La salida del periodista cultural Javier Aranda Luna, quien era director de Noticias de Canal 22, a mediados de enero pasado, así como la cancelación del programa La ópera en el tiempo, que conduce desde hace más de dos décadas el director de ópera y gestor cultural Sergio Vela y cuyo último programa al aire por el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), a través de Opus 94, será el próximo 30 de marzo, vuelve a poner en el ojo del huracán la discusión sobre el cambio de estructura, personalidad y, sobre todo, servicio que tienen los medios públicos en México desde la pasada administración y en la actual, que se concibe como el segundo piso de la llamada Cuarta Transformación.
Sin embargo, Javier Aranda Luna, quien además conducía el programa Debate 22 y Con la X en la frente, y tenía colaboraciones en el informativo Noticias 22 y en Transcultura, no es el único que ha sido cortado de la televisora, pues han liquidado a periodistas que tenían cerca de 30 años laborando y a colaboradores que tenían secciones fijas en Noticias 22, como son los casos del crítico de cine Leonardo García Tsao, Miriam Murakami, Francina Islas.
Incluso producciones como las mencionadas Con X en la frente y Transcultura hasta el momento están canceladas, a pesar de que se quedaron grabadas al menos ocho entrevistas para Transcultura, entre ellas las del arquitecto Enrique Norten y la bióloga Annie Pardo Cemo, mamá de la presidenta Claudia Sheinbaum, y quien ejemplifica a una científica hija de migrantes, formada y enriquecida en México. “Le envíe un mensaje al director diciéndole que se quedaban ocho entrevistas ya hechas. Me mandó un mensaje luego diciéndome que comprarían en el año algunas que les interesaran”.
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Así lo cuenta Aranda Luna, quien da detalles de su salida de Canal 22, televisora de la que fue liquidado conforme a la ley, pero no deja de hacer una crítica al nuevo perfil de este medio público.
Relata que desde la llegada del actual director, Alonso Millán, en octubre pasado, tuvo con él y con su equipo —en especial un chico que tampoco sabe de televisión, pero es su brazo derecho, Diego Mejía— una relación difícil, cuestionaban coberturas como el Premio Cervantes a Álvaro Pombo —“¿Ese viejito qué?, ¿a quién le importa?”—, la muerte de Silvia Pinal —“era figura del espectáculo, no cultural”—, comenzaron a querer marcar con una línea editorial muy 4T las notas informativas.
“Vi cosas que eran de criterio editorial. Yo pensé que era por falta de conocimiento, pero realmente era por el interés de perfilar todo hacia una cosa política, que era hacer eco chiquitito de lo que era ‘la mañanera’”, apunta e indica que hubo varios desencuentros.
“Pensé que era por torpeza de que no conocían el medio, pero no, se fueron haciendo más notorios en muchos casos. Empecé a tener todo ese tipo de desencuentros, los reporteros también, fue un ambiente de descomposición. Ahora sé que ya no hay una dirección de noticias, es una coordinación que depende de producción”.
Cuenta que les molestaba mucho la cobertura a museos privados, incluso al Museo de Culturas Populares porque tiene un patronato, “como que su rollo era hacer todo lo privado a un lado, descalificarlo porque era privado. Y obviamente la Feria del libro de Guadalajara, a la que veían como un bastión de la ultra derecha”.

Otra salida, entre muchas, es la del crítico de cine Leonardo García Tsao. Cuenta que a principios de enero le habló Javier Aranda para informarle “que desde arriba” habían decidido cancelar sus colaboraciones sobre cine en Noticias 22, “me dijo que la nueva dirección ya no requería de mis servicios, que quería caras nuevas”.
García Tsao fue programador de cine del 22 en sus inicios, una programación fílmica muy distinta a la que hoy transmiten y que se ha reducido a pasar cine mexicano, “tiene que ver con qué derechos se compran, obviamente el cine mexicano es más barato”.
Recortes y reestructuras en la radio
El director de ópera y gestor cultural Sergio Vela fue el primero en hacer públicos los recortes en el IMER. Durante los primeros días de febrero publicó en sus redes sociales que, desde diciembre del año pasado, la Dirección General de la radiodifusora le había informado la decisión, aunque sin argumentos, de que la vida de su programa La ópera en el tiempo, que se transmitía los domingos a través de Opus 94, habría de concluir tras más de 16 años al aire.
Cuenta que en la entrevista personal que en enero pasado tuvo con el director Fernando Chamizo, éste mantuvo la decisión tomada y que no le dio opción de tener un patrocinador, lo único que le permitió fue que el programa llegara hasta el 30 de marzo para poder cerrar la serie de óperas alemanas.
Vela dice que el antecedente a esta conclusión de La ópera en el tiempo fue la cancelación de la colaboración con la Ópera Metropolitana de Nueva York, que hasta hace un par de años también transmitía Opus 94. Lamenta no sólo la cancelación de estos dos espacios porque empobrece la diversidad cultural.
“La verdad es que el director general no me dio ninguna razón de por qué termina el programa, hay una determinación de no seguir con el programa a pesar de que podría haber conseguido un patrocinio, pero el señor Chamizo dice que no hay que tener patrocinios privados en la radio pública a pesar de que la situación presupuestal del IMER es bastante desalentadora”, afirma Vela, quien apunta que en realidad hay una cancelación de varios programas, “incluso producciones propias, noticiarios e informativos culturales” e indica que hay otra línea programática, “misma que no alcanzo a entender o asimilar, la verdad”.
Se sabe que el IMER también ha cancelado otras producciones como su noticiario cultural El Andamio, el informativo de fin de semana, la emisión de Letras y voces de la Academia Mexicana de la Lengua, conducido por Adolfo Castañón y Sergio Bustos, y Quién es quién en la historia de la música, a cargo de Fernando Álvarez del Castillo. La Dirección General del IMER fue consultada al respecto y hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta. Tampoco la hubo de la Dirección de Canal 22.
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Escalada hacia la propaganda
Jorge Bravo, presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi), analista de medios y académico de la UNAM, asegura que ya desde hace varios años, pero en particular desde el sexenio pasado de López Obrador, “los medios públicos federales están en un proceso de descomposición, de faccionismo, es decir, convertirse en medios facciosos, completamente propagandísticos, que es un nivel más elevado o quizás más bajo, según como lo quieras ver, porque siempre han sido oficialistas, siempre han sido gobierno, pero digamos que eran discretos y ahora pues han escalado hacia propaganda con una clara política de eliminar la pluralidad y la diversidad violando la Constitución, un artículo décimo transitorio que está en la reforma donde deben de ser plurales y diversos; y eliminando programas, personalidades, pero no con un afán de modernizar, sino con un afán de excluir, de eliminar y de incorporar a voces que sean totalmente afines a la 4T”.
El investigador asegura que un medio público debe elevar la calidad del servicio que brinda y las expresiones culturales para la ciudadanía o para las audiencias, “y lo que no está haciendo es elevarla, sino reduciéndola, rebajándola”.
Y aunque lo lamenta, reconoce que los medios públicos están construyendo la audiencia que les gusta, las que buscan contenidos a favor del gobierno propagandístico, “están haciendo bien el trabajo de construir una audiencia parcial, politizada e ideologizada. No es plural, ni es diversa ni de calidad, pero bueno, las audiencias se construyen sean buenas o no tanto”.