Dos de los proyectos de infraestructura cultural más ambiciosos de los últimos años, la Cineteca Chapultepec y la Bodega Nacional de Arte; ejes, además, del Proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura, aún se encuentran inconclusos, con zonas en obra negra. Su estado desmiente la afirmación de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, quien declaró a EL UNIVERSAL —a finales de febrero, en la inauguración del Jardín Escénico— que la Bodega y la Cineteca estaban “prácticamente listas” y que la inauguración —explicó, sin dar fecha exacta— sería “después de la veda electoral”, el 1 de junio. La veda es el pretexto, la realidad es que las dos obras emblemáticas aún no están terminadas.
En esa ocasión la funcionaria agregó que “en la Cineteca se están equipando las salas; en la Bodega Nacional están llegando los equipos con las estructuras necesarias para almacenar toda la obra. Lo que está pendiente, en la Cuarta Sección, son los accesos porque, como había una obra grande que coincide con la Cuarta Sección, el tren interurbano, nosotros tenemos prácticamente listas las infraestructuras, pero falta que se terminen de consolidar los accesos”. Sin embargo, en una nueva visita de EL UNIVERSAL, se constata el retraso en las obras que prometieron tener listas a finales del año pasado.
En la reunión entre funcionarios de la Secretaría de Cultura federal y la prensa, en diciembre pasado, la subsecretaria de Desarrollo Cultural, Marina Núñez Bespalova, explicó que el retraso en la Cineteca y la Bodega —cuya entrega se tenía programada para diciembre de 2023— se debió a imprevistos relacionados con el INAH: “En el caso de la Cineteca Nacional parte del equipamiento y el mobiliario tuvo que readecuarse porque, en mercado, no había lo que solicitó; hay equipos que tuvieron que llegar del extranjero”.
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Entonces se notificó que el avance de la Cineteca era del 82 %; y la Bodega del 83 %; que la primera se entregaría en el primer trimestre de este año y que la segunda tiene fecha límite en el primer semestre.
Este es el cuarto recorrido hecho por EL UNIVERSAL. Al cruzar el camino hacia la Bodega Nacional, ahora con mayor presencia de la Guardia Nacional en los alrededores y también entre más escombros, no es fácil imaginar cuál será el resultado final: los 13 edificios que resguardarán las colecciones de los museos del INBAL; el Museo de Sitio, la futura galería, la Mediateca, las naves donde habrá talleres y el laboratorio del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (CENCROPAM), que se tienen proyectados.
Una excavadora entra y sale y vuelca material cerca de la entrada de la Bodega; regresa y el proceso se repite. En cualquier rincón sólo hay escombro y material apilado. Ciertas naves, por ejemplo, están semiterminadas: tienen vidrios, puertas de madera, ventanales prácticamente hechos; alrededor, caminos sin pavimentar, más piedras y arena, y estructuras con varillas.
Pero al entrar a las naves, no tienen interiores, están vacías y aún se requieren acabados. Es un camino difícil, en el que sólo hay tierra, agujeros y escombros; en otras zonas lo que hay son meros cimientos y largos caminos sin pavimentar, a los que trazan los montículos de piedra ocre, y la arena gris y marrón. Son comunes los espacios donde sólo hay cimientos, agujeros con cimientos a los que rondan llantas tiradas, rollos de alambre y tablones de madera que parecen abandonados.
Las máquinas avanzan. Una mirada rápida hace especular que hay unos 100 hombres trabajando en la zona. Algunos pasan cargando material. Es una obra inusualmente silenciosa. La escena se repite, otra vez, hacia donde se voltee: montículos de materiales. Otra vez, como un desierto de escombro, formado por largos tramos de varilla, cimientos, agujeros, caminos no pavimentados que conducen a los esqueletos de lo que serán otras naves de la Bodega.
Al interior de las más avanzadas sólo hay andamios; afuera, caminos intransitables donde los vehículos de carga van y vienen. Imposible saber si tres meses bastan para cubrir esa especie de páramo de arquitectura y material.
La vía que conduce a la Cineteca ahora tiene montículos de arena y piedra roja, que el aire levanta ante el paso de las excavadoras, las aplanadoras y las camionetas militares. A pie, lo primero que se abre a la vista es lo que será el estacionamiento, una de las áreas que parece tener menos avance y está llena de escombro. Al siguiente tramo, que conduce a la nueva Cineteca, lo ocupan bodegas y cuartos armados con tablones, áreas de trabajo.
Del lado izquierdo de la calle hay más material apilado: tubos, láminas, maderas, barriles, una cruz de madera y una revolvedora descompuesta; del lado de la entrada, un muro bajo con puntas de varilla que sobresalen, y escombro en las áreas que aparentan estar más terminadas. Por todas partes cuelgan cables; escaleras sin concluir, decenas de andamios azules y piezas de metal en el suelo que vuelven el camino una especie de laberinto en obra negra. Al fondo se escucha el pitido, la alerta de la maquinaria que anuncia su paso. Allí se construirán ocho salas, un foro al aire libre y uno cubierto, videoteca, Talleres de Artes y Oficios, y Audiovisuales.
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Verificar, por ejemplo, el estado de ciertas salas es difícil porque están cerradas. Partes del segundo piso se ven completas mientras que otras, también en lo alto, no lo están. Pueden verse menos trabajadores de los que hay en la Bodega; algunos escuchan música y otros cruzan, cargando materiales, entre travesaños y cables que cuelgan.
Cerca de la entrada, una de las salas se encuentra abierta. Con las butacas cubiertas de plástico y material arrumbado —hule espuma, tapetes enrollados, bloques de unicel—, al pie de la pared donde se instalará la pantalla, parece el bosquejo de un cine. Carece de adecuaciones técnicas, de audio, video y servicios. Al fondo, del lado de la entrada principal, todo un bloque en obra negra que podría equivaler a una cuarta parte del área total.
Hay cierto avance en el camino que da hacia las puertas de la terraza y pasa por un elevador inconcluso. Afuera, un bloque paralelo de concreto que está en obra negra; por la maquinaria y una excavadora detenida, no es sencillo acceder hacia él. A 10 o 15 minutos a pie se encuentran las obras de la estación Cineteca de la Línea 3 del Cablebús, que si bien aún no tienen una forma definitiva, han avanzado. Al cotejar las tres obras, es natural pensar que el problema no será la conectividad para acceder a la Bodega y a la Cineteca, lo real es que las obras están muy lejos de estar “prácticamente listas”.