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“Todo tiene su historia” dice Manuel Felguérez cuando los periodistas lo rodean en la sala 9 del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) para hablar de las 101 obras que reunido en la exposición “Manuel Felguérez. Trayectorias” , que abre al público el 7 de diciembre y que permanecerá expuesta hasta el 10 de mayo de 2020.
El zacatecano, a sus 90 años, recapitula en torno de cómo él, a quien consideraban un “güero de rancho”, se hizo artista. “Notre Dame fue mi nacimiento al arte; la Sixtina, mi bautizo; y una exposición de Turner, mi confirmación”. Y luego recuerda pasajes del viaje por Europa, al concluir la preparatoria y recién terminada la II Guerra Mundial. Un día estaba en un barco, en Londres, acompañado por Jorge Ibargüengoitia, y en un momento le dijo: “Espérame”, y fue al camarote por un cartón y un lápiz para dibujar el Támesis y la Torre de Londres, que tenía en frente y que le recordaron a Turner. Al final, firmó el cartón y le dijo al escritor: “Mira, soy artista”.
Felguérez tiene otra historia acerca de cómo fue pionero en el arte de crear con la computadora. Todo se dio a mediados de los años 90; iba a ingresar al Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, y como la geometría era una de las esencias de su producción artística desde el principio, fue aprendiendo de las posibilidades de las computadoras –muy escasas en la UNAM, entonces--, él decidió investigar y experimentar con la geometría en la computadora, y acabó por obtener una beca en Harvard. Pudo hacer así dibujos, esquemas de cuadros y de esculturas en minutos. “Tengo guardadas cinco mil formas para hacer cuadros o esculturas que nada más están en papel”.
Tiene otra historia de por qué hoy prefiere pintar grandes formatos: “Empiezo a tener problemas de vista, me cansa estar haciendo cositas, odio la miniatura, en lo grandote puedo echar, mover el brazo, hacer lo que quiera”.
Checa la fotogalería de la exposición “Manuel Felguérez. Trayectorias”
Así lo cuenta mientras está sentado delante de una de sus grandes pinturas recientes, se trata de óleos donde domina el color dorado, al lado de trazos rojos y de texturas; son obras que dialogan con sus primeras obras.
Más allá están las grandes esculturas, esas que integraron la geometría y la computadora. Contrastan, con las que están a un lado: los cuadros de los años 50. Grandes y pequeños formatos de pinturas, firmadas en 1959, cuando la abstracción, y el movimiento de la Ruptura, se abrían camino en medio de la Escuela Mexicana de Pintura.
En esa sala 9, una de las más grandes del MUAC, frente a esas obras, se encuentra el “Mural de hierro”, que Felguérez creó para el Cine Diana, en 1961, y que en 2014 había sido restaurado por la UNAM, y exhibido en la muestra “Desafío a la estabilidad”.
Esta nueva exposición en el MUAC no sólo cierra los festejos por sus 90 años (cumplirá 91 el 12 de diciembre) sino que llega acompañada de varios anuncios: la donación que hace el artista de 38 obras más al Museo Universitario: “Es un honor y una ambición tener en la colección permanente del MUAC, mi obra. Y en la Universidad, a la cual le debo la mitad de mi vida”.
Entre las obras donadas, se encuentran el mural “Canto al océano” y el “Muro de las formas mecánicas”, que se podrá ver en la explanada frente al MUAC; estas dos obras las realizó Felguérez para el Deportivo Bahía en 1963 y fueron rescatadas y recuperadas. Otras de sus grandes obras es un vitral que se expone a la entrada de la Sala 9. Felguérez ha donado además su archivo al Museo Universitario.
Junto a historias, Felguerez tiene muchas reflexiones sobre el quehacer artístico: “Pienso que (al) pintar o hacer escultura, hacer mi trabajo, que se llama de artistas, pero en realidad es de inventores, tenemos que estar inventando obras. El artista que se repite se vuelve artesano de sí mismo. El chiste es la emoción de que cada obra comience en el papel blanco, y uno tiene que llenarlo con algo que no haya existido”.
¿Qué hay atrás de sus obras nuevas? El artista responde: “Los cuadros, además de la dimensión, tienen una carga de lo que se llama gestual.
En los últimos años estoy metido en mi teoría del arte -cada artista tiene su teoría- la mía es que la creación en el principio es el caos. Es mucho más difícil inventar el caos que el orden. En la creación del Universo, una vez que se creó el caos, se supone que Dios impuso después una serie de leyes, y hay un orden que nunca para de acomodarse. Entonces, si uno piensa que el arte es creación, se ve uno obligado, en su obra, a estar constantemente encontrando un orden. Ese orden lo marca uno mismo”.
La exposición reúne 101 obras divididas en tres grupos: tempranas; de los 90, cuando Felguérez experimentó con las computadoras, y obras recientes, de gran formato.
Con curaduría de Pilar García, incluirá dos publicaciones de libros y, el sábado 7 de diciembre, a las 11 horas, previo a la inauguración, habrá una conferencia entre el artista, la curadora y Daniel Escoto, historiador del arte. (Centro Cultural Universitario).
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