos para mudarse de sede.

Aspectos de Feral. Foto: Frida Juárez Bautista/EL UNIVERSAL.
Aspectos de Feral. Foto: Frida Juárez Bautista/EL UNIVERSAL.

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“Hay que decirlo, no va a ser una feria para todos, tienes que ser todoterreno, saber surfear la incertidumbre, inclemencia del tiempo”, bien dijo Alfonso Zarate, miembro del comité organizador de Feral, cuando presentó a este diario el proyecto.

Hubo divertidas playeras con la leyenda “chicas hot y Juan Gabriel” (Biquini Wax), las impresiones corporales de la artista Dulce Eme (Oficina de arte), perfume con olor a esencia de artista hecho por Perla González y jarrones de cerámica que conmemoran tragedias contemporáneas, como las nueve personas que fueron colgadas en Nuevo Laredo en 2012 o las masacres de Camargo y San Fernando, de Gabriel Garcilaso (estos últimos dos en Knto d ficus). Incluso ofrecían servicio de manicure, como parte de la propuesta de Canalla, galería de arte que está “parasitando” —como dijo su fundadora, Pamela Zeferino— en el salón de belleza de Fernanda Balderas, en Ciudad Neza.

Pero en Feral no todo fue venta de arte nacional, también fue espacio de difusión y protesta, como lo hizo La Morgue, una galería con vocación de investigación artística que surgió de un grupo de profesores de arte despedidos de una universidad de Aguascalientes. Vender es parte del proyecto, pero no su prioridad, prefieren reflexionar sobre el modelo de prácticas artísticas.

Con más de mil visitantes, Feral cerró con la esperanza de lograr nuevas gestiones para continuar impulsando un espacio que no entra en la dinámica convencional del mercado del arte.

Aspectos de Feral. Foto: Frida Juárez Bautista/EL UNIVERSAL.
Aspectos de Feral. Foto: Frida Juárez Bautista/EL UNIVERSAL.

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