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El aplauso para Luis de Tavira fue estruendoso, decenas de colegas, amigos, familiares, alumnos, admiradores, se pusieron de pie para celebrar al director de escena, considerado uno de los pilares vivos más importantes del teatro mexicano. El país, dijo, necesita de un teatro destinado a todos pero que no renuncie a la hondura del estremecimiento transformador del arte ni al rigor de su exigencia ni a la entrega de su amor insaciable. “Mientras el celo del teatro nos consuma habrá esperanza”, indicó.
La trayectoria de Luis de Tavira, director de escena, pedagogo, teatrólogo, dramaturgo y fundador de instituciones teatrales ha sido determinante para la construcción del teatro mexicano, fue reconocido hoy con la Medalla Bellas Artes del INBAL , en una ceremonia que se llevó a cabo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la que estuvo acompañado por la actriz Marina de Tavira , el director de la Compañía Nacional de Teatro , Enrique Singer, y la directora del INBAL, Lucina Jiménez .
Foto: Germán Espinosa/ EL UNIVERSAL
De Tavira, quien desde 1970 ha sido maestro de actores, directores, escenógrafos y dramaturgos, que son hoy algunos los integrantes más sobresalientes de la profesión teatral, cinematográfica y televisiva, indicó en un breve encuentro con los medios que la sociedad, los mexicanos, el mundo, estamos enfrentando un mundo de retos decisivos, nos estamos jugando la sobrevivencia de los valores, de la civilidad, de la ética y de la solidaridad.
“Y el teatro ha sido, desde su origen, el propositor de estas ideas, el inventor de lo humano, es el que propuso el pensamiento de la democracia, el arte de la persona. Y todo esto está en crisis”, dijo.
De Tavira, quien ha realizado más de 100 espectáculos con grandes aportes a la escena mexicana en el ámbito del teatro contemporáneo, y reestructuró y fue el director artístico de la Compañía Nacional de Teatro del INBAL de 2008 a 2016, añadió que vivimos días de una terrible miseria espiritual, y que frente a esto la tarea de la cultura cambia de significado.
“La cultura no es un lujo burgués prescindible en tiempos de crisis, no es una expresión folclórica transformable en una mercancía de turismo, la cultura es la construcción de la conciencia y de la comunidad, lo que está en juego es la sobrevivencia de lo humano”, comentó.
Foto: Germán Espinosa/ EL UNIVERSAL
Y agregó: “El teatro posee la semilla de la esperanza, en él se suman lo anhelos de la sociedad, pero esto no parece estar claro en la sociedad. Por eso nos sostenemos en el afán de hacer teatro y en tratar de contagiar a los demás el entusiasmo. Las relaciones entre el teatro y la política son indiscutibles, pero la política debería entender que sólo la cultura cambia a la sociedad, entonces una política en favor de la cultura es apostar por el cambio”.
Para De Tavira no hay mayor equivocación en la política cultural que tratar de dar respuestas simples a problemas complejos, que la cultura es un derecho de la sociedad y la tarea de la cultura es un deber del estado, más allá de los gobiernos, que nos atañe a todos. “No se puede hacer a un lado a la sociedad civil que propone acciones de cultura, no se puede volver adversario al intelectual y al artista. Se tiene que convocar a la comunidad que enfrenta gravísimos problemas que no se van a resolver sin la participación de todos”.
Insistió en que vivimos tiempos en que hemos sido llamados a la austeridad y la peor forma de enfrentar la exigencia de austeridad es el dispendio. “No hay peor dispendio que el error de invertir los pocos recursos que hay en donde no funciona. Hay que construir en roca, en la estabilidad, no en la eventualidad a la que nos lleva el mercado; seguir produciendo eventos no va a crear la cultura nacional, se trata de fincar en la estabilidad porque sólo la estabilidad crea desarrollo”.
Foto: Germán Espinosa/ EL UNIVERSAL
Aseguró que la Cuarta Transformación lo tiene, todavía, en la esperanza. “Yo sigo esperando. Estoy convencido de que sus intenciones son las mejores, quisiera ser paciente y ofrecerme a sumar, no quiero ser visto como un privilegiado, porque no lo soy; sólo alguien con muy mala conciencia puede considerar que ser artista es ser privilegiado en este país; no quiero ser visto como un adversario, soy un sujeto que piensa lo que piensa. Y la diversidad de pensamiento suma si estamos dispuestos a encontrar lo que tenemos en común”.
Finalmente, comentó que hace falta mayor convocatoria y diálogo con la sociedad y con los hacedores del teatro, “más allá de plantear lineamientos indiscutibles que están llevando, hasta donde vemos, a probablemente mucha improvisación, lo que no quiere decir que sus postulados, sus finalidades planteadas y el esfuerzo en el que están, en sus inversiones y en sus prioridades estén equivocados. ¿Quién puede estar en desacuerdo con la cultura comunitaria?”, dijo.
fjb