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ssierra@eluniversal.com.mx
“...¿Y qué será el placer sin el espíritu? Sería el momento—, y lo nuestro es lo de siempre”, escribió alguna vez en una dedicatoria la artista y escritora Nahui Olin (1893-1978).
Esta creadora, que fue protagonista de los años 20 en México, ha sido uno de los personajes en torno de los que más ha investigado la periodista Adriana Malvido. En 1993 publicó Nahui Olin, y ahora, Circe lanza una reedición, aumentada y corregida, donde incluye hallazgos como el de esa dedicatoria, con fecha y hora alteradas por la propia Olin, para un destinatario desconocido.
Han pasado más de 25 años de la primera edición y Malvido tiene la certeza de que aún hay mucho por contar y, sobre todo, que más que entonces, Nahui Olin conecta con las generaciones de ahora en su forma de ejercer la libertad y el cuerpo, y en su rebeldía y transgresión.
Confabulario. Nahui Olin: El deseo infinito de ser
Este año, cuando se cumplen 40 de la muerte de Olin, el Museo Nacional de Arte ofrecerá una exposición, y dentro de la muestra, el 30 de mayo, se presentará el libro.
Olin —resalta Malvido— es todo un personaje: “Trasgresora, artista, independiente, autónoma, poeta, musa; reúne una época”. Y reclama su vigencia: “A México le urgen personajes valientes, con una propuesta loca —según algunos— pero yo la llamaría vital; estamos llenos de muerte, con el Tánatos aquí, en un momento de odio”.
Ella fue distinta de las otras grandes artistas y escritoras de aquellos años 20, como Frida Kahlo, Tina Modotti, Antonieta Rivas Mercado: “Las otras tienen algo de heroicidad. Nahui es antiheroina, es individualista, no digo que no fuera solidaria, pero si las otras estaban inmersas en el comunismo, ella estaba en la anarquía, en el mejor sentido. Es antidogmática, la libertad en su máxima expresión. Su propuesta no es la de la mexicanidad, tiene una propuesta un poco más cosmopolita”.
Investigaciones como la de Malvido han conseguido que cada vez menos se hable de Olin en función de otros: “La hija del general Mondragón, la modelo de Diego Rivera, la amante de Dr. Atl“. Pero también es verdad que aunque la artista ejerció con libertad su sexualidad, eso no lo entienden todos, y por eso es que hoy, en pleno siglo XXI, hay quienes dicen que ella padecía “furor uterino”, frase que Malvido encontró citada en una revista de publicación reciente y que fue usada alguna vez por Salvador Novo.
—¿Qué te muestran estos hallazgos? ¿Reafirman su personalidad?
—Absolutamente. Y te acercan a un ser humano más terrenal. Estoy segura de que va a salir mucho más, aún hay lagunas en su vida.
—¿Se sabe dónde está su obra?
—Está muy dispersa. Hay obras de las que no encontré a los dueños, hay alguna que se subastó en Sotheby's, y hay muchos falsos. La obra está desperdigada, es un esfuerzo enorme aglutinarla.
—¿Qué has entendido con el tiempo sobre sus últimos años?
—La sociedad deja de verla cuando deja de ser bella. Ella se sigue viendo en el espejo como si tuviera 20 años. Pero le da miedo a la sociedad.