Un trío de casitas, una hecha de cartón, otra hecha con palitos de madera y otra de vidrio, se sostienen de pilares conformados de catálogos de artistas como Andy Warhol, Joseph Beuys y Marcel Duchamp. Es Escuelas de arte, obra del mexicano Adolfo Patiño (Ciudad de México, 1954-2005), que tiene una carga histórica en la colección de arte de la Bienal de Femsa, pues fue la primera instalación en exhibirse en la Bienal en la década de los 90.
Esta obra forma parte del recorrido histórico que hace la exposición 30 años en el mundo del arte: una revisión de la Bienal Femsa, que se inaugura este jueves 6 de marzo en Conarte, Parque Fundidora, Monterrey.
Esta es la primera parada itinerante de la muestra que se inauguró el año pasado en Guanajuato, regresando así “a su lugar natural porque la bienal es una institución regiomontana”, apunta Daniel Garza Usabiaga, curador de la muestra compuesta de 80 piezas de 54 artistas tanto nacionales como internacionales.
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En la exposición se presentan obras emblemáticas de los años 90 que formaron parte de la Bienal, por ejemplo Refugio para un lecho de rosas, una cama hecha con rosas, de la artista Betsabeé Romero, o Memoria fosilizada, una tarima de concreto que resguarda objetos de personas que fallecieron a causa de la violencia en México, del colectivo Semefo (Teresa Margolles, Arturo Angulo y Carlos López).
“Muestran los riesgos que se tomaron en ese entonces por parte de la Bienal”, apunta Usabiaga durante el recorrido de la muestra.
En una segunda parte de la exposición se presentan obras más actuales, como unos refrigeradores con escasos aguacates de cerámica titulada Where Do Avocados Come From, creación de la artista Débora Delmar; fotografías de espectaculares con la pregunta ¿Es usted feliz?, registro de la instalación de 2016 Estudios sobre la felicidad, de Alfredo Jaar.
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De acuerdo con Rosa María Rodríguez, directora de Conarte, esta exposición es una oportunidad de apreciar la evolución de arte mexicano. “Creo que la Bienal tiene múltiples impactos entre los receptores, tiene un efecto subjetivo en los que participan de distintas maneras”, señala Usabiaga.
Entre esos efectos que ha tenido la Bienal de Femsa se encuentra el haber abierto la posibilidad a Nuevo León de ser más que un estado industrial, sino también a sumarse a la discusión artística nacional, señala Melissa Segura, secretaría de Cultura de Nuevo León.
Mientras que la artista Betsabeé Romero recuerda que el haber recibido un premio de adquisición por parte de la Bienal cuando estaba embarazada de su hija fue algo que le cambió su trayectoria profesional.
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Importancia de la itinerancia
La primera edición de la Bienal de Femsa fue en 1992, una donde los artistas eran seleccionados por concurso y la cual contó con Manuel Felguérez, Fernando González Gortázar y Raquel Tibol como jurados.
Fue en la edición IX, en 2009, cuando se implementó la itinerancia de la exposición y en la XII, en 2016, cuando comenzaron a hacerse comisiones artísticas.
A propósito del recorrido histórico, Laura Pacheco, gerente de la Colección Femsa y Bienal Femsa asegura que el encuentro artístico “seguirá en evolución”.
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“Las ediciones han seguido una estructura, sin embargo la clave es llegar a los territorios a escuchar y entender las capas del contexto local, nacional e internacional y desde ahí diseñar. No te puedo asegurar si ya vamos a meter Inteligencia Artificial, aunque es algo que ya estamos viviendo a diario y seguro va a pasar, pero nos interesa más generar la temática a partir de la escucha que va a suceder en el territorio a donde vayamos”, explica Pacheco en entrevista.