Los personajes que interpretan Gabriela Guraieb y Raúl Villegas Román en Avistamiento de ballenas, de Angélica Rogel, parten de una premisa: aceptar que son un actor y una actriz en escena e inmersos en una investigación sobre el amor.
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La pesquisa se presenta como un falso documental en el que se borra la cuarta pared. A través de ciertas señales, reveladas en varios niveles de narración, el público no tarda en descubrir que lo que se le está contando no es verdad. Los actores, señala Rogel, crean un par de personajes para contar una historia; ellos juegan a recrear algo que aparentemente sucedió y, para presentar el material de su investigación, recogen, por ejemplo, fotografías publicadas en libros, pero lo cierto es que son imágenes tomadas de Google.
La segunda premisa de la que parten — la central— es que las personas son una especie de territorio: “Si somos territorios, deberíamos tener mapas. En cartografía siempre hay un lugar, un punto, sobre el que se dibuja una ballena, el lugar de los avistamientos. Ese lugar es donde sucede algo en la vida a lo que podríamos llamar amor”.
Alcanzar ese punto, en la metáfora del territorio, no es común, pero un video presentado durante la obra —miles de viajeros marítimos rumbo a la zona de avistamiento— sirve para darle materia a la complejidad del amor como concepto.
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“Lo que se investiga es el amor contemporáneo y las formas actuales que atraviesan las relaciones. Si alguien no quiere tener un tipo de relación, pero acepta tenerlo porque es una tendencia del momento, está forzando la manera de ver una ballena. ¿Por qué no que cada uno tenga su propia forma amorosa?”, se pregunta la directora.
En el escenario también se puede ver al percusionista Homero Torres Zavala, cuyo trabajo alude —para esta pieza— al pulso del corazón, “el sonido que nos mantiene de pie”.
Avistamiento de ballenas puede verse los martes, a las 20:00 horas, del 15 de agosto al 3 de octubre en el Teatro La Capilla (Madrid 13, alcaldía Coyoacán).