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Los golpes de necesidad amorosa existirán siempre, afirma la directora escénica Angélica Rogel sobre su versión de Bodas de sangre, de Federico García Lorca. Cuando una obra atraviesa estos lugares donde habitan los sentimientos primarios, su resonancia persiste por décadas o siglos, continúa Rogel. Desde que Bodas de sangre fuera escrita ha pasado casi un siglo.
A García Lorca lo inspiró “un acontecimiento que leyó en las noticias. La historia de una novia que, próxima a casarse, se escapó con su primo. A esto se suma el ingrediente del deber ser y el querer ser. Me parece que es una de las cosas con las que más peleamos las personas, lo que queremos hacer y lo que debemos hacer. Da en muchas de las notas que nos atraviesan: el amor, el deseo, el querer y el deber, y el discurso social en la misma olla”.
Después de notar que en otras versiones algo no terminaba de pertenecer por completo al contexto español, pero tampoco al mexicano, Rogel, persuadida por el productor Óscar Uriel, se atrevió a hacer una versión que transcurre directamente en la realidad nacional. Puede verse del 9 de mayo al 29 de junio en el Foro Shakespeare.