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Poner cara a cara al público con varias obras de Gustav Klimt que, por estar colgadas a doce metros de altura, pasan desapercibidas a la mayoría, es el homenaje que el Museo de Historia del Arte de Viena dedica al autor de El beso, a 100 años de su fallecimiento.
"Muchos visitantes acuden al museo y se sorprenden al saber que tenemos 13 obras de Klimt en lo alto de la escalinata”, dice Sabine Haag, directora del museo.
Para acercarlas a los visitantes, el recinto instaló un paso elevado que, hasta el 2 de septiembre, permite colocarse, literalmente, cara a cara con la obra de Gustav Klimt (1862-1918).
Las pinturas adornan los espacios entre los arcos y las columnas alrededor de la escalinata principal del edificio, repasan diferentes estilos y épocas artísticas —desde el Antiguo Egipto hasta el siglo XIX— y son un claro ejemplo de la primera época de Klimt, precursoras aún de lo que luego fue el Jugendstil, el Modernismo vienés liderado por este artista.