Además de la crisis por la falta de espacios en periódicos o revistas impresas, el y humorístico se enfrenta hoy a la censura por parte de gobiernos y a la cancelación en redes sociales, una problemática que no solo sucede en México, sino en diferentes partes del mundo.

En el marco de la , del 4 al 6 de diciembre se realizará el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, con cartoneros de varios países, para hablar sobre el estado de la caricatura en el mundo.

Tres de ellos conversaron con EL UNIVERSAL: Feggo, Bonil y ADENE, sobre la crisis de censura: por un lado, la irritación de los gobiernos debido a las creaciones gráficas basadas en hechos polémicos, casos que han terminado en batallas legales, como la del ecuatoriano Bonil (Xavier Bonilla), que fue demandado por el gobierno del expresidente de Rafael Correa hace 11 años.

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En septiembre, un cartón que el mexicano Feggo creó en 1999 y que se exhibía en un museo de EU fue censurado por tratar el tema de la migración. Cartón: Feggo
En septiembre, un cartón que el mexicano Feggo creó en 1999 y que se exhibía en un museo de EU fue censurado por tratar el tema de la migración. Cartón: Feggo

Otro problema es la cancelación en redes sociales; es común que en X y Facebook haya comentarios negativos sobre caricaturas o cartones de temas que marcan la agenda política (el conflicto armado de Gaza o Ucrania o la migración a EU); y tal vez el problema más complejo es la censura de una obra periodística-artística por parte del gobierno.

Un caso que ha dado de qué hablar es el del cartonista Feggo (Felipe Galindo), mexicano que vive en EU, al quien se le censuró hace unos meses un cartón creado en 1999 para The New Yorker: “4 de julio”, que hace referencia a la migración.

Apenas en septiembre pasado, el dibujo se encontraba expuesto en el Museo Nacional de Historia Estadounidense del Instituto Smithsonian, en Washington, D.C., y fue reprobado por la Casa Blanca. Feggo dice a este diario que la represalia por exponer ahí su obra cayó sobre el museo, al que se le amenazó con reducirle recursos.

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Cartón de Bonil: “Firmen, porque nadie va a arruinar mi Nobel de la Paz”, en el que critica a Trump. Cartón: Bonil
Cartón de Bonil: “Firmen, porque nadie va a arruinar mi Nobel de la Paz”, en el que critica a Trump. Cartón: Bonil

“Hubo presión económica sobre el museo, (les dijeron) que si no retiraban la pieza les iban a cortar fondos económicos. Entonces, lo que me he dado cuenta es que esta administración (de Donald Trump) hace presión en ese sentido”.

El problema, dice, no es aislado, ya que se ha enterado de otros periodistas o cartoneros que fueron despedidos por crear obra referente a Trump. “Prefieren correrlos que enfrentar el enojo de la administración, que les vaya a afectar por algunas cuestiones económicas”.

Por este reciente caso de censura impuesto por el gobierno de EU, detalla Feggo, ha redoblado esfuerzos para no dejarse censurar ni abandonar la crítica. “Estamos tratando de criticar lo más que se puede a esta administración, hacer ver todo lo ridículo y peligroso que hacen, pero ya no hay tantos espacios para publicar, eso también es un factor”.

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Famine Gaza, de la francesa ADENE, quien radica en España. Cartón:  ADENE
Famine Gaza, de la francesa ADENE, quien radica en España. Cartón: ADENE

De la censura de los gobiernos puede llegar el acoso en redes sociales, señala Feggo, y subraya que no dejará de ejercer su derecho a la libertad de expresión. “Trump está en el poder gracias a la libertad de expresión, porque estuvo machacando mentira, mentira tras mentira, hasta que todo el mundo se la creyó, él atacó y atacó, y ahí está en el poder. Seguiré ejerciendo mi libertad de expresión porque sigue siendo un derecho, entonces la idea es permanecer unidos como gremio”, abunda.

Para Bonil, quien fue demandado en 2014 por el gobierno de Jorge Correa por publicar en el periódico El Universo un cartón referente a la irrupción de varios policías a la vivienda de Fernando Villavicencio —un opositor al régimen de Correa—, la forma en que Trump impone censura le recuerda a lo que vivió hace más de una década.

“Cuando Trump se postuló por segunda vez al gobierno, y al checar sus redes, pensé que se parecía a mi caso con el gobierno de Correa. También lo vi en México, que se avecinaba una bronca con los medios, porque son personalidades, estilos de gobierno”, dice.

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Agrega: “Lo que suele haber son molestias por parte de los presidentes, políticos, que se quejan, eso es algo normal, pero en el gobierno de Correa, la diferencia es que se diseñó toda una arquitectura institucional y legislativa para controlar a los medios. Yo fui de los primeros sancionados con una ley que se inventaron ellos, una ley de comunicación que tenía como propósito controlar a los medios”, detalla.

Parecido a los casos en que el expresidente López Obrador exhibió a periodistas y opositores en sus conferencias de prensa, Bonil fue señalado en televisión abierta por Rafael Correa como “sicario de la tinta”.

“Se reproducía su programa en varias emisoras y cuando encendí justo escuché que el presidente decía, ‘cobarde, enfermo de odio, corrupto’, entonces, escuché eso y pensé que le estaba tomando lista a su gabinete, pero me enteré de que me estaba dirigiendo esos improperios a mí”, narra.

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Para la cartonera francesa ADENE (Anne Derenne), la escasez de espacios impresos ha llevado a las nuevas generaciones de caricaturistas a utilizar redes sociales para compartir sus trabajos.

Adene, quien radica en España, aborda la polarización que inunda las redes sociales, que llenan de discursos de odio e intolerancia los comentarios y llevan a la cancelación de periodistas, escritores o artistas. Ante esto, la solución que propone es pensar la caricatura respetando minorías, y mirando las posibles repercusiones que puede tener una viñeta. “Es pensar un poco en el impacto que puede tener una viñeta y anticipar si un colectivo que sea homosexual, tal vez, o yo como mujer, señala que una viñeta nos está molestando. Si eso se repite, a lo mejor hay que pensar y analizar el trabajo que estamos haciendo”.

La artista señala que el nivel de censura que se vive en Europa aún no alcanza al de Estados Unidos, por lo que no lo considera un problema de primer nivel en ese continente, pero su inquietud más latente es el desinterés de los jóvenes por este género periodístico.

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“Nos volcamos a las redes, no es fácil publicar en medios impresos, los festivales de caricatura van desapareciendo, hay desinterés de los jóvenes por la caricatura, porque ven muchos memes, sí, pero el humor gráfico nos cuesta que llegue al público joven”, dice.

Otra preocupación que expresan los cartoneros es la irrupción de la IA a las artes gráficas. “Me enteré que la gente hace cartones con IA con mi estilo, tenemos la ventaja del humor, aunque lo técnico sí se verá afectado”, señala Feggo.

Bonil detalla que usa IA para una parte de su trabajo animado, y afirma que esta Inteligencia podría desarrollar conciencia en algún punto. “Dudo que no desarrolle humor, ya no estoy seguro, hay aplicaciones que pueden jugar con el sarcasmo, hay un nivel ya del sentido lúdico en la IA”, explica.

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