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Hacer promesas sin considerar la situación económica del país derrumba la esperanza de un buen panorama para los alumnos de las escuelas de educación artística del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
“Prometerlo así, me parece insensato. Es un acto que subestima a la población. Me parecería ilógico que no se supiera cuál era el plan económico de la misma gente con la que trabajan. Cada que hemos tenido diálogo con autoridades se nos ha pedido que les tengamos fe, una fe ciega que prácticamente ya perdieron. Nos lo dijo Alejandra de la Paz, titular del INBAL; Déborah Chenillo, subdirectora general de Educación e Investigación Artísticas; Claudia Curiel, la secretaria de Cultura, a través de su asesor legal; y Lucina Jiménez, exdirectora del INBAL, también lo dijo en su momento. Nosotros hemos insistido en que tenemos memoria histórica y que eso justifica nuestra desconfianza y enojo”, fueron palabras de Miroslava Mendoza, alumna de la Escuela Superior de Música, tras su intervención, ayer, en la Mesa de Análisis “La crisis de la educación artística en México. La visión estudiantil”, que coordinó Bolfy Cottom, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del INAH y en la que participaron representaciones de la Superior de Música, el Conservatorio, La Esmeralda, la Escuela de Diseño y la de Danza Nellie y Gloria Campobello.
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Para Francisco Arellano, alumno de La Esmeralda, “las autoridades han sido claras en que tantas deficiencias no pueden ser resueltas en este momento. Nos han dicho que van a hacer lo que puedan. Ese en lo que se pueda es lo que se alcance a hacer, pero con un recorte presupuestal las posibilidades se hacen chicas”. Sobre una promesa de la Secretaría de Cultura, el lapso de dos años para rehabilitar las escuelas, afirma que no es viable: “Tendría que trabajarse durante todo el sexenio y dejarse un plan transexeneal”. Ante la incertidumbre hay un consenso: apostar por cambios estructurales en reglamentos, creación de convenios y la búsqueda de nuevos enfoques.