Por interpretar a Cavaradossi en la Tosca, de Giacomo Puccini, “un personaje que entra en la empatía de la gente por ser honesto, amoroso y fiel a sus convicciones y su amor hasta llegar a las últimas consecuencias”, el tenor (Ciudad de México, 1979) fue galardonado con el Opera Chaser 2024, premio anual a las mejores producciones en vivo: “Esto refuerza mi compromiso, conmigo mismo y con la gente que me ha apoyado y me ha seguido todos estos años, para seguir dando lo mejor en cada producción que se logra”, dice el cantante.

Tras formarse en la que fuera la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y reconocer la relevancia que tuvo en ese periodo temprano la guía del maestro Rufino Montero para saltar en busca del éxito en el extranjero, alrededor de los 20 años, con audiciones en la compañía de Ópera de Los Ángeles y el Met de Nueva York; tras participar en concursos internacionales que lo llevaron a debutar en Europa; encontrarse con un agente que le ayudó a conseguir trabajos en Estados Unidos y Noruega, y conocer a Lyndon Terracini, director artístico de la Casa de Ópera en Sydney, Australia, de la que es cantante residente desde hace 13 años, Diego Torre se prepara hoy para presentar la Turandot en Kansas City y Carmen, de Georges Bizet en las temporadas de primavera e invierno en Sydney y Melbourne, Australia.

Su propia historia, el arco de su éxito internacional, sirve para contrastar las oportunidades que un cantante mexicano tiene dentro y fuera de las fronteras del país.

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¿Cuál consideras que es el mayor reto de un artista mexicano en el extranjero?

A los muchos retos de adaptación, sobre todo hay que sumar los retos propios de la carrera, de estar bien preparados musical, mental y psicológicamente, y estar bajo una presión constante, no de rivalidad, pero sí de competencia clara contra compañeros de otros países. Hay una presión constante de mantener cierto nivel para ser totalmente competitivos.

¿En México hubiera podido alcanzar su nivel profesional?

Lo que me ha dado estar fuera de México obviamente es una experiencia que se va formando a través de las numerosas ocasiones donde uno está en un escenario. Lamentablemente en el caso de México no hay muchas opciones de tener un constante ejercicio de estar en el escenario que, al final de cuentas, es donde uno se va formando. Debo decir que, en mi caso particular, vi que para varios compañeros la preparación como tal, con sus fundamentos, nos la dio México. Yo me hice en la Facultad de Música de la UNAM y ya salí con las herramientas necesarias para abrirme paso en el extranjero.

Que bien es cierto que la constante capacitación, el constante trabajo continuo fuera del país es lo que te permite al mismo tiempo mantenerte de una manera rentable.

Sin duda, yo creo que las bases en esta carrera me las dio la formación en México.

¿Esta experiencia puede servir para diagnosticar la situación particular del país?

Algo que debo comentar es que México siempre ha sido una cantera de grandes voces, siempre ha exportado voces importantes a nivel mundial. Eso no se ha acabado. La producción sigue dándose a manos llenas.

En México, comparado con otros lugares donde he estado, el problema son la infraestructura y los apoyos gubernamentales. Vemos que siempre, todos los años, el presupuesto que va enfocado hacia la Cultura es de los más castigados, y eso mismo acorta las aspiraciones de los nuevos valores, de los nuevos cantantes; ata las manos de los dirigentes y, en algunos casos, de las organizaciones. Eso obviamente es un problema fuerte que limita el florecimiento de los grandes cantantes o de los grandes talentos que tenemos en el país.

No existe el foro o el escenario para promover tantos cantantes.

¿Y en lo que corresponde a la educación?

Yo salí de la UNAM y te puedo decir que sí existen las herramientas de preparación. Pero obviamente implican los retos de gente que vive en diferentes Estados del país; obviamente, ya moverse en la Ciudad de México es difícil e implica algunos retos y gastos donde mucha gente de repente ya no puede. En mi caso, yo recibí una formación universitaria que me ayudó en mis primeros años a estar a flote en el extranjero. Sí existe la preparación en algunos sectores, pero obviamente no alcanza a cubrir toda la República.

¿Le parece una centralización muy notoria?

Nómbrame alguna otra institución que apoye o que tenga la infraestructura para poder crear nuevos licenciados o cantantes.

Es un poco difícil y además eso abarca sólo lo académico. No hay que olvidar que implica una cuestión educativa o formación de la voz que muchas veces es difícil encontrar. Realmente son pocos los maestro de canto que están comprometidos de lleno o que tienen el nivel que corresponde a un mercado internacional. Es difícil, pero no imposible. Si le sumas el poco apoyo que se puede recibir por parte de instituciones de gobierno para la Cultura, se hace muy complejo el desarrollo de los artistas.

En un escenario así, ¿qué hace diferente su historia?

Cuando estaba estudiando en la universidad, tuve compañeros que venían del interior del país. La diferencia entre el caso de ellos y el mío fue que, por ejemplo, yo recibía el cuidado total de mis padres, el apoyo económico donde si necesitaba un libro, tomar clases particulares o cualquier gasto extra, me apoyaban. No tenía que estarme preocupando por pagar una renta o ver de dónde sacaba dinero para, ya no digo comprar un libro, sino sacar fotocopias. Son problemas en ese periodo que son importantes para los estudiantes, quienes a veces no pueden enfocarse totalmente a su desarrollo artístico por estar pensando lo que van a comer o qué van a vestir o cómo se van a mover. Hay muchas dificultades técnicas que no permiten el desarrollo.

Por fortuna, para mí salieron oportunidades en el extranjero que tomé con el mismo apoyo de mis padres. Hubo una organización que me ayudó, en aquel momento, con un programa de apoyo a los jóvenes cantantes. Lo que me mantuvo fue tener la mente al 100% en mi desarrollo y no estar distraído por otros factores de vida.

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¿Qué es lo que más necesita el país en ese contexto?

Mucho más apoyo a la cultura y para abrir plataformas de soporte a las nuevas generaciones; programas que estén enfocados y conscientes en un nivel internacional con el cual puedan estar formando nuevas generaciones. Es un apoyo para abrir plataformas, para abrir mucho más mercado, porque al final de cuentas el artista se desarrolla en el escenario; no en el aula ni leyendo un libro. Por mucho talento que haya, es necesaria una vitrina que lo exponga para que se pueda volver independiente y generar una vida o ingresos.

Lo ideal sería en cada estado tener un centro real, interestatal, pero coordinado para desarrollar a esos artistas. Yo creo que es un sueño muy grande. Por eso son pocas las voces que llegan a tener una carrera internacional.

Es mucha la demanda, eso me queda claro. Hay muchos cantantes buenos en México, pero desafortunadamente las oportunidades son escasas. Y a eso le debemos también sumar un factor de suerte.

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