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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Tres libros: Páramo de sueños, Imágenes desterradas y Palabras en reposo, así como su vocación de editor y lector y su deseo de impulsar a jóvenes poetas mantienen vivo a Alí Chumacero. En el Centenario de su nacimiento, que se cumple hoy, el poeta que murió en 2010 será recordado con actividades poéticas; el refrendo de su memoria con la Cátedra Alí Chumacero y el Premio Hispanoamericano de Poesía Alí Chumacero, proyectos impulsados por la Universidad Autónoma de Nayarit.
Alí Chumacero era enemigo de las estatuas, de los mausoleos y de todo aquello que implicara un gasto innecesario y oneroso. “A Alí no le gustaba el derroche, decía: ‘Yo soy pobre, pero tacaño’, era parte de su ser”, dice Alma Vidal, quien ha organizado la conmemoración del centenario del poeta, que incluye una fiesta de poesía que hoy llenará las calles, plazas y jardines de Acaponeta, Nayarit, tierra del también editor y ensayista.
Fiel a la filosofía del autor que se consagró en la literatura con sólo tres poemarios, Alma Vidal ha delineado el programa conmemorativo que organiza el gobierno de Nayarit y el municipio de Acaponeta con la Secretaría de Cultura federal, y que tiene como finalidad acercar la poesía de Chumacero al gran público y profesionalizar a jóvenes poetas.
“Hablamos con el rector de la Universidad Autónoma de Nayarit, José Ignacio Peña González, le presentamos la Cátedra Alí Chumacero y él aceptó encantado. Sobre todo por el enfoque de la cátedra, que no es una cátedra común, donde tú vas a una conferencia a escuchar a un intelectual de primer nivel; esta cátedra busca penetrar en los municipios del estado y detonar talleres, cursos, con un seguimiento y un rigor académico”, explica Alma Vidal.
La Cátedra Alí Chumacero fue anunciada en mayo, durante el pasado Festival Cultural Gran Nayar, y será presentada oficialmente al Consejo General Universitario, al igual que el Premio Hispanoamericano de Poesía Alí Chumacero, que está en etapa de diseño de la convocatoria.
“Alí no era muy afecto a cosas espectaculares, a gastos onerosos; para él quedaba muy claro que primero había que desarrollar un ejercicio para los jóvenes que escriben, buscar caminos para su profesionalización, mejorar sus condiciones y su acceso a las escuelas. Esa fue su gran preocupación”, afirma Vidal, quien fue amiga Chumacero desde 1987.
En entrevista, la maestra en Literatura y Creación Literaria en la Universidad Autónoma de Nayarit asegura que la idea de este homenaje incluyó actividades en Guadalajara y Tepic; y que hoy tendrán su más importante jornada poética en Acaponeta, hasta donde se han trasladado los integrantes del Congreso de Nayarit para llevar a cabo una Sesión Solemne en homenaje a Alí Chumacero.
Alma Vidal busca mantener vivo el espíritu de Alí, refrendar lo que a él le interesaba; quiere que los jóvenes vean la poesía como Alí siempre lo hizo, “sin solemnidad y sin sacralismos, él siempre dijo que la poesía es un oficio como cualquier otro. Tan valioso el oficio del carpintero, del plomero, del herrero, como el del poeta. No podríamos vivir unos sin los otros”.
Su poderosa raíz. Alí Chumacero, quien junto con Amado Nervo, son los dos grandes poetas de Nayarit, ha puesto de fiesta a Acaponeta.
Luego de que el pasado sábado un grupo de poetas celebraran a Alí en la Librería José Luis Martínez de Guadalajara del Fondo de Cultura Económica, y después de que ayer domingo 12 poetas participaran con su poesía en Tepic en la velada “Jardín poético de amorosa raíz”, todo ellos están hoy en Acaponeta.
Esta mañana será la sesión solemne del Congreso del Estado en el Teatro Juan Francisco Ealy Ortiz. Por la tarde comenzará la fiesta poética en la plaza central del municipio, que concluirá con el homenaje poético en el Barrio de la Ch, ese mítico lugar donde nació Alí Chumacero el 9 de julio de 1918 y donde está una placa que dice: “En esta casa nací yo. Aquí en el Barrio de la CH”.
Bajo el título “Barrio de la Ch: donde el tiempo comienza a ser raíz”, cuya línea está tomada de un poema de Alí, será una fiesta donde habrá mesas de lectura y se abrirá un diálogo con la gente del barrio.
“Vamos a cenar en la plaza, bajo las estrellas, como debe ser la vida”, dice Vidal, quien delineó este homenaje con el espíritu del poeta que obtuvo el Premio Nacional de Lingüística y Literatura, en 1987.
“Es con sencillez, con el deseo de convivir con el pueblo, abrir caminos para los jóvenes y buscar cumplir el gran sueño de Alí, la profesionalización de estas vocaciones”, afirma.
Con esta conmemoración, quienes no han leído a Alí Chumacero, lo leerán y se reconocerán en su poesía porque aunque Acaponeta está muy viva en su poesía y fue central en su vida hasta el final, Alí Chumacero fue un poeta universal.
“Su obra es universal, se desprende de la tierra y toca otras órbitas; él siempre procuró jamás poner referencias geográficas, tu lees su obra que es concreta y no vas a leer, como en Paz, las referencias a la Ciudad de México, al Barrio de Mixcoac o a la India; Alí no, Alí no toca tierra porque envuelve a toda la tierra. Él era el mundo; él creía que el compromiso del poeta es más grande que la geografía del país”, afirma Alma Vidal.
Su poesía nació del dolor, “en eso todos comulgamos. Él escribió desde el dolor y la devastación”, agrega Vidal, quien se siente feliz de poder reunir a un montón amigos y admiradores de Alí, deudores, porque a muchos los impulsó.
Alrededor de la figura del autor del célebre “Poema de amorosa raíz” estarán Luis Vicente de Aguinaga, Luis Armenta Malpica, Gustavo Íñiguez, Raúl Bañuelos, Francoise Roy, Gerardo Villanueva. Ellos se encontrará en el mítico Barrio de la Ch.
“El aprendizaje pueblerino llenó a Alí de encantadora picardía. Tal vez, en el chispear de los copechis o en el oscuro vuelo de los chinacates encontró el misterio, y el ansia contenida se vio envuelta en el embrujo del lenguaje; el cual, con sus telares de palabras, tejió los signos que enuncian lo perpetuo, lo inefable, la poesía. Así se forja la vida, y hay que vivirla intensamente para poder escribir con altura profunda. ¡Antes de escribir, vive! Ya tendrás tiempo de sobra para perderlo en fantasías”, dictaba el hijo predilecto de Acaponeta.
“Vivir como él vivió, ahora es imposible. Con Alí Chumacero se fue una sensible, sensata e inteligente generación de escritores mexicanos. También se fue la Ch; sí, queridos acaponetenses, nayaritas, mexicanos: a la Ch se la llevó la chingada”, ha escrito Alma Vidal.
A Alí Chumacero, lo recuerda con gozo su amigo, el doctor Elías Luis Chan, quien dice que era muy bonito ir a tomar un café con Alí. “Él no hablaba de literatura, hablábamos del pueblo, de mengano y de perengano. Luego le gustaba ir a caminar al panteón o ir a tomarse un raspado de nanche en la plaza en Acaponeta”.
También lo celebra Olga Sáizar, directora de la Casa de Cultura Alí Chumacero, que también es gran impulsora de este homenaje en el que la gente va a saber de Alí Chumacero, un ser que está vivo a través de su poesía. “No lo vamos a dejar descansar, nada de palabras en reposo, serán palabras sin reposo”, concluye Alma Vidal.